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La tecnología es clave para el éxito de jóvenes africanos en la agricultura

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Una nueva investigación sugiere que las aptitudes digitales, al igual que las socioemocionales, se vinculan al incremento de las habilidades en el agronegocio de los jóvenes de África. Foto: CC por 2.0/ iHub

Una nueva investigación sugiere que las aptitudes digitales, al igual que las socioemocionales, se vinculan al incremento de las habilidades en el agronegocio de los jóvenes de África. Foto: CC por 2.0/ iHub

Por Abdulrahman Olagunju
IBADAAN, Nigeria, Mar 29 2021 (IPS)

Saheed Babajide, un joven graduado en producción animal y gerente de una empresa nacional de producción de leche en Iseyin, una ciudad de Nigeria, es beneficiario del programa de intervención de agricultura juvenil del gobierno. Pero siente que casi no recibió capacitación durante los tres años en que participó.

«Pensamos que pasaríamos por capacitaciones rigurosas en nuestros diversos campos de la agricultura, pero para nuestra sorpresa, nos dieron un manual que simplemente contenía poco o nada sobre formación agrícola específica como guía de capacitación a lo largo de los tres años de participación», dijo Babajide sobre su tiempo en el programa “N-power AGRO”.

El programa “N-power AGRO” se lanzó en 2016 como un programa nacional de inversión social diseñado para crear empleos y empoderar a los nigerianos de 18 a 35 años.

“Relativamente no se brindó capacitación sobre nuestros campos, y menos sobre las habilidades básicas necesarias para prosperar en el siglo XXI (como habilidades digitales y habilidades socioemocionales). Después de nuestra primera reunión, muchas personas se fueron para continuar con su ritmo frenético mientras reciben sus salarios”, agregó.

El gobierno paga los salarios de los jóvenes participantes durante su formación. Pero debido al deficiente sistema de seguimiento, los beneficiarios que dejaron su lugar de asignación antes de que finalizara el programa aún recibían estos salarios.

Babajide admitió a IPS que eso mismo le sucedió a él cuando dejó su lugar antes de que terminara el programa.

Nigeria, con más de 200 millones de habitantes, es el país más poblado de África con la mayor población de jóvenes del continente. Y alrededor de 34 por ciento de su población total necesita empleo.

Pero para Nteranya Sanginga, directora general del Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA, en inglés), el desarrollo de la agricultura es clave para abordar los desafíos urgentes de la inseguridad alimentaria, la pobreza y el desempleo juvenil en el continente.

“El desarrollo de la agricultura es esencial para enfrentar estos desafíos. La juventud aporta energía e innovación al coctel, pero estas cualidades pueden ser mejor canalizadas por los propios jóvenes africanos que llevan a cabo una investigación basada en resultados en agronegocios y desarrollo rural con participación de jóvenes. La participación de la juventud es clave”, sostuvo Sanginga en un artículo de opinión.

Según el informe del segundo trimestre de 2020 de la Oficina de Estadísticas de Nigeria (NBS, en inglés), “aproximadamente 55,4 por ciento de los jóvenes empleables todavía están desempleados”. No se sabe cómo afectará la pandemia de covid-19 a estas cifras.

Si bien el gobierno ha puesto en marcha varias iniciativas para abordar el problema del desempleo y la seguridad alimentaria, un estudio sobre el programa N-power AGRO mostró que a lo largo de los años el impacto o el rendimiento del programa fue mínimo.

Khadijat Amolegbe, profesor del Departamento de Economía Agrícola y Gestión Agrícola de la nigeriana Universidad de Ilorin, realizó un estudio sobre otro programa gubernamental que exploraba las habilidades necesarias para motivar a los jóvenes a participar en el sector agrícola.

Amolegbe realizó un experimento controlado aleatorio con jóvenes nigerianos inscritos en el National Youth Service Corp (NYSC, en inglés), un programa creado por el gobierno nigeriano en 1973 para involucrar a los graduados en la construcción y el desarrollo de la nación. Midió la motivación de los jóvenes para participar en el sector agrícola evaluando lo siguiente:

  • su intención de iniciar un emprendimiento agroindustrial;
  • su intención de registrar un nombre comercial; y
  • su intención de ahorrar para iniciar un emprendimiento agroindustrial.

Amolegbe ha sido galardonado con el proyecto Mejora de la Capacidad para Aplicar Pruebas Científicas (CARE, en inglés) en Políticas para la Participación de los Jóvenes en la Agroindustria y las Actividades Económicas Rurales en África, financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) e implementado por el IITA.

El estudio IITA-CARE de Amolegbe reveló que los jóvenes necesitan capacitación más allá de las habilidades agrícolas básicas.

Según la investigación, “las habilidades socioemocionales y digitales, también conocidas como habilidades del siglo XXI, son indispensables, no solo para motivar a los jóvenes a la agricultura, sino también para ayudarlos a prosperar y sobrevivir a los desafíos nuevos y emergentes”.

“Nos dimos cuenta de que los esfuerzos realizados para motivar a los jóvenes a participar en el sector agrícola no han dado resultados tangibles porque se enfocan en habilidades básicas de agronegocios. Sin embargo, los jóvenes necesitan otras aptitudes que los ayuden a enfrentar los desafíos nuevos y emergentes debido a los riesgos e incertidumbres en el sector agrícola y la naturaleza cambiante del trabajo en todo el mundo”, dijo Amolegbe a IPS.

Sami Hassan es un recién graduado que actualmente forma parte del NYSC. Durante el año de servicio, los graduados participan en varios programas diseñados para facilitar la autosuficiencia entre los jóvenes y reducir el desempleo.

“Nos presentaron las habilidades básicas involucradas en cualquier campo de nuestra elección, pero se espera que vayamos al quid de la habilidad técnica nosotros mismos”, dijo Hassan. Explicó que si bien las competencias digitales se ofrecieron como un curso, no se amplió su aplicación en campos específicos como la agricultura.

Amolegbe explicó aunque el efecto de las habilidades digitales para motivar la participación de los jóvenes en la agricultura aún es ambiguo, los jóvenes con altas aptitudes socioemocionales y digitales tienen altos puntajes en las pruebas de agronegocios.

Esto, dijo, sugiere que las aptitudes socioemocionales y digitales están vinculadas a un aumento de las habilidades en agronegocios.

“Con conocimientos básicos de agronegocios, las personas que reciben capacitación en habilidades socioemocionales tienen una probabilidad significativa y positiva de involucrarse en el sector agrícola que las personas que han recibido formación en habilidades socioemocionales y habilidades digitales”, señaló.

Entre otras recomendaciones, Amolegbe sugirió que la capacitación en habilidades socioemocionales y digitales debería incluirse en las intervenciones dirigidas a motivar a los jóvenes a participar en el sector agrícola.

“Esto estimulará la innovación, aumentará la productividad y también los ayudará a prepararse para contrarrestar los desafíos nuevos y emergentes a lo largo de la cadena de valor agrícola”, agregó.

El estudio patrocinado por el Fida, que forma parte de varios otros llevados a cabo por jóvenes investigadores en el marco del proyecto CARE en 10 países de África, propuso que debería haber una inversión en la digitalización del sector agrícola en Nigeria para permitir que los jóvenes con habilidades digitales se involucren en el sector.

“Los suministros de insumos deben ir más allá de los insumos básicos como semillas y fertilizantes, también debemos fomentar el uso de herramientas digitales en toda la cadena de valor agrícola”, agregó Amolegbe.

Veronica Valentine, directora ejecutiva de FarmAgric Foundation, una organización no gubernamental que busca empoderar a los agricultores y equiparlos de manera eficiente con todas las herramientas necesarias para prosperar en una sociedad en evolución, dijo que los hallazgos del estudio aportan una gran comprensión de los desafíos que enfrentan los jóvenes que han entrado en la agricultura.

“Aunque nuestros módulos de capacitación en FarmAgric (que brindamos a los agricultores jóvenes) están diseñados para adaptarse a las habilidades digitales con el fin de ayudarlos en su agroindustria, especialmente en el mundo digitalizado de hoy», sostuvo.

La especialista destacó que «consideramos que el estudio es muy útil y esperamos que el gobierno pueda implementar esto en sus módulos de formación con el fin de satisfacer las demandas de los jóvenes que buscan incursionar en la agricultura”.

T: MLM / ED: EG

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Préstamos a medida para pequeños agricultores mejoran productividad en Tanzania

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Los pequeños préstamos agrícolas, desembolsados a través de teléfonos móviles y destinados a actividades agrícolas específicas en diferentes fases de producción han más que duplicado la productividad alimentaria entre miles de pequeños agricultores en el sur y el centro de Tanzania durante los últimos tres años, mejorando así también sus vidas. IPS viajó por estas […]

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El biogás sustituye a la leña, para bienestar de agricultores en Brasil

La agroindustria rodea el territorio indígena xingu en Brasil

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Los pueblos de la cuenca del río Xingu dicen que la actividad agrícola más allá de las fronteras de su territorio ha afectado a las poblaciones de peces. Foto: Alamy

Los pueblos de la cuenca del río Xingu dicen que la actividad agrícola más allá de las fronteras de su territorio ha afectado a las poblaciones de peces. Foto: Alamy

Por Flávia Milhorance
RÍO DE JANEIRO, Apr 9 2021 (IPS)

Watatakalu Yawalapiti tiene 40 años. Nació en el pueblo de Amakapuku, rodeada de un gran bosque preservado en el corazón de Brasil. Pasó parte de su infancia en las arenas blancas y las aguas cristalinas del río Tuatuari. Otras veces, se sentaba en círculo escuchando a su bisabuelo contando historias, como la de cómo el hombre blanco llegaba con una hoja enorme y cortaba los árboles mientras uno se afeita el vello corporal.

«Todos se rieron porque nadie pensó que era verdad», dijo, e inmediatamente recuerda una canción en el idioma yawalapiti que su bisabuelo solía cantar para narrar la leyenda.

Yawalapiti, hoy líder indígena local, creció protegido por las fronteras del Territorio Indígena Xingu (TIX), entre los estados de Mato Grosso y Pará. El Xingu fue la primera reserva indígena creada por el gobierno de Brasil, establecida hace 60 años para preservar la biodiversidad y los 16 grupos étnicos que viven allí.

Parque de Xingu

Dentro de un área más grande que Israel, Yawalapiti ha experimentado la tranquilidad del tiempo marcado por las estaciones lluviosa y seca.

Fuera, sin embargo, las cosas avanzaban rápido.

Cada vez que cruzaba los 290 kilómetros desde el pueblo hasta Canarana, el pueblo más cercano, el bosque había disminuido. Más campos lo habían reemplazado. La fábula de su bisabuelo comenzó a adquirir una calidad más realista.

En los últimos 20 años, la región alrededor de la tierra de Yawalapiti se ha transformado en un centro de producción de soja, maíz, algodón y carne, conectado por carreteras y ferrocarriles. Hoy, el área de Xingu produce el 10% de las exportaciones de soja de Brasil.

Mientras la frontera agrícola avanza por la cuenca del Xingu, las exportaciones continúan batiendo récords. Al mismo tiempo, aquí es donde está ocurriendo la mayor deforestación de la Amazonía.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, apoya la apertura del bosque a la minería y la agricultura, lo que provocó protestas de las tribus del Xingú que se sienten amenazadas.

«Ya no bebemos el agua»

Los 13 municipios alrededor del Xingu, incluido Canarana, exportaron 8,7 millones de toneladas de soja en 2020, más de la mitad a China, según datos de comercio exterior (Comex).

Los mismos municipios también exportaron 8,5 millones de toneladas de maíz, que se intercalan con soja, lo que representa una cuarta parte de los envíos del año pasado.

“En el lado este, donde está Querência, y en el sur, con Canarana, hay una consolidación avanzada de la agroindustria, con grupos multinacionales y sus enormes silos invirtiendo fuertemente”, explicó Ivã Bocchini, del Programa Xingu del gubernamental Instituto Socioambiental.

Empresas multinacionales como las estadounidenses Bunge y Cargill, la china Cofco y la brasileña Amaggi tienen operaciones importantes en la región, según datos de la plataforma Trase, que rastrea el riesgo de deforestación en las cadenas de suministro.

Como quedan pocas áreas desocupadas, las granjas y las reservas están ahora mucho más juntas. Son como los bordes de dos mundos. Pero las consecuencias de la deforestación y el monocultivo trascienden sus fronteras.

Watatakalu Yawalapiti dice que su gente, que comparte la reserva con otros 15 grupos étnicos, ha notado el cambio climático.

El sol se volvió más caliente, la estación seca más larga, el río menos profundo y más turbio. Los peces son más escasos. Vivieron años de hambre y vieron aparecer pozos artesianos: «Ya no bebemos agua de río, ya no está limpia».

Otros disturbios provienen del aumento de los cerdos de monte, que se alimentan de maíz y soja de las plantaciones e invaden los campos de pequeños agricultores e indígenas.

Los estudios confirman la experiencia de Yawalapiti. La investigación muestra que las lluvias están disminuyendo en los municipios que rodean el territorio de Xingu, donde la deforestación está aumentando. Con menos lluvia, la sequía es más intensa y los incendios forestales más frecuentes.

Los cultivos se acercan cada vez más a la reserva del Xingu
Los cultivos se acercan cada vez más a la reserva del Xingu

La construcción de miles de represas y embalses para la ganadería, la agricultura y la generación de electricidad también altera el caudal de los cursos de agua de la cuenca del Xingu. La represa hidroeléctrica de Belo Monte en Altamira amenaza la propia supervivencia del río Xingu.

Esta cuenca se inicia en el bioma Cerrado, en el estado de Mato Grosso, y recorre 770 mil kilómetros hacia el Amazonas, en Pará. Más de la mitad está protegida por áreas de preservación, pero las cabeceras del río se ven afectadas por la deforestación y los pesticidas.

“Los plaguicidas son la peor amenaza, porque son silenciosos y el TIX es como un desagüe por el que fluyen los ríos”, dijo Bocchini, quien asesora a las organizaciones indígenas de la región de Xingu.

En una década, la superficie sembrada con cereales alrededor del territorio Xingu creció un 135% y el uso de pesticidas un 130%. Más recientemente, el algodón, un importante consumidor de plaguicidas, comenzó a surgir como cultivo. Los municipios del Xingu duplicaron con creces sus exportaciones de algodón en la última década.

A finales de 2020, se exportaron 31 000 toneladas, muestra Comex. China es el principal importador.

Tres hermanos y su campaña para proteger al Xingu

El paisaje en la cuenca del Xingu comenzó a cambiar luego de la exploración del interior de Brasil, patrocinada por el gobierno de Getúlio Vargas (1937-1945). En 1943, la expedición Roncador-Xingu partió de Leopoldina, en Minas Gerais, y se dirigió al noroeste, atravesando el centro de Brasil.

La expedición, compuesta en su mayoría por buscadores «sin ley», abrió 1500 kilómetros de carreteras y erigió aeródromos y bases militares. Surgieron pueblos a lo largo del camino.

Pero la expedición no solo sirvió para mapear Brasil. Por falta de financiamiento, se estancó en el Alto Xingu, en Mato Grosso, donde los líderes, los ahora célebres hermanos Villas Bôas, establecieron contacto con los pueblos indígenas.

«El propósito de nuestra expedición no tenía nada que ver con los indios, esto fue un accidente», dijo Orlando, el hermano mayor, en una entrevista en 2000.

El riesgo de que la agroindustria amenace la forma de vida indígena ya se estaba haciendo evidente. Los hermanos Villas Bôas se aliaron con líderes locales, incluido Paru Yawalapiti, el abuelo de Watatakalu, en una campaña de casi una década para crear la reserva.

«Mi abuelo fue parte de la expedición junto con los [hermanos] Villas Bôas, mi padre aprendió a leer con su hermana, María de Lourdes», recordó Watatakalu.

Orlando, Cláudio y Leonardo dejaron sus «mediocres vidas burocráticas» en busca de aventuras tras la muerte de sus padres, como se describe en el libro The March Westwards.

La causa que eligieron, proteger el Xingu, finalmente resultó en el establecimiento de un territorio protegido en 1961. Dos de los hermanos obtuvieron nominaciones al premio Nobel de la paz por sus esfuerzos. Cuando Orlando murió en 2002, recibió un funeral tribal, una señal de respeto.

Otro intento de colonizar el bosque

Con un nuevo impulso del gobierno por parte de los dictadores militares para colonizar el centro de Brasil en la década de 1970, la deforestación a gran escala comenzó a bordear los territorios de Xingu. A partir de la década de 2000, la demanda internacional de materias primas dio un nuevo impulso.

Tras la presión para conservar la Amazonía, medidas que incluyen multas, la suspensión del crédito agrícola y los pactos con empresas que operan en el sector agrícola han ayudado a frenar la deforestación durante la última década. Pero una reciente ola de destrucción ha despertado temores de larga data.

La tala, la ganadería y el cultivo de soja influyen en la expansión de la frontera agrícola en la Amazonía. En la cuenca del Xingu, el patrón de crecimiento de cada industria se está volviendo claro. La soja ya está consolidada en el sur, mientras que la madera y la ganadería son más habituales del centro al norte de la cuenca.

Los datos de Comex muestran que 18 municipios de la región de Xingu exportaron 18.300 toneladas de madera en 2020, principalmente de Pará. Asimismo, se exportaron 14.800 mil toneladas de carne vacuna, 40 % a China.

Las obras de infraestructura para facilitar la exportación masiva son incentivos importantes para la apertura de áreas forestales.

Edeon Vaz era productor de soja en Mato Grosso. Pero decidió desarrollar el sector de otra manera. Se mudó a Brasilia con la misión de mejorar la infraestructura para reducir el costo de la producción agrícola.

«Participamos en la creación de marcos regulatorios para negociar enmiendas parlamentarias, y cobramos por el avance de las obras, todo lo cual toma mucho tiempo y tenemos que estar al frente del gobierno», dijo Vaz, quien ahora es director ejecutivo del Movimiento Pro-Logística de Mato Grosso, un grupo de presión.

El tramo de la carretera nacional BR-163 entre Cuiabá y Santarém, está en la lista de sus realizaciones. El ferrocarril Ferrogrão y las decenas de puertos industriales en los ríos del Amazonas desde parte del mismo corredor.

Pero los habitantes de las tierras indígenas de Baú, Menkragnoti y Panará dicen que la pavimentación de la carretera ha creado todo tipo de problemas, impulsando el acaparamiento de tierras, la deforestación y los incendios forestales en la parte norte de la cuenca del Xingu.

La carretera comenzó a ser construida por el gobierno militar en la década de 1970 y dejó su huella en la historia de los Panará.

«Fue un desastre», dijo Paulo Junqueira, quien asesora a los pueblos de la región para el Instituto Socioambiental. «La BR-163 pasó sobre su territorio y trajo enfermedades infecciosas que mataron a cientos de personas».

Estas personas fueron “trasladadas” al Xingu y solo lograron regresar a su territorio original dos décadas después, en 1996.

Un pueblo en movimiento

Winti Khĩsêtjê, de 47 años, nació y se crió en la tierra indígena de Wawi, parte del municipio de Querência, en Mato Grosso. Hace menos de cinco años vio la llegada de la agroindustria.

«La soja ya está justo en nuestra frontera», dijo el líder indígena. «Y la población ya ha venido sufriendo el deterioro del agua, lo que generó problemas en la piel y diarrea».

Preocupada por la producción orgánica de miel y pequi, una fruta nativa, su comunidad este año trasladó el pueblo 20 kilómetros hacia el bosque. «Temíamos que los agrotóxicos, que se rocían desde aviones, afectaran nuestra producción», dijo.

«Dejamos todo para hacer todo de nuevo: vivienda, escuela, un centro de salud», dijo Khĩsêtjê. «Pero tememos cómo será en el futuro, si la situación se estabilizará o empeorará».

Aumento de los precios de la tierra

El agricultor Acrísio Luiz dos Reis vive en Canabrava do Norte, un municipio al sur de la región de Xingu, que enfrentó una reciente ola de deforestación.

“La industria de la soja avanza muy rápido y estas personas, si pueden, ni siquiera dejarán un árbol en pie”, dijo el agricultor. «Creo que esto es una lástima, porque, con el conocimiento que tenemos, cuanto más deforestamos, peor se pone; menos agua, más calor».

También le preocupa la especulación inmobiliaria que suele acompañar a la entrada de nuevos vecinos. Ya es una realidad en Canabrava: “Hace cuatro años había tierra por 10 000 reales (1770 dólares), o incluso menos, el bushel; ahora son 150 000 reales (26 560 dólares)”, dijo.

El nativo de Minas Gerais llegó a Canabrava en 1985 y hoy vive en una parcela de 50 hectáreas en el asentamiento de Manah, otorgada por el programa de reforma agraria. «Ahora sólo me iré de aquí en una caja de madera. Me gusta demasiado aquí, mi sueño se hizo realidad», dijo el agricultor de 70 años. «Tengo un rebaño pequeño, trabajo con leche, planto un huerto y algunos árboles frutales».

Crecimiento de la red de semillas

En áreas de la cuenca del Xingú donde avanza la deforestación, los grupos indígenas y ambientalistas locales luchan para frenarla. Pero donde el daño ya se hizo hace años, la restauración de la tierra está en marcha.

Desde 2008, Reis ha complementado sus ingresos recolectando semillas nativas, incluidas angico, cajazinha, jatobá y guaritá, que se encuentran en el área de transición entre el Cerrado y la Amazonia. Es uno de los pioneros de Xingu Seed Network, un proyecto que promueve la siembra de plantones para restaurar áreas degradadas por la agroindustria.

La iniciativa, que surgió después de que grupos locales notaron el deterioro de la calidad del agua y la escasez de peces y tortugas, terminó promoviendo un diálogo inusual.

Por un lado, los agricultores cuyas actividades tienen un impacto en el medio ambiente promueven la red. Por otro lado, pequeños agricultores e indígenas recolectan semillas. Hoy, hay 600 recolectores de 16 municipios de la cuenca del Xingu.

«En las áreas plantadas, notamos que la fauna regresa y el agua se vuelve más abundante», dijo Bruna Ferreira, directora de la Asociación Red de Semillas de Xingu.

Pero el trabajo es minúsculo en el gran esquema de lo que está sucediendo. En 13 años de la iniciativa, la red ha recuperado 6000 de las más de 200 000 hectáreas degradadas de la región. «El obstáculo no es económico, porque hay varias organizaciones que quieren apoyar iniciativas de restauración», dijo Ferreira.

Hoy, el mayor problema es la falta de aplicación y la falta de interés de los grandes deforestadores en participar. «Somos buscados por agricultores que necesitan restaurar y quieren ser socios, pero es mucho menor que el tamaño del daño», dijo.

Este artículo se publicó originalmente en Diálogo Chino, una plataforma enfocada en las relaciones de América Latina con la potencia asiática.

RV: EG

El artículo La agroindustria rodea el territorio indígena xingu en Brasil fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Cambio climático ha afectado productividad agrícola global

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El descenso en la productividad agrícola afecta más a África y América Latina. En la imagen, campesinos andinos en plena cosecha. Foto: Zoraida Portillo / SciDevNet

El descenso en la productividad agrícola afecta más a África y América Latina. En la imagen, campesinos andinos en plena cosecha. Foto: Zoraida Portillo / SciDevNet

Por Carmina de la Luz
MÉXICO, Apr 15 2021 (IPS)

La productividad agrícola mundial disminuyó 20,8 por ciento entre 1961 y 2020 como consecuencia del cambio climático provocado por actividades humanas, lo que equivale a la pérdida de siete años de producción. El efecto fue más marcado en las regiones cálidas como África (30 por ciento) y América Latina y el Caribe (25,9 por ciento).

Así lo establece un nuevo estudio realizado por un grupo de científicos de las universidades estadounidenses de Cornell, Maryland y Stanford publicado en Nature Climate Change que también advierte que la agricultura global se está volviendo más vulnerable al cambio climático.

“Estos números no significan que estemos produciendo menos que en 1961, de hecho hemos producido más año tras año. Lo que nuestro estudio dice es que la productividad agrícola global es casi un 21 por ciento más baja de lo que podría haber sido en un mundo sin cambio climático”, explicó a SciDev.Net Ariel Ortiz-Bobea, profesor de economía aplicada en la Universidad de Cornell y autor principal del estudio.“Estos números no significan que estemos produciendo menos que en 1961, de hecho hemos producido más año tras año. Lo que nuestro estudio dice es que la productividad agrícola global es casi un 21 por ciento más baja de lo que podría haber sido en un mundo sin cambio climático”: Ariel Ortiz-Bobea.

Para arribar a estas conclusiones, los investigadores analizaron los registros oficiales anuales de la productividad agrícola de 172 países y los datos de parámetros climáticos.

De esa manera establecieron “cuánto aumentó o disminuyó la productividad agrícola en un país determinado, si un año específico fue más cálido, más frío, más húmedo o más seco de lo normal”, entre otras variables, precisó Ortiz-Bobea.

Encontrada esta relación estadística (también conocida como modelo econométrico), la hicieron funcionar en dos dimensiones: el mundo real en el que hemos vivido y un mundo paralelo, donde el cambio climático antropogénico no existe.

Para evitar sesgos, los autores del estudio mantuvieron el mundo alternativo muy similar al real, considerando las últimas seis décadas para ambos, con el mismo tipo de economía, el mismo uso de combustibles fósiles e incluso las mismas emisiones de gases invernadero.

Según Ortiz-Bobea “la única diferencia fue que en el mundo ficticio las emisiones no tenían la capacidad de alterar el clima”.

Al comparar los dos mundos, los científicos también descubrieron que el cambio climático ha significado siete años de estancamiento en la productividad agrícola. Es decir, el nivel alcanzado en 2020 es equivalente a la productividad que se podría haber alcanzado desde 2013 en un mundo sin cambio climático, aclaró un comunicado de prensa de la Universidad de Cornell.

Los investigadores están preocupados porque, a pesar de las mejoras en la agricultura, la ralentización de la productividad se ha agravado a nivel mundial en las últimas décadas, lo que sugiere que el trabajo científico y el desarrollo tecnológico en el sector agrícola no se están reflejando en una mayor resiliencia al cambio climático.

Ello quizás sea porque la inversión es insuficiente o no se ajusta al escenario que vivimos. O porque el apoyo no se ha destinado a los lugares que más lo necesitan, como África o América Latina, reflexionó Ortiz-Bobea.

Carolina Ureta-Sánchez, del Centro de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, que no participó en el estudio, cree que aquellas regiones cuya productividad agrícola parece sufrir más debido al cambio climático en realidad podrían ser la fuente de la resiliencia que Ortiz-Bobea y sus colegas no vislumbran.

“Esta investigación no considera la agricultura de pequeña escala que persiste en diferentes partes del mundo, como África y América Latina, probablemente porque este tipo de producción no suele estar incluido en los registros oficiales”, dijo a SciDev.Net vía Zoom la experta en cambio climático y agrobiodiversidad.

“Por eso es importante que las futuras investigaciones tengan en cuenta a los pequeños agricultores, ya que son los guardianes de una enorme diversidad de semillas, técnicas y cultivos que podrían ayudarnos a afrontar mejor la crisis climática”, subrayó.

Sin embargo, Ureta-Sánchez destaca que la reciente investigación “nos enseña a abordar el cambio climático mirando hacia atrás y eso definitivamente nos ayuda a gestionar nuestro futuro”.

Este artículo se publicó originalmente en SciDevNet.

RV: EG

El artículo Cambio climático ha afectado productividad agrícola global fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Pandemia y medidas anticampesinas ahondan el hambre en Brasil

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La inseguridad alimentaria despegó con fuerza en Brasil y ya afecta a más de la mitad de la población, 59,4 o 55,2 por ciento según dos estudios. La pandemia acentuó la tendencia iniciada en 2014 y agravada por el actual gobierno de extrema derecha. Son más de 125 millones de personas sufriendo hambre o algún […]

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África pierde oportunidades al no procesar sus anacardos

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Trabajadores en una instalación de limpieza del anacardo, una nuez que mejor procesada puede incrementar los ingresos de tres millones de familias en varios de los países más pobres de África. Foto: Renate Wefers/Unctad

Trabajadores en una instalación de limpieza del anacardo, una nuez que mejor procesada puede incrementar los ingresos de tres millones de familias en varios de los países más pobres de África. Foto: Renate Wefers/Unctad

Por Corresponsal de IPS
GINEBRA, Apr 15 2021 (IPS)

El continente africano cultiva más de la mitad de los deliciosos anacardos que consume el mundo, pero por no procesarlos pierde ingresos en el viaje de la nuez del árbol a la tienda, destacó un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), divulgado este jueves 15.

Miho Shirotori, directora de negociaciones en la Unctad, dijo que “los agricultores, exportadores y trabajadores africanos están perdiendo una gran cantidad de oportunidades”, con menos dinero para las economías locales y menor remuneración para los trabajadores, debido a la exportación del producto sin procesar.

El anacardo (Anacardium occidentale), es una nuez originaria del norte de Brasil y las Guayanas, repleta de minerales y nutrientes, conocida con nombres como cajú, merey, marañón o nuez de la India, profusamente empleada como snack, ingrediente de comidas –sobre todo en Asia-, postres, chocolates, galletas y helados.

En el mundo se producen más de 4000 toneladas anuales de esas nueces, su comercio internacional se duplicó con creces entre 2000 y 2018, cuando alcanzó 2100 toneladas según la Unctad, y los productores africanos, encabezados por Costa de Marfil, representaron casi dos tercios de ese crecimiento.

“Pero los países que cultivan anacardos y no los procesan a una escala significativa retienen solo una pequeña parte del valor creado cuando la nuez viaja de la granja a la tienda”, dijo Shirotori, y los agricultores y exportadores obtienen solo una fracción  del precio minorista final.

Los anacardos prosperan en los climas tropicales de 20 naciones de África occidental y oriental, donde se cultiva 90 por ciento de los anacardos crudos que se comercializan en el mercado mundial. Detrás de Costa de Marfil, los principales productores son Tanzania, Nigeria, Benín, Guinea-Bissau, Mozambique y Ghana.

Pero menos de 15 por ciento de las nueces del continente se descascaran en suelo africano. El resto se exporta principalmente a Asia, donde se descascara 85 por ciento de los anacardos del mundo, lo que agrega valor al producto.

Solo dos naciones asiáticas, India y Vietnam, representaron casi 98 por ciento de las importaciones mundiales de anacardos crudos entre 2014 y 2018.

Se agrega aún más valor en Europa y América del Norte, donde 60 por ciento de los granos comercializados se tuestan, salan, empaquetan y consumen como bocadillo o ingrediente en una bebida, en barra u otro producto.

India, América del Norte, Europa continental y Australia están entre los mayores consumidores de anacardos como snacks, o de elaboraciones que los contienen.

Aunque es un desafío calcular cuánto pierden los africanos, el informe de la Unctad proporciona cálculos indicativos: en 2018, por ejemplo, el precio de exportación de los anacardos de la India a la Unión Europea fue 3,5 veces más alto que lo que se pagó a los agricultores en Costa de Marfil, una diferencia de 250 por ciento.

Y después del procesamiento secundario en la UE, el precio de las nueces fue 2,5 veces más alto que cuando se exportaron desde la India, y alrededor de 8,5 veces más que cuando salieron de la granja marfileña.

El informe, publicado en la sede de la Unctad en esta ciudad suiza, destaca el potencial de los anacardos para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por las Naciones Unidas, en particular el ODS 1, reducción de la pobreza.

“Dado que la producción generalmente se lleva a cabo en pequeñas propiedades en áreas rurales, existe un vínculo directo entre el valor agregado en el sector del anacardo y el logro de la reducción de la pobreza”, asentó el reporte.

Los anacardos son una fuente de ingresos para aproximadamente tres millones de pequeños productores rurales de África, y aunque su potencial de reducción de la pobreza es mayor en ese continente, también es válido para las otras naciones donde se cultiva, en Asia y América Latina y el Caribe.

El informe recordó que “los 46 países que producen anacardos en una escala significativa son economías en desarrollo”, y 18 de ellas están clasificadas como “países menos adelantados (PMA)”.

Una docena de los otros países que cultivan la nuez son asiáticos (cuatro son PMA), que representan 43 por ciento de la producción mundial, y 14 se encuentran en la región de América Latina y el Caribe, que produce cinco por ciento de la oferta.

Para mejorar los ingresos de los productores de anacardos, el informe recomienda asegurar que los agricultores tengan acceso a plántulas de calidad, conocimientos tecnológicos e información sobre el mercado, así como a capacitación sobre gestión agrícola, incluidas las prácticas de cosecha y poscosecha.

También, apoyar la investigación en el sector, mejorar la infraestructura rural, la capacidad de los procesadores para cumplir con los estándares de calidad en los mercados consumidores, y fomentar el desarrollo de subproductos, como las bebidas a base del fruto del anacardo, que normalmente se descarta como residuo.

A-E/HM

El artículo África pierde oportunidades al no procesar sus anacardos fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Una mujer dalit se convierte en la voz de los agricultores en India

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La activista Nodeep Kaur hablando en la manifestación de agricultores en la autopista Kundli Manesar Palwal en Haryana, en las afueras de Nueva Delhi, en lo que se ha convertido en un gran desafío para el primer ministro indio Narendra Modi y su reforma del sector. Foto: Sania Farooqui / IPS

La activista Nodeep Kaur hablando en la manifestación de agricultores en la autopista Kundli Manesar Palwal en Haryana, en las afueras de Nueva Delhi, en lo que se ha convertido en un gran desafío para el primer ministro indio Narendra Modi y su reforma del sector. Foto: Sania Farooqui / IPS

Por Sania Farooqui
NUEVA DELHI, Apr 20 2021 (IPS)

El 12 de enero de este año, en algún lugar de las afueras de la capital de India, la activista dalit Nodeep Kaur fue arrestada por la policía por protestar frente a una fábrica. Al cierre de 2020, ella se unió a una organización local de derechos de los trabajadores llamada Mazdoor Adhikar Sangathan (MAS) en el área industrial de Kundli, en Haryana. En enero, fue acusada de maltratar presuntamente a la dirección y al personal de una zona industrial durante una protesta y también de agredir al equipo policial.

Kaur, de 24 años, también había estado participando en la protesta de los agricultores contra las nuevas y profundas reformas del sector agrícola del gobierno nacional del primer ministro Narendra Modi, en lo que ya representa una de las mayores movilizaciones de la historia de este país de 1300 millones de personas.

Fue detenida y acusada en tres casos separados en virtud de los artículos de la ley india que incluían intento de asesinato, extorsión, reunión ilegal, disturbios e intimidación criminal. Se le concedió la libertad bajo fianza, pero sus procesos aún están pendientes. El caso de Nodeep Kaur pasó a ser cubierto ampliamente por los medios internacionales luego que Meena Harris, sobrina de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, pidió su liberación.

«Soy mujer, soy dalit y le estoy dando voz a las personas que a menudo son reprimidas con mucha facilidad», dijo Kaur en una entrevista con IPS.

“Me arrestaron, me golpearon, me maltrataron, incluso dentro de la prisión había tanto prejuicio entre la gente de casta superior y de casta inferior”, explicó en referencia al sistema de castas del hinduismo que de hecho aún prevalece en India y en que la dalit (paria) es la más marginalizada en esa estratificación social.

“Me torturaron mucho, no podía caminar, tenía tanto dolor, no me dieron acceso a un médico y me mantuvieron aislada durante días. Agradezco haber salido con vida y estar aquí, donde se supone que debo estar, con mi gente, con la clase trabajadora y con los agricultores”, detalló sobre los días encarcelada.

Kaur proviene de una familia de activistas y sus padres se han asociado con el sindicato de agricultores en Punjab. En 2014, su madre Swaranjeet Kaur encabezó una protesta exigiendo justicia para una niña dalit menor que sufrió una violación en grupo en su aldea. Ella enfrentó múltiples amenazas de muerte, fue arrestada y mantenida bajo custodia durante días.

“Soy quien soy hoy gracias a mi madre. Nuestra sociedad no se crea igual, hay muchos prejuicios basados en las castas y si eres una mujer y una mujer de mi origen (dalit), es un desafío mayor. Desde muy joven aprendí a luchar no solo por mí, sino también por los demás”, dijo la activista.

En febrero, cuando a Kaur se le concedió la libertad bajo fianza, una de las primeras declaraciones que hizo justo después de salir de la prisión fue: «Definitivamente iré a la frontera de Singhu y me sentaré con los granjeros».

Semanas después, Kaur se ha convertido en una de las voces más fuertes y escuchadas que está liderando la protesta del campesinado del país.

“Esta solidaridad que se ve hoy entre los agricultores y la clase trabajadora es tan poderosa. ¿Se imaginan lo que puede suceder ahora que todos estamos unidos y defendiéndonos unos a otros?» dijo. “Mi batalla comenzó con la lucha por el impago de salarios y el trato injusto a la clase trabajadora en una zona industrial, y desde allí, hoy estoy aquí apoyando y dando mi voz a los agricultores”, añadió.

“No sé cómo ni cuándo sucedió, pero me llaman su líder y no los voy a defraudar», sentenció.

Noodep Kaur junto a un campesino que participa en la larga protesta del campesinado indio contra la reforma del sector agrícola. Foto: Sania Farooqui / IPS

Noodep Kaur junto a un campesino que participa en la larga protesta del campesinado indio contra la reforma del sector agrícola. Foto: Sania Farooqui / IPS

Miles de agricultores, en su mayoría de los estados de Punjab, el corazón agrícola indio, Haryana y el oeste de Uttar Pradesh, han protestado en las inmediaciones de Nueva Delhi desde noviembre de 2020 contra tres nuevas leyes agrícolas, aprobadas en septiembre de ese año, que desregulan y flexibilizan el sector.

Se trata de la Ley de Comercio de Productos Agrícolas y Comercio, el Acuerdo de Protección y Empoderamiento de los Agricultores sobre Garantía de Precios y Servicios Agrícolas y la enmieda de la Ley de Commodities.

Los agricultores también han exigido una garantía legal sobre los precios mínimos de apoyo (MSP, en inglés) para sus cultivos y también que retiren el proyecto de enmienda de la ley de electricidad, presentado también en 2020, ya que temen que eventualmente conlleve al fin de la electricidad subsidiada.

“Todo lo que pedimos es retirar esas tres leyes que desregularán la venta de nuestros cultivos”, dijo Sukhdev Singh, secretario general de Estado del Sindicaro Bharti Kisan.

“Nuestra mayor preocupación es que las leyes recientes que han sido promulgadas por el gobierno central desmantelarán por completo el sistema de MSP, solo los agentes privados se beneficiarán y nosotros los agricultores terminaremos sin actividad”, dijo en diálogo con IPS.

Singh subrayó que “no podemos darnos el lujo de cerrar el «sistema mandi«, así es como tenemos ingresos”.

Los mandis son unos 7000 mercados mayoristas regulados por el gobierno, que junto con el sistema de MSP han protegido por muchas décadas de los vaivenes del mercado a los campesinos en India, aunque para su prejuicio se ven cada vez más desvirtuados por los intermediarios y otras distorsiones.

Modi quiere romper con un desequilibrio: más de la mitad de la población india trabaja en la agricultura, pero esta representa solo un sexto del producto interno bruto (PIB) de este país del sudeste asiático y donde 68 por ciento de los productores agrícolas posee menos de una hectárea. Pero el campesinado considera que su reforma solo beneficiará a los grandes productores y empeorará sus ya precarias condiciones.

“Más de 300 agricultores han muerto hasta ahora mientras acampaban y protestaban en estas fronteras en Delhi. Ya hemos perdido mucho, pero nuestra lucha continuará”, aseguró Singh al explicar la determinación de los campesinos y las crecientes organizaciones sociales que los respaldan.

La activista dalit Nodeep Kaur. Foto: Sania Farooqui / IPS

La activista dalit Nodeep Kaur. Foto: Sania Farooqui / IPS

Mujeres, en la vanguardia

La protesta del campesinado se considera una de las mayores que se ha llevado a cabo en India, no solo por su tamaño, alcance y duración, sino también porque ha puesto a las mujeres en la vanguardia, que ahora a menudo se ven liderando la protesta a pesar de que se les pidió que se fueran.

«Esto es una revolución, estamos aquí para alzar la voz, si no lo hacemos hoy, ¿qué tendrán nuestras generaciones futuras», sostieve Ratinder Kaur, una agricultora de 65 años llegada desde Punjab.

Ella acampa en la entrada de Singhu a la capital desde enero de 2021 y planea permanecer en la protesta mientras su esposo tuvo que regresar a su finca en la primera quincena de abril para cosechar sus cultivos.

«¿Cómo puede alguien decirnos que no podemos participar? Las mujeres también somos agricultoras, vamos al campo, cultivamos, hacemos otros trabajos de incentivo laboral y también cuidamos de nuestras familias”, dijo esta mujer cuyo nombre es ficticio a su pedido.

El grupo humanitario internacional Oxfam afirma que casi 80 por ciento de los trabajadores a tiempo completo en las granjas indias son mujeres. Ellas suponen 33 por ciento de la fuerza laboral agrícola y 48 por ciento de los agricultores autónomos, pero representan solo alrededor de 13 por ciento de las personas propietarias de la tierra.

Las sociedades agrarias de India son extremadamente patriarcales, caracterizadas por estructuras feudales profundamente arraigadas en las que mujeres y hombres rara vez tienen el mismo acceso a los recursos.

Cerrar esta brecha de género es fundamental para acelerar el ritmo de crecimiento del sector agrícola, coinciden analistas, mientras la discriminación basada en el género continúa prosperando en el país de diferentes maneras.

A las mujeres agricultoras en India aún no se las reconoce como productoras en las políticas del país, “negándoles así el apoyo institucional de bancos, seguros, cooperativas y departamentos gubernamentales”, advierte la organización asistencialista Oxfam.

“¿Sabes por qué llamamos a Nodeep nuestro líder? Ella es como nosotras, las agricultoras, fuerte y resistente. Nada puede detenerla y cuando sube al escenario y habla, todos escuchan”, dice Kiranjeet, una agricultora de 57 años, también de Punjab que se unió a los manifestantes que acamparon en primero en el límite de Tikri con Nueva Delhi y desde marzo se trasladaron a la de Singhu.

“Dejé a mis hijos en casa en Punjab y me quedaré aquí, al igual que mis otras hermanas agricultoras. Es importante para nosotras las mujeres pelear esta batalla, cuando la inflación golpea, cuando los precios suben, cuando no hay dinero en casa, sabemos cuánto hemos luchado para conseguir la próxima comida”, dijo esta mujer, cuyo nombre también se alteró a su pedido.

“Nodeep es el futuro, necesitamos jóvenes como ella y tantas otras hermanas que vinieron a apoyarnos. Cuando una mujer habla, muchas otras se le unen. Nuestros maridos han vuelto a casa de su temporada de corte de cultivos y ahora vamos a estar aquí durante los próximos meses, es nuestro derecho y nuestra lucha”, aseguró.

La protesta de agricultores no es la primera en la que las mujeres indias asumen roles de liderazgo, tanto en movimientos políticos como en protestas masivas.

Las mujeres constituyeron una proporción significativa de los manifestantes durante las protestas de por la Ley de Enmienda de Ciudadanía (CAA, en inglés), vigente en el país desde diciembre de 2019.

Sin embargo, el mayor desafío en la India sigue siendo cómo transformar su liderazgo en una representación paritaria en puestos gubernamentales de alto nivel, sin prejuicios de género, casta o religión.

La sola idea de que el movimiento de agricultores en el país está transformando la presencia e influencia de las mujeres dentro de sus propias configuraciones patriarcales y, a menudo, basadas en prejuicios de castas, no puede volver a empujarlas a su tradicional espacio de invisibilidad.

“Sin mujeres no hay revolución”, dijo Nodeep Kaur en su entrevista con IPS.

“Nosotras (las mujeres) hemos pasado por tanto, hemos luchado tanto, hemos sobrevivido tanto, pensaron que podían meterme en una prisión y callarme. Estoy aquí para luchar y para quedarme, pase lo que pase, ellos me han hecho la líder de su pueblo y no los voy a defraudar”, sentenció esta líder del movimiento de los agricultores de India, cuyo desenlace determinará el futuro del sector.

T: MLM / ED: EG

El artículo Una mujer dalit se convierte en la voz de los agricultores en India fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.


Los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos

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Agricultoras en una pequeña propiedad en Sri Lanka. Aunque solo producen 35 por ciento de los alimentos, las pequeñas explotaciones son cuatro de cada cinco de las 608 millones que hay en el mundo, lo que requiere políticas e inversiones orientadas a su productividad. Foto: Ishara Kodikara/FAO

Agricultoras en una pequeña propiedad en Sri Lanka. Aunque solo producen 35 por ciento de los alimentos, las pequeñas explotaciones son cuatro de cada cinco de las 608 millones que hay en el mundo, lo que requiere políticas e inversiones orientadas a su productividad. Foto: Ishara Kodikara/FAO

Por Corresponsal de IPS
ROMA, Apr 26 2021 (IPS)

Los pequeños agricultores, que requieren políticas e inversiones públicas de respaldo, producen alrededor de 35 por ciento de los alimentos en el mundo, señaló un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su sede en esta capital.

El estudio de la FAO considera que existen actualmente más de 608 millones de explotaciones familiares en todo el mundo, las cuales ocupan entre 70 y 80 por ciento de las tierras agrícolas y producen alrededor de 80 por ciento de los alimentos mundiales en términos de valor.

Cinco de cada seis explotaciones tienen una superficie inferior a dos hectáreas, operan solo en 12 por ciento de los terrenos agrícolas totales y producen algo más de un tercio de todos los alimentos. Las de menos de una hectárea son 70 por ciento de las explotaciones y operan apenas siete por ciento de las tierras agrícolas.

Por contraste, solo uno por ciento de las explotaciones de mayor tamaño en el mundo, es decir, las de más de 50 hectáreas, ocupan 70 por ciento de las tierras agrícolas, y cerca de 40 por ciento de esos terrenos corresponden a fundos con más de 1000 hectáreas cada uno.

Marco Sánchez, de la División de Economía Agroalimentaria de la FAO, advirtió que “debe evitarse el uso de los términos ‘explotaciones familiares’ y ‘pequeñas explotaciones’ de manera intercambiable, pues la mayoría de las familiares son pequeñas, pero algunas son mayores e incluso de gran tamaño”.

Las contribuciones de los pequeños agricultores al suministro de alimentos varían enormemente entre países. En China, por ejemplo, representan 80 por ciento, 47 por ciento en India y 35 por ciento en África subsahariana, si se excluye a Nigeria.

En Nigeria aportan solo cinco por ciento, apenas uno por ciento en Brasil, y cuatro por ciento en el resto de América Latina y el Caribe.

Excluida China, los países del este de Asia y el Pacífico reciben 44 por ciento de sus alimentos de pequeñas explotaciones agrícolas, 40 por ciento en el sur de Asia (excluida India), 20 por ciento en el Medio Oriente y Norte de África, y ocho por ciento en Europa y Asia central.

El tamaño de las explotaciones aumenta con el nivel promedio de ingresos de los países, pues 99 por ciento de ellas en países de ingresos altos tiene más de cinco hectáreas, en comparación con solo 28 por ciento en los países de ingresos bajos.

Los factores regionales y locales también son reveladores. Las pequeñas explotaciones ocupan un porcentaje mucho mayor de los terrenos agrícolas que la media mundial en regiones como el Asia meridional y el África subsahariana, entre 1,4 y 1,6 hectáreas en promedio.

En América Latina y el Caribe, y en Europa y Asia Central, el tamaño promedio de las explotaciones agrícolas bordea las 40 hectáreas.

La FAO considera que estas precisiones son valiosas para las organizaciones y los encargados de formular políticas y dirigir inversiones destinadas a respaldar la agricultura familiar, incrementar la productividad de los pequeños agricultores y mejorar los medios de vida rurales.

Igualmente los valora dentro de estrategias para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030, entre ellos el ODS 1 (erradicar la pobreza), 2 (poner fin al hambre), 10 (abordar las desigualdades) y 12 (lograr modalidades de producción más sostenibles).

La organización considera que las políticas de inversiones e incentivos deben ser diferentes para las grandes explotaciones agrícolas en países de desarrollo alto y medio, y las debidas para los pequeños agricultores en los países en desarrollo.

El estudio advierte que se avanzaría más con datos de mayor precisión, sobre el tamaño de las explotaciones y su relación con los tipos de productos, modalidades de empleo prevalentes, o ingresos y residencias de los propietarios, para lo que se requieren mejoras en los censos agrícolas nacionales.

A-E/HM

El artículo Los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

La batalla por el futuro de la alimentación

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Una agricultora a pequeña escala de Madagascar muestra sus coles producidas en forma ecológica. Ella forma parte de un sector vital para la seguridad alimentaria en el mundo, pero amenazado en forma creciente ante la toma de control de la producción y comercialización de alimentos por las empresas y su impulso a la llamada gran agricultura. Foto: FAO

Una agricultora a pequeña escala de Madagascar muestra sus coles producidas en forma ecológica. Ella forma parte de un sector vital para la seguridad alimentaria en el mundo, pero amenazado en forma creciente ante la toma de control de la producción y comercialización de alimentos por las empresas y su impulso a la llamada gran agricultura. Foto: FAO

Por Jomo Kwame Sundaram
KUALA LUMPUR, Apr 27 2021 (IPS)

Los productores y los consumidores parecen indefensos mientras los alimentos de todo el mundo se encuentran bajo un control de las corporaciones empresariales cada vez mayor. Estos cambios también han empeorado el colapso ambiental, la dislocación social y la condición humana. 

Perspectiva a largo plazo

El reciente informe conjunto del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food, en inglés) y el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC) presenta una situación,  como mínimo, abominable.

El documento “Un Movimiento de Largo Plazo por la Alimentación: Transformar los sistemas alimentarios para 2045”, cuya autora principal es Pat Mooney, con un equipo que incluye al director de IPES-Food, Nick Jacobs, analiza cómo es probable que los sistemas alimentarios se transformen en el próximo cuarto de siglo por los cambios tecnológicos y de otro tipo.

El informe, publicado el 30 de marzo, señala que las empresas de alta tecnología, de procesamiento de datos y de gestión de activos se han unido a las consolidadas en el llamado agronegocio para remodelar las cadenas mundiales de suministro de alimentos.

Si las tendencias actuales continúan, el sistema alimentario estará cada vez más controlado por las grandes empresas transnacionales  a expensas de miles de millones de agricultores y consumidores.

La gran agricultura se une a los grandes datos

El autor, Jomo Kwame Sundaram

La tan cacareada Cuarta Revolución Industrial (RI 4.0), promovida por el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos y que impulsa la digitalización, está transformando los sistemas alimentarios, acelerando la concentración en manos de las empresas.

Las nuevas aplicaciones permiten un mejor seguimiento de las cadenas de suministro, mientras que la agricultura de precisión incluye ahora el uso de drones para rociar pesticidas en cultivos específicos, reduciendo los insumos y, potencialmente, los costes agrícolas. La agricultura es ahora el segundo sector, después del militar, en el que se utilizan drones.

Los gigantes digitales trabajan con otras empresas transnacionales para ampliar la infraestructura de computación en la nube digital. Las nuevas tecnologías digitales para la agricultura, que se extienden tan rápidamente como la infraestructura lo permite, han desplazado a la mano de obra agrícola.

Mientras tanto, los datos de los alimentos se han vuelto más valiosos desde el punto de vista comercial, por ejemplo, para satisfacer la demanda de los consumidores, los beneficios de la gran agricultura (Big Ag, en inglés) también han crecido creando nuevas necesidades. Los grandes datos (big data) ya se utilizan para manipular las preferencias de los consumidores.

Con la pandemia, el comercio electrónico y los servicios de entrega de alimentos han crecido aún más rápido. Así, las plataformas de comercio electrónico se han convertido rápidamente en los principales minoristas del mundo.

Las nuevas tecnologías de la agricultura digital también están socavando la agricultura alimentaria diversa y ecológicamente más apropiada en favor de monocultivos insostenibles. La amenaza es grande, ya que las explotaciones familiares siguen alimentando a más de dos tercios de la población mundial.

La RI 4.0 no es benigna

Mientras tanto, las empresas de alta tecnología y de gestión de activos han adquirido importantes participaciones en los gigantes de la alimentación. Los poderosos conglomerados están integrando diferentes líneas de negocio, aumentando la concentración al tiempo que invocan la competencia y la disrupción creativa.

El estudio del IPES y ETC destaca las nuevas amenazas para la agricultura y la seguridad alimentaria a medida que los defensores de la RI 4.0 ejercen una influencia cada vez mayor. El informe advierte que dar a la llamada Gran Agricultura las llaves del sistema alimentario empeora la inseguridad alimentaria y otras amenazas para la existencia humana.

Las poderosas corporaciones aumentarán el control de la mayoría de los suministros alimentarios mundiales. Las cadenas de suministro controladas por la Gran Agricultura también serán más vulnerables a medida que la rivalidad y la competencia de las grandes potencias sigan desplazando la cooperación multilateral.

¿No hay alternativa?

Pero el informe también presenta una visión más optimista para el próximo cuarto de siglo. En este escenario alternativo, los esfuerzos de colaboración, desde la base hasta el nivel global, capacitan a los movimientos sociales y a la sociedad civil para resistir.

Las nuevas tecnologías forman parte de esta visión, desde los drones a pequeña escala para el control del campo hasta las aplicaciones para el consumidor para la seguridad alimentaria y la verificación de los nutrientes. Pero deben ser de propiedad conjunta, de acceso abierto y bien reguladas.

El informe incluye estrategias pragmáticas para reducir las tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura y cambiar cuatro billones (millones de millones) de dólares de la Gran Agricultura a la agroecología y la soberanía alimentaria.

Entre ellas, se incluyen 720 000 millones de dólares en subsidios y 1,6 billones de dólares en ahorro de atención sanitaria por malnutrición.

El informe de IPES-ETC también recomienda gravar la comida basura, las toxinas, las emisiones de carbono y los beneficios de las empresas transnacionales. Insta, además, a perseguir penalmente a los responsables de la hambruna, la malnutrición y la degradación ambiental.

Los protocolos de seguridad alimentaria son necesarios para superar la legislación sobre comercio y propiedad intelectual, y no sólo para las emergencias. Pero con los sistemas alimentarios sometidos a una tensión creciente, las soluciones de la Gran Agricultura han resultado atractivas para los preocupados responsables políticos que no ven otra salida.

Última oportunidad para cambiar el rumbo

Históricamente, los recursos naturales se compartían de forma común o pública. Los agricultores, los pescadores y los pastores han utilizado durante mucho tiempo el agua y la tierra de forma sostenible. Pero el valor de mercado ha crecido con los derechos de propiedad, especialmente con la adquisición por parte de las empresas.

Las inversiones corporativas de las últimas décadas, anunciadas como el mejor medio para lograr la seguridad alimentaria, han socavado en cambio los ecosistemas agrarios tradicionales restantes.

Las grandes empresas agrarias afirman que la crisis alimentaria, ecológica y climática debe abordarse con sus nuevas tecnologías superiores, aprovechando las finanzas, el espíritu empresarial y la innovación que sólo ellas pueden ofrecer.

Pero, de hecho, han fracasado y, en cambio, han desencadenado más problemas en su afán de lucro. A medida que el nuevo sistema alimentario y las tendencias corporativas se consoliden, será cada vez más difícil cambiar el rumbo.

Propuesta por el Foro Económico Mundial, la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas, que convocará este mismo año su secretario general, António Guterres, pretende claramente promover soluciones corporativas. Muy oportunamente, el documento Un Largo Movimiento por la Alimentación es una llamada urgente a la acción a largo plazo.

Con todo lo que está en juego, los representantes de los productores y consumidores de alimentos deben actuar con urgencia para evitar que los gobiernos permitan que las empresas sancionadas por las Naciones Unidas se hagan con la gobernanza mundial de los sistemas alimentarios.

T: MF / ED: EG

El artículo La batalla por el futuro de la alimentación fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Convivir con la sequía, la enseñanza del Semiárido brasileño

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Por Mario Osava
RÍO DE JANEIRO, Oct 19 2020 (IPS)

Nadie murió de hambre en la peor sequía en la ecorregión del Semiárido de Brasil, vivida entre 2011 y 2018, contrastando con el pasado en que la escasez de lluvias provocaba muertes, saqueos de comercios, huidas  masivas hacia el Sur y cruentos conflictos.

Programas sociales, como la Bolsa Familia, la ampliación de las jubilaciones de campesinos y la asistencia a discapacitados y ancianos sin ingresos, contribuyeron a  superar la vulnerabilidad de los pobres de la zona donde viven más de 27 millones de personas en 1 127 953 kilómetros cuadrados, algo más de la extensión de Bolivia.

Pero sin la solución hídrica que representaron las cisternas y otros ingenios para acopiar el agua de las pocas lluvias, seguramente se repetirían las tragedias en el Semiárido, que ocupa la mayor parte de la región del Nordeste brasileño y franjas norteñas del Sureste.

Más de 1,1 millones de cisternas que captan el agua de lluvia por los tejados aseguraron el consumo humano. Los 16 000 litros de cada depósito se agotaban en los períodos inusualmente largos de estiaje, pero el aparato volvió más eficiente la distribución de agua por camiones cisterna, en general realizada por militares.

Además se diseminaron más de 200 000 “tecnologías”, es decir las variadas formas de almacenar el agua, para perennizar la producción de alimentos en las fincas de agricultura familiar, que suman 1,7 millones en el Semiárido.

Esa infraestructura hídrica distribuida asegura la alimentación de mejor calidad a los propios agricultores, abastece las ciudades del interior y dinamiza la economía local.

Faltan unas 800 000 tecnologías de esa “segunda agua”, destinada a la producción, para extenderlas al universo campesino factible, según Articulación Semiárido Brasileño (ASA), una red de más de 3000 organizaciones, entre sindicatos y asociaciones campesinas, cooperativas, organizaciones no gubernamentales y variados movimientos sociales.

ASA, creada en 1999, impulsó el programa Un millón de Cisternas, transformado en una política pública por el gobierno en 2003. Luego amplió la iniciativa al Programa una Tierra y Dos Aguas, incorporando el acopio para las siembras y la cría de animales

El principio es “convivir con el Semiárido”, en lugar de insistir con las viejas y fracasadas estrategias de “combate a la sequía”, basadas en la construcción de grandes estructuras que no atienden a la población rural dispersa, la más afectada, y favorecen los grandes terratenientes.

La convivencia no se limita a la cuestión hídrica, sino que se extiende a la educación, al conocimiento de la realidad local, a las formas ecológicas de producción, a las fuentes limpias de energía.

Aquí puede encontrar más información y reportajes en el terreno sobre como la región del Semiárido de Brasil aprendió a convivir con su territorio, así como diferentes iniciativas al respecto en otras zonas semiáridas de América Latina.

RV: EG

El artículo Convivir con la sequía, la enseñanza del Semiárido brasileño fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

 Seguridad alimentaria irrumpe en la agenda global

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Mujeres agricultoras riegan cultivos de cebollas y otras hortalizas. Ellas participan en un programa especial para mejorar la seguridad alimentaria de Senegal. Foto: FAO

Mujeres agricultoras riegan cultivos de cebollas y otras hortalizas. Ellas participan en un programa especial para mejorar la seguridad alimentaria de Senegal. Foto: FAO

Por Mario Lubetkin
ROMA, Oct 19 2020 (IPS)

El mes de octubre de 2020 será recordado como uno de los momentos más importantes en la creación de conciencia sobre la seguridad alimentaria mundial, ya sea en el debate global  como en la búsqueda de posibles soluciones concretas.

El 9 de octubre se concedió el Premio Nobel de la Paz 2020 al Programa  Mundial de Alimentos (PMA), y pocos días después, el 16 de octubre, durante la Día Mundial de la Alimentación de la FAO, algunas destacadas personalidades mundiales, entre el ellas el papa Francisco llamaron a buscar soluciones de fondo y sostenibles al problemas del hambre.

Mientras, en paralelo, destacados expertos dieron a conocer una serie de estudios que nos indican caminos para transitar hacia la resolución de este tema fundamental para el futuro de la humanidad.

El director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura), Qu Dongyu, reconoció que estos pronunciamientos hacen que “la mirada de la comunidad internacional se dirija a millones de personas que sufren seguridad alimentaria o corren el riesgo de sufrirla”.

Para Qu, lo que se necesita ahora es “una acción inteligente y sistemática” que provea “alimentos a quienes lo necesitan y mejoren lo que ya disponen de ellos”, tomando medidas para “prevenir que los cultivos se pudran en los campos por falta de suministros eficientes”, potenciando  el uso “de herramientas digitales e inteligencia artificial, con el fin de predecir los peligros para la producción, activar automáticamente los seguros de cosecha y reducir el riesgo climático”.

El autor, Mario Lubetkin. Foto: FAO

El autor, Mario Lubetkin. Foto: FAO

Además, actuando para “salvar la biodiversidad de la erosión incesante” para convertir “las ciudades en las granjas del mañana” y que los gobiernos ejecuten políticas para que las dietas saludables sean más accesibles.

David Beasley, director ejecutivo del PMA, reflexionando sobre la adjudicación a su organización del Premio Nobel 2020, subrayó que esa decisión “ha centrado la atención mundial en los que pasan hambre y en las consecuencias de los conflictos”.

Mientras, añadió,  “el choque climático y las presiones económicas han agravado más la situación”, y actualmente “la pandemia global y su impacto en economías y comunidades está empujando a millones de personas al borde de la inanición”.

Según un reciente informe de la FAO, 690 millones de personas (alrededor del 8,9 por ciento de la población mundial) sufren hambre y los efectos de la covid-19 pueden aumentar dicha cifra en 130 millones de personas antes de fines de 2020.

El papa Francisco, recordó que “no basta producir alimentos, sino que también es importante garantizar que los sistemas alimentarios sean sostenibles y proporcione dietas saludables y asequibles para todos” buscando “soluciones innovadoras que puedan transformar la forma en que producimos los alimentos para el bienestar de nuestras comunidades y de nuestro planeta, fortaleciendo la capacidad de recuperación y la sostenibilidad a largo plazo”.

El pontífice católico calificó el hambre “no solo como una tragedia sino una vergüenza”, llamando a aplicar políticas y acciones concretas.

Sugirió que “una decisión valiente sería constituir con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, un fondo mundial para poder derrotar definitivamente el hambre y ayudar al desarrollo de los países más pobres” y, de esta manera evitar, “muchas guerras y la emigración de tantos hermanos nuestros y sus familias que se ven obligados a abandonar sus hogares y países en busca de una vida más digna”.

Un grupo de reconocidas organizaciones internacionales y centros de estudio, entre ellos la propia FAO, hicieron un llamado en octubre a los países donantes a duplicar la inversión para erradicar el hambre para el 2030.

Ese es el año que la comunidad internacional en que en 2015 en la sede de  las Naciones Unidas en Nueva York fijó para eliminar el hambre y la pobreza, así como lograr otros grandes Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).

Según el estudio, los donantes deben gastar en promedio, 14 000 millones de dólares adicionales al año de aquí al 2030, lo que equivale a duplicar el gasto actual para la seguridad alimentaria y la nutrición.

De acuerdo al economista Máximo Torero, de la FAO, “el mundo produce suficientes alimentos para todos, por lo que es inaceptable que 690 millones de personas  estén subalimentadas, 2000 millones no tengan acceso regular a cantidades suficientes de alimentos inocuos y nutritivos, y 3000 millones no pueden permitirse una dieta saludable”.

Para el experto si se duplican las contribuciones de los países más ricos como se solicita, “con tecnología, innovación, educación, protección social y facilitación del comercio” se puede vencer el hambre en los plazos fijados por la comunidad internacional.

David Laborde, investigador del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), sostuvo que además de la contribución de los países donantes, los países más pobres deben aumentar el gasto de sus propios presupuestos para alcanzar los ODS “y duplicar los ingresos de 545 millones de agricultores en pequeña escala y limitar las emisiones agrícolas de conformidad con el Acuerdo de París sobre el clima”.

Con el objetivo de avanzar en esas reflexiones que permitan soluciones más concretas, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, propuso la realización de una Cumbre sobre los sistemas alimentarios, cuya reunión preparatoria se realizará en Roma antes del verano boreal de 2021,  y cita conclusiva de Jefes de Estado y de Gobierno o sus altos  representantes tendrá lugar en septiembre del próximo año en Nueva York.

Para la reina Letizia de España, es necesario repensar “los actuales modelos de producción alimentaria desde la perspectiva de la sostenibilidad social, económica y ambiental”.

También es para ella una “prioridad de la salud pública vinculada además a la degradación del medio ambiente en su sentido más amplio, a la pérdida de diversidad agrobiologica, al desperdicio alimentario y al deber de asegurar medios de vida dignos a los trabajadores de la cadena alimentaria”, recordando las tendencias de crecimiento de las cifras de desnutrición, de carencia de micronutrientes, de sobrepeso y obesidad.

En la búsqueda de caminos para construir sinergias entre los países, a fin de afrontar los efectos de la covid-19 en la seguridad alimentaria y sus posibles soluciones futuras, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, recordó la iniciativa que su país presentó a la FAO.

Se trata de una propuesta destinada a crear una coalición de naciones  sobre la alimentación, a la que ya se han sumado cerca de 40 países de todas las regiones, para intercambiar experiencias de lo que está aconteciendo, identificar donde están las zonas de mayor riesgo,  explorar cuales serían los mejores caminos para afrontar dichos efectos y preparar la fase poscovid en este sector.

“Una alimentación adecuada y equilibrada debe estar al alcance de cada uno, junto a la antigua conexión con la cultura, la tradición y la tierra” combatiendo “la odiosa acción del desperdicio de alimentos”, llamando a la comunidad internacional que asuma la protección “de los bienes preciosos que la tierra nos ofrece” para salvaguardarlo “para las futuras generaciones”.

RV: EG

El artículo  Seguridad alimentaria irrumpe en la agenda global fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Perú ante encrucijada respecto a los transgénicos

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La agricultura y los alimentos transgénicos en Perú.

La agricultura orgánica se opone tenazmente al ingreso de cultivos transgénicos. Foto: Minam

Por Zoraida Portillo
LIMA, Nov 2 2020 (IPS)

La comunidad científica peruana aguarda expectante la decisión del presidente Martín Vizcarra en torno a la ampliación por 15 años más de la moratoria aprobada en 2011 que prohibía, por una década, el ingreso a territorio nacional de organismos genéticamente modificados.

Según la ley, durante esa década Perú debía “fortalecer las capacidades nacionales, desarrollar la infraestructura y generar las líneas de base respecto de la biodiversidad nativa, que permita una adecuada evaluación de las actividades de liberación al ambiente de organismos vivos modificados”.

Pero a un año de la fecha de expiración, mientras ecologistas, productores orgánicos e indígenas abogan porque Perú siga siendo libre de transgénicos, la comunidad científica lamenta la falta de debate sobre la conveniencia o no de extender la moratoria.

Según algunos especialistas, esta moratoria podría poner en riesgo el conocimiento, el personal ya capacitado y la infraestructura acumulada desde que en 1999 se dio en el país la ley de prevención de riesgos derivados del uso de la biotecnología.“La extensión de la moratoria desincentiva la investigación… Los científicos pueden desarrollar una variedad o raza de un animal usando esta tecnología, no se puede avanzar hacia la experimentación y los proyectos quedan truncos”: Carlos Arbizu Berrocal.

“Se tienen los conocimientos necesarios para realizar el análisis de riesgo caso por caso sobre bases científicas y tomar decisiones para permitir o no el ingreso, producción o liberación al territorio nacional de organismos vivos modificados para fines de crianza o cultivo sin afectar la biodiversidad, el ambiente ni la salud humana”, asegura Enrique Fernández-Northcote, científico asociado del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, de Lima.

Con esos antecedentes, el 20 de octubre el Congreso Nacional aprobó la extensión de la moratoria hasta 2035 por 104 votos a favor, ninguno en contra y siete abstenciones. Según las leyes peruanas, ahora el presidente Martín Vizcarra tiene 15 días hábiles para promulgar u observar la ley aprobada.

Las abstenciones fueron de aquellos congresistas que expresaron así su disconformidad por el escaso debate previo y por no haberse consultado previamente con la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación del congreso.

La necesidad de la ampliación no está exenta de polémica por el apresuramiento con que se tramitó, dispensándola de una segunda votación como manda el reglamento, y porque la actual moratoria de 10 años expirará el 31 de diciembre de 2021, cuando habrá un nuevo presidente y un nuevo Congreso, que serán elegidos en abril.

Raúl Machaca, presidente de la Comisión Agraria, dijo que la ampliación era necesaria “en salvaguarda de nuestra biodiversidad, la salud y el medio ambiente”, y “porque permitirá cumplir con la finalidad por la cual se dio la moratoria”.

Sin embargo, para el Ministerio de Ambiente, los avances de la moratoria hasta diciembre de 2019 eran de 75,14 por ciento.

“A dos años de cumplir el plazo establecido, la Ley de Moratoria está implementada y encaminada a cumplir con la finalidad y objetivos planteados”, se lee en el informe anual que ese ministerio presentó al Congreso a fines de 2019.

La polinización cruzada que puede ocurrir entre maíz transgénico y maíz con mejoramiento convencional no causa daño al ambiente o la biodiversidad de acuerdo a la evidencia científica. Foto: Xochiquetzal Fonseca/ CIMMYT

La polinización cruzada que puede ocurrir entre maíz transgénico y maíz con mejoramiento convencional no causa daño al ambiente o la biodiversidad de acuerdo a la evidencia científica. Foto: Xochiquetzal Fonseca/ CIMMYT

Entre los principales avances logrados en casi nueve años de moratoria se incluyen la elaboración de procedimientos de control y vigilancia para detectar cualquier liberación ilegal de transgénicos en el ambiente.

También se fortalecieron las capacidades del personal vinculado a biotecnología y bioseguridad; se acreditaron laboratorios para detección de organismos vivos modificados; y se implementó el CIISB-Perú, un portal de intercambio de información creado por el Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología.

Según dijo Carlos Arbizu Berrocal, director de Investigación y Asuntos Especiales del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), “la extensión de la moratoria desincentiva la investigación”.

Explica que si bien los científicos “pueden desarrollar una variedad o raza de un animal usando esta tecnología, no se puede avanzar hacia la experimentación y los proyectos quedan truncos”, comentó.

Cuando se dio la moratoria, en 2011, el INIA estaba desarrollando una papaya transgénica para combatir una plaga que causa pérdidas del cultivo por encima del 60 por ciento. Los resultados en ambiente confinado fueron promisorios pero no se pudo avanzar a pruebas en campo debido a la restricción legal.

Actualmente el INIA no realiza ningún tipo de investigación transgénica con cultivos agrarios o forestales, animales o microorganismos en campo o invernaderos.

Según Fernández-Northcote, “la moratoria impide la investigación en campos experimentales para la selección de líneas mejoradas de maíz, algodón, y alfalfa transgénicos y desincentiva la investigación de otros productos de ingeniería genética”.

Exhibición de papas modificadas genéticamente contra la polilla de la papa (Izq.) y daño causado por ese insecto en papas sin modificación. Foto: Zoraida Portillo/SciDevNet

Exhibición de papas modificadas genéticamente contra la polilla de la papa (Izq.) y daño causado por ese insecto en papas sin modificación. Foto: Zoraida Portillo/SciDevNet

En su opinión, estas investigaciones permitirían, por ejemplo, controlar problemas severos de plagas y enfermedades, heladas y sequías en la papa, uno de los principales cultivos del Perú, que no han podido ser solucionados por más de 50 años de mejoramiento convencional.

Precisamente, el Centro Internacional de la Papa (CIP) —organismo científico con sede mundial en Lima— posee una de las instalaciones de bioseguridad más avanzadas de la región, pero ante las prohibiciones legales realiza en África sus investigaciones con papas transgénicas.

La fitomejoradora María Scurrah, directora del Grupo Yanapai, asociación de investigadores interdisciplinarios que trabaja en la protección de la agrobiodiversidad de los Andes, subraya que “lo último que necesita el Perú son transgénicos, una tecnología que tiene muy poco que ofrecer a un costo enorme”.

Reconoce que una de las fortalezas de la tecnología es que “muchos de los genes que se introducen en los cultivos son para reducir el daño de enfermedades”, pero es escéptica.

“Para Perú, una agricultura agroecológica que promueva el cuidado del agua y suelo y el cuidado de la agrobiodiversidad es más útil y beneficiosa que algunos cultivos con genes que generan ventaja para algunos agricultores que pueden pagar por esa semilla. Por ese lado está bien que continúe la moratoria”, añadió por correo electrónico.

Este artículo fue publicado originalmente por SciDevNet.

RV: EG

El artículo Perú ante encrucijada respecto a los transgénicos fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

San Salvador quiere ser una ciudad esponja

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Luego de la tormenta tropical Amanda construyen acequias en El Salvador para evitar inundaciones.

Zanjas como esta hacen parte de los 62 kilómetros de acequias ya construidas en los cafetales que rodean San Salvador, para absorber el agua de las lluvias y evitar las desastrosas inundaciones. Foto: CityAdapt

Por Corresponsal de IPS
SAN SALVADOR, Nov 2 2020 (IPS)

La capital de El Salvador inició un programa para convertirse en una “ciudad esponja”, capaz de combatir y contener las inundaciones que causan muertes, dolor y pérdidas materiales, destacó este lunes 2 un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

En mayo y junio de 2020, el paso de la tormenta tropical Amanda, con vientos huracanados y fuertes lluvias, dejó en El Salvador 20 muertos, con 150 deslizamientos de tierra, 20 inundaciones importantes, cultivos, carreteras y líneas eléctricas destruidas, y más de 30 000 hogares afectados.

El informe del Pnuma presentó el caso de Héctor Velásquez, cuya finca cafetalera  en una ladera del volcán San Salvador estuvo en el camino de la tormenta, la cual provocó un derrumbe que arrasó con un área sembrada de 3000 metros cuadrados.

“Los deslizamientos de tierra se llevan todos los cultivos plantados. Este tipo de lluvias se lleva con ella los recursos, cuando los recursos son escasos, para empezar, y es necesario reinvertir”, dijo Velásquez, de 42 años y padre de dos hijos.

Velásquez recordó que, cuando era niño, la lluvia en San Salvador era básicamente una llovizna continua que se extendía a lo largo de ocho meses y, en ese entonces, el suelo tenía tiempo de absorber el agua.

Pero en los últimos años el cambio climático ha hecho que las tormentas extremas sean más comunes. Son especialmente devastadoras alrededor de la capital, donde la construcción y la pavimentación de carreteras han creado una barrera de hormigón que evita que la lluvia sea absorbida por el suelo.

Por ello, autoridades de esta capital y caficultores se incorporaron al programa CityAdapt, que desarrolla el Pnuma “para reconectar a las ciudades con la naturaleza”, con la restauración de 1150 hectáreas de bosques y plantaciones de café, buscando reactivar la capacidad de San Salvador para absorber la lluvia.

En los alrededores de la ciudad, las inundaciones y los deslizamientos de tierra arrastran la valiosa capa superficial del suelo y con ella la fertilidad de los cafetales. “El suelo, para nosotros los agricultores, es la riqueza de nuestra finca. Si no lo tenemos, no producimos”, subrayó Velásquez.

Antes de una disminución de la producción de café en los últimos 10 años, este sector había sido vital para la economía de El Salvador, y en 2012 empleaba 150 000 personas, con una producción de más de un millón de quintales (de 46 kilos), aunque este año podría estar entre 300 000 y medio millón de unidades.

Un informe del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias estimó que para 2050 el cambio climático podría afectar más al sector cafetalero de El Salvador que al de cualquier otro país.

En San Salvador, el proyecto CityAdapt “se basa en una lógica simple”, según el Pnuma, pues “cuando la vegetación es reemplazada por el concreto, el suelo pierde su permeabilidad natural”.

Por lo tanto, “los árboles y otra vegetación pueden ser usados como esponjas, debido a que capturan enormes cantidades de agua en la tierra, previenen la erosión, limitan las inundaciones y recargan los suministros de agua subterránea para los meses de sequía”.

En San Salvador el proyecto ya comenzó a reducir los riesgos de inundaciones para unas 16 000 personas y se espera que en 2022 alcance a 115 000. Se han construido 62 kilómetros de acequias para facilitar drenajes como los de ríos y arroyos, y en el camino se han sembrado 3500 nuevos árboles frutales.

El término “ciudad esponja” se ha usado para describir un área urbana que está creando espacios verdes con el fin de hacer frente a las inundaciones, estrategia adoptada en ciudades tan diversas como Berlín, Kingston, Xalapa en México y Wuhan en China.

Jessica Troni, jefa de la Unidad de Adaptación al Cambio Climático en el Pnuma, destaco que en todo el mundo hay en marcha 45 proyectos similares, con un proceso de restauración de 113 000 hectáreas.

A-E/HM

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El mundo debe mejorar la gestión del agua para vencer el hambre

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La agricultura es la actividad que consume la mayor parte del agua dulce, de riego y de lluvia, pero ese líquido escasea cada vez más, amenazando los propósitos de erradicar el hambre que padecen cientos de millones de personas. Foto: Ishara Kodikara/FAO

La agricultura es la actividad que consume la mayor parte del agua dulce, de riego y de lluvia, pero ese líquido escasea cada vez más, amenazando los propósitos de erradicar el hambre que padecen cientos de millones de personas. Foto: Ishara Kodikara/FAO

Por Corresponsal de IPS
ROMA, Nov 26 2020 (IPS)

Las limitaciones cada vez mayores para el abastecimiento de agua dulce en el mundo amenazan la seguridad alimentaria y la nutrición de gran parte de la humanidad, advirtió la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su principal informe anual, divulgado este jueves 26.

La FAO “envía un mensaje firme: los déficits y la escasez de agua en la agricultura deben abordarse de inmediato y con audacia si queremos tomarnos en serio nuestro compromiso de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)” para 2030, destacó el director de la organización, Qu Dongyu, en esta capital.

Más de 3000 millones de personas (casi 40 por ciento de la población mundial) viven en zonas agrícolas con niveles altos o muy altos de déficit y escasez de agua, y casi la mitad de estas personas afrontan graves limitaciones, expuso el informe “Estado mundial de la agricultura y la alimentación 2020”.

Y en todo el mundo la disponibilidad de recursos de agua dulce por persona ha disminuido en más de 20 por ciento durante los dos últimos decenios.“La FAO envía un mensaje firme: los déficits y la escasez de agua en la agricultura deben abordarse de inmediato y con audacia si queremos tomarnos en serio nuestro compromiso de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible”: Qu Dongyu.

Eso subraya la importancia de producir más con menos, especialmente en el sector de la agricultura, el mayor usuario de agua en el planeta.

Según el texto, compromisos internacionales como el ODS 2 (Hambre Cero) “todavía puede alcanzarse, pero solo si se hace un uso más productivo y sostenible del agua dulce y las aguas pluviales en la agricultura, que representa más de 70 por ciento de las extracciones mundiales de agua”.

Aproximadamente 1200 millones de personas habitan en lugares en los que la gravedad del déficit y escasez de agua plantea un desafío para la agricultura, principalmente en Asia y África del Norte, aunque también 50 millones de habitantes en África subsahariana, sobre todo en las áreas de pastoreo.

El texto recuerda que la agricultura de secano (que utiliza solo agua de lluvia), representa 80 por ciento de las tierras cultivadas y 60 por ciento de la producción mundial de cultivos.

De ellas, 11 por ciento, o sea 128 millones de hectáreas, afrontan sequías frecuentes, como también 14 por ciento de las 656 millones de hectáreas dedicadas al pastoreo.

En paralelo, 60 por ciento de las tierras de cultivos de regadío, 171 millones de hectáreas, se ven sumamente afectadas por el estrés hídrico, y 11 países de Asia y África del norte enfrentan ambos desafíos.

Muchas de las regiones afectadas por la escasez de agua son también las habitadas por millones de personas en situación de insuficiencia alimentaria.

Entre otros datos llamativos, el informe señala que 41 por ciento del riego mundial se realiza a expensas de las necesidades de caudales ambientales, que son decisivos para respaldar los ecosistemas que desempeñan funciones de sustentación de la vida.

También, que la producción de biocombustibles requiere entre 70 y 400 veces más agua que los combustibles fósiles a los que sustituyen, y que en los 47 países menos adelantados 74 por ciento de la población rural no accede al agua potable.

Las acciones que propone la FAO van desde invertir en la recogida y conservación del agua en zonas de secano, hasta la rehabilitación y modernización de sistemas de riego sostenibles en zonas de regadío.

Estas acciones deben combinarse con las mejores prácticas agronómicas, tales como adoptar variedades de cultivos resistentes a la sequía, y medios de gestión del agua mejorados, como derechos y cuotas que garanticen un acceso equitativo y sostenible.

El informe reconoce que, en algunos casos, los sistemas de riego en pequeña escala y dirigidos por agricultores pueden ser más eficaces que los proyectos de gran envergadura, y los considera una opción prometedora para África subsahariana.

Finalmente apunta que “el agua debería reconocerse como un bien económico que tiene valor y un precio”, versus “las prácticas consuetudinarias que han llevado a tratar el agua como un producto básico gratuito”.

“Un precio que refleje el verdadero valor del agua envía una señal clara a los usuarios para que la utilicen de forma inteligente. Al mismo tiempo, es fundamental el apoyo en materia de políticas y gobernanza para garantizar un acceso eficiente, equitativo y sostenible para todos”, asentó.

A-E/HM

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Informe recomienda profunda revisión de la política antidrogas de EEUU

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Campesinas bolivianas arrancan hojas coca en un predio recién erradicado. Foto: Pacifista!

Campesinas bolivianas arrancan hojas coca en un predio recién erradicado. Foto: Pacifista!

Por Max Radwin
WASHINGTON, Dec 17 2020 (IPS)

El Congreso de Estados Unidos ha publicado un extenso informe sobre la política de drogas en el continente americano, en el cual establece una larga lista de recomendaciones para detener el narcotráfico y abordar los problemas de salud pública creados por el consumo de drogas. El informe adelanta cómo podría ser la lucha contra el crimen organizado durante la administración del presidente electo Joe Biden.

Publicado por la Comisión de Política de Drogas del Hemisferio Occidental de la cámara baja del Congreso en Washington, el informe aboga por cambios profundos y sistemáticos en la forma en que Estados Unidos combate el narcotráfico. Propone, además, una mayor coordinación internacional, un enfoque más holístico en la formulación de las políticas y una revisión a las anticuadas penalidades que se imponen a los países que no logran alcanzar los objetivos anuales.

“Es posible que nunca pongamos fin al tráfico ilegal de drogas, así como no podemos eliminar el consumo de sustancias”, se lee en el documento. “Pero podemos manejar mejor estos graves problemas mediante una estrategia integral”.

El informe recomienda que Estados Unidos establezca “acuerdos de asistencia extranjera” multianuales desarrollados por los embajadores con los líderes políticos y de seguridad en los países. Señala que dichos acuerdos permitirían un mayor intercambio de información, así como mayor transparencia entre los países y soluciones de mayor costo-beneficio para asuntos como el crimen organizado, la reforma de la justicia criminal y los derechos humanos.

Los planes también podrían incluir la sincronización de los esfuerzos para prevenir las transacciones digitales ilícitas, que, como dice el informe, están siendo cada vez más utilizadas por los grupos de crimen organizado para lavar las ganancias de las drogas.

“Lo que un país como Colombia necesita es muy diferente a lo que uno como México, El Salvador u Honduras podría necesitar”, dijo Shannon O’Neil, presidenta de la Comisión, al referirse a la propuesta durante un encuentro sobre el informe realizado el 3 de diciembre.

“En ese sentido, permite ahorrar dinero y evita poner en marcha políticas que son poco eficaces para un contexto en particular”, agregó.

El informe rechaza los enfoques tradicionales para la formulación de políticas antidrogas, que hasta el momento han demostrado ser limitantes, y propone no sucumbir a disyuntivas falsas como “seguridad pública versus salud pública”, que, recalca el informe, pueden obstaculizar estrategias más eficaces, holísticas y multifacéticas. El informe hizo uso extensivo de las investigaciones y análisis propios de InSight Crime.

Lo que deben hacer los diseñadores de políticas, continúa el informe, es tomar los mejores aspectos de ambos lados del debate: seguir invirtiendo en estrategias tradicionales, como el financiamiento a la formación de los policías y la destrucción de laboratorios de drogas, pero complementarlos con planes para mejorar la salud pública, los derechos humanos y el desarrollo económico alternativo.

Todo esto requeriría la unión de la comunidad internacional e involucrar al sector privado con el fin de discutir formas creativas para generar cambios a largo plazo, puntualiza el informe. Por ejemplo, menciona la titulación de tierras en zonas rurales de Colombia donde el cultivo de coca está creciendo. Al otorgar títulos de tierras, los agricultores pueden acceder al crédito y a los servicios gubernamentales, y de esta manera atraer inversiones que les permitan alejarse de los cultivos ilícitos.

El informe también insta a que los funcionarios revisen lo que se conoce como el proceso de certificación y clasificación, mediante el cual la Casa Blanca publica una lista anual de países productores y de tránsito que han “evidentemente fracasado” en la lucha por detener los delitos relacionados con las drogas. Los países que aparecen en la lista pueden recibir sanciones como castigo, aunque esto es poco común.

Este proceso equivale a una lista de “buenos y malos”, como se lee en el documento, con una teatralización que aliena innecesariamente a los socios latinoamericanos y no logra evitar la corrupción. El proceso también ha sido señalado de tener motivaciones políticas, como dice el informe, dado que a veces algunos aliados estadounidenses quedan por fuera de la lista sin las debidas explicaciones.

El informe contiene recomendaciones acertadas que se habían quedado en el tintero durante mucho tiempo, y que, si se aplican correctamente, podrían mejorar los problemas de narcotráfico y consumo de drogas que actualmente son endémicos en América Latina.

En primer lugar, el informe deconstruye viejos debates entre disyuntivas falsas como “seguridad pública versus salud pública”, dos estrategias que solo tienen sentido si se aplican juntas.

En Colombia, por ejemplo, la fumigación aérea de cultivos ilícitos de coca es costosa y aliena a las comunidades rurales. Sin embargo, los esfuerzos de erradicación de la coca pueden cumplir un papel como parte de una estrategia más amplia para abordar el asunto si se combinan con “incentivos positivos”, como la construcción de carreteras y el aumento de las oportunidades agroindustriales para ayudar a los cultivadores en la transición a la economía legal.

“No podemos controlar el suministro de drogas nocivas sin reducir a la vez la demanda, y no podemos detener la demanda si no se limita también la oferta”, puntualiza el informe.

Esta afirmación da directamente en el clavo.

En segundo lugar, las acciones de buena fe coordinadas por Estados Unidos, como sugiere el informe, son en general positivas, ya que se ha demostrado los buenos resultados de los trabajos de coordinación actualmente en marcha.

A pesar de que padecen de muchas deficiencias, los trabajos en conjunto con Estados Unidos han dado lugar a una reforma legítima de la justicia criminal y a una recuperación económica de la que otros países podrían beneficiarse.

En México, por ejemplo, la Iniciativa Mérida parece haber ayudado a disminuir las tasas de homicidios como resultado de una reforma policial apoyada por Estados Unidos, como indica el informe.

La aplicación de estrategias similares —mejoradas con base en errores previos— podría ser constructiva si se diseñan según las necesidades específicas y el contexto sociopolítico de cada país. Al menos, esto sería más rentable que muchos de los esfuerzos que se adelantan actualmente.

Por último, la decisión del informe de rebatir la eficacia del proceso de certificación y clasificación en temas de drogas podría crear un cambio profundo en la lucha internacional contra el narcotráfico.

Incluir a un país en la lista de los que han “fallado evidentemente” se presenta como una amenaza, y entorpece innecesariamente las relaciones con los países, que de hecho ya son frágiles. También hace que Estados Unidos parezca poco comprensivo con las necesidades de la región, y que se interesa solo por mantener el control del panorama político.

Tal vez el mejor ejemplo de esto último es Bolivia, que ha aparecido en la lista cada año desde 2008, cuando el expresidente Evo Morales expulsó al embajador y a la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos.

Si bien Estados Unidos tenía y tiene razones para dudar por el manejo del cultivo de coca en el país, como la implementación de un mercado legal de coca a nivel nacional, su decisión de incluir a Bolivia en la lista en un momento en que Perú y Colombia estaban produciendo mucha más coca se vio como algo políticamente motivado, y puso más distancia entre los dos países.

Esta artículo se publicó originalmente por InSightCrime

RV: EG

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Victoria contra el glifosato es un llamado a redoblar la lucha en México

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Un maizal donde se ha usado el glifosato en México. Foto: Margarito Pérez Retana / Cuartoscuro

Un maizal donde se ha usado el glifosato en México. Foto: Margarito Pérez Retana / Cuartoscuro

Por Eugenio Fernández Vázquez
MÉXICO, Jan 7 2021 (IPS)

El 31 de diciembre, para cerrar con una buena noticia este año tan duro, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se anuncia que “a más tardar en el primer semestre del año 2023” el gobierno federal promoverá las reformas legales relevantes “para evitar el uso de glifosato como sustancia activa de agroquímicos y de maíz genéticamente modificado en México”.

Esto supone una enorme victoria para el movimiento campesino y ambientalista mexicano, y debe ser un llamado a redoblar los esfuerzos y las luchas por transformar de fondo el campo nacional.

La publicación del decreto es el triunfo de cientos de organizaciones, grupos y actores políticos y económicos a todos los niveles, dentro y fuera del gobierno federal, que se enfrentaron al enorme aparato político que han construido las grandes empresas agroindustriales nacionales y transnacionales.

Versiones anteriores del proyecto de decreto aparecidas a lo largo de 2020 mostraron que entre sus adversarios estaban también muchos actores del gobierno federal, en forma muy notable el entonces jefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, y sus aliados en el gabinete. Por suerte, ellos perdieron y ganó el país.

El autor, Eugenio Fernández Vázquez

El autor, Eugenio Fernández Vázquez

Si el triunfo no fue suyo fue por la labor incansable de organizaciones campesinas y de la sociedad civil, desde Greenpeace hasta la ANEC, pasando por las organizaciones del colectivo Ma OGM y otro sinfín de grupos, para no quitar el dedo del renglón y exigir a López Obrador que cumpliera su palabra.

Las organizaciones y actores en defensa de los modos de vida campesinos y del medio ambiente hicieron una tarea minuciosa de no dejar pasar día sin revisar decretos publicados, de difusión de información, de convencer a actores de todos los tamaños y sectores, sin la que no se hubiera logrado este enorme avance.

Con todo y lo enorme de este triunfo, no se trata sino de un primer paso.

El glifosato no es el enemigo a vencer, sino una de sus herramientas. El enemigo a vencer es esta agricultura industrial que nos domina hoy y que genera ciudadanos obesos y mal nutridos, agricultores pobres y transnacionales ricas.

Para vencer a ese enemigo debemos luchar ya no solo por prohibir lo que hace daño, sino por avanzar hacia una política agropecuaria restaurativa, que genere economías rurales y alimentarias incluyentes y diversas, que ofrezcan una salida de la pobreza y redistribuyan la riqueza y que abran la puerta a una nueva relación del país con sus campos, bosques, selvas y desiertos.

La victoria contra el glifosato no es la única que se ha registrado en estas administración, aunque muchos avances son tan tímidos que dejan un sabor a nada.

Por ejemplo, el programa Sembrando Vida tenía un enorme potencial, y hay testimonios anecdóticos en muchos lugares que permiten ser moderadamente optimistas.

Otros testimonios, sin embargo, llevan a diluir ese optimismo y afirman que se parece mucho a los “pagos por hacer poco o nada” de sexenios anteriores y que ha contribuido a que se deshilache el tejido organizativo en vastas regiones del país. La falta de transparencia en México hace que no sepamos a cabalidad qué está ocurriendo con el programa.

En cualquier caso, el nuevo decreto plantea compromisos que pueden servir de ancla y referencia para las siguientes batallas en esa lucha en defensa del campo, del planeta y de los campesinos y demás habitantes del mundo, y en contra de quienes quieren arrebatarnos los recursos naturales y enriquecerse a costa nuestra.

Es significativo que el objeto del decreto sea sustituir el glifosato por “alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el ambiente”.

En esa frase está un compromiso que no se hará realidad solo: habrá que exigir que se cumpla todos los días.

Este artículo fue publicado originalmente por Pie de Página, de la plataforma mexicana de Periodistas de A Pie.

RV: EG

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Pequeños algodoneros de Colombia estrenan tecnología

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Los cultivadores de algodón en el municipio Ovejas, del norte colombiano, ya disponen de la conectividad necesaria para sostener las innovaciones en el programa de reconversión de cultivos en la zona. Foto: ONU Colombia

Los cultivadores de algodón en el municipio Ovejas, del norte colombiano, ya disponen de la conectividad necesaria para sostener las innovaciones en el programa de reconversión de cultivos en la zona. Foto: ONU Colombia

Por Corresponsal de IPS
BOGOTÁ, Feb 19 2021 (IPS)

Unos 180 pequeños cultivadores de algodón en el municipio colombiano de Ovejas, en el norteño departamento de Sucre, accedieron esta semana a conectividad inalámbrica mediante un plan piloto para emplear espacios en blanco de televisión, con apoyo de la iniciativa + Algodón de la FAO.

Desde septiembre de 2020 ese programa de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) se emplea a fondo en el municipio en procura de que los agricultores que se reconvierten del cultivo del tabaco combinen la producción de algodón con la de rubros alimenticios.

“Con la instalación de esta infraestructura tecnológica de TV White Space (espacios en blanco), los agricultores de la región acceden a nuevos conocimientos y mejores prácticas, intercambiando experiencias con otras comunidades y el mundo”, dijo José Nelson Camelo, coordinador de +Algodón en Colombia.

La tecnología de espacios en blanco son canales no usados por la TV abierta en algunas zonas geográficas y que se pueden emplear para otras aplicaciones de radiocomunicaciones sin causar interferencias.

Miguel Anzola, de la gubernamental Agencia Nacional del Espectro de Colombia, dijo que “con esta tecnología se pretende adelantar un proceso para brindar servicios de conectividad en la región, ayudar al cierre de la brecha digital y llevar plataformas de educación, agricultura y telemedicina, entre otras iniciativas”.

Desde la FAO se pretende capacitar a los agricultores y agricultoras en temas productivos, de fortalecimiento organizacional y comercialización, dijo Camelo.

La zona rural de Ovejas, un municipio de 22 000 habitantes en la región de los Montes de María, no muy lejos del Caribe colombiano, ha estado muy aislada en cuanto a conexiones, y su población campesina en condiciones de vulnerabilidad por la decadencia de las tradicionales actividades de ganadería y cultivo del tabaco.

En la zona +Algodón instaló una “unidad técnica demostrativa” para los ensayos de producción de algodón combinados con los cultivos alimentarios (arroz, maíz y frijol), que con la nueva conectividad será un centro para obtener y procesar sobre el terreno las variables agrometeorológicas, según indicó Camelo.

Junto con agencias del gobierno, se operará una estación meteorológica portátil y de sensores de fácil manejo para la toma de variables climatológicas y edafológicas en tiempo real en las unidades productivas.

Los datos, integrados en un sistema de alerta temprana y eficiencia hídrica, permitirán aplicar técnicas de agricultura de precisión en siembras de algodón y en general una mejor gestión de todos los cultivos.

El proyecto en Ovejas se inicia con asistencia técnica a 111 exproductores de tabaco que transitan al cultivo de algodón, maíz y frijol, con reducido empleo de agroquímicos, para incrementar la preservación de la biodiversidad y generar mayores ingresos con nuevos recursos de comercialización, informó la FAO.

+Algodón Colombia se inició en 2017 con un programa de apoyo a productores rurales en la zona de la norteña Sierra Nevada de Santa Marta. El proyecto regional tiene epicentro en Brasil, su principal soporte, y ha trabajado con miles de cultivadores en Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia, Haití, Paraguay y Perú.

A-E/HM

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Langosta voladora amenaza seguridad alimentaria en Mesoamérica

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Bajo el sol inclemente del mediodía, en un maizal de la campiña salvadoreña, el agricultor Manuel Mancía y personal gubernamental especializado en la detección de la langosta voladora encontraron un puñado de ese insecto, una evidencia de que el riesgo de que devoren los cultivos sigue latente. “Hay que andar pendiente de eso, cerquita, muy […]

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Agricultores preservan cuencas de Jamaica

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Las Montañas Azules de Jamaica y la cordillera John Crow -con el Caribe al fondo- contienen el único bosque tropical de la isla y son fuente del agua que se consume en Kingston, la capital, por lo que su conservación es fundamental. Foto: BID

Las Montañas Azules de Jamaica y la cordillera John Crow -con el Caribe al fondo- contienen el único bosque tropical de la isla y son fuente del agua que se consume en Kingston, la capital, por lo que su conservación es fundamental. Foto: BID

Por Corresponsal de IPS
KINGSTON, Mar 2 2021 (IPS)

Centenares de agricultores de Jamaica combinan sus labranzas con el rescate de la cuenca de los ríos Hole y Yallahs, que suministran 40 por ciento del agua utilizada en hogares, negocios y granjas del área metropolitana de esta capital, destacó un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que auspicia la iniciativa.

Esos ríos descienden desde los ecosistemas de Montañas Azules y la cordillera John Crow, con un parque nacional de 495 kilómetros cuadrados en el oriente de esta isla en la mitad del Caribe, de 10 991 kilómetros cuadrados y tres millones de habitantes.

Proteger de la degradación ecológica a esas dos cuencas, con el único bosque tropical que queda en Jamaica, se ha convertido en una prioridad, pues enfrentan amenazas derivadas de la agricultura, la extracción de madera y leña, la minería, la explotación de canteras y el desbroce de tierras para construir viviendas.

Loureene Jones, de la Agencia Nacional de Ambiente y Planificación (NEPA, en inglés), dijo que “el problema es que la cubierta forestal se ha reducido, con más áreas expuestas, lo que a su vez provoca mayor erosión y sedimentación”.

“Cuando llueve mucho, una gran cantidad de sedimento se arrastra hacia las áreas de captación de donde proviene el líquido para suministrar agua potable a Kingston. Esto provoca que la empresa de agua tenga que cerrar el sistema, lo que provoca cortes en el servicio”, añadió Jones.

Para contrarrestar estas amenazas, NEPA inició con apoyo del BID un proyecto de manejo de las cuencas de Yallahs y Hope, que incluyó incentivos económicos y financieros a las comunidades aledañas a cambio de impulsar agricultura y silvicultura sostenibles.

“Sin inversión en reforestación, capacitación de los agricultores y control de la erosión, los volúmenes y la calidad del suministro de agua probablemente enfrentarán una mayor variabilidad y disminución”, expuso Yuri Chakalall, especialista en gestión de riesgos y desastres del BID.

Sostuvo que “dirigirse a los agricultores a través de capacitación, demostraciones prácticas e incentivos para mejorar sus técnicas de cultivo y manejo del suelo, es fundamental para cualquier esfuerzo por reducir la erosión dentro de la cuenca”.

La educación ha sido clave para superar la reticencia inicial de los agricultores y así poder proporcionarles herramientas para preservar la tierra de la que dependen, por lo que con apoyo de la Autoridad de Desarrollo Agrícola Rural de Jamaica se estableció una escuela especial con este objetivo.

Hasta ahora se han graduado en prácticas sostenibles 402 alumnos en la escuela de campo para agricultores en el oriente jamaiquino, y el primer fruto ya es visible: la reforestación de 500 hectáreas de tierra en las cuencas.

El reporte presentó a un beneficiario de esta formación, Garfield Willis, padre soltero de tres hijos que regresó a Jamaica en 2015 luego de años en el extranjero y decidió dedicarse a la agricultura, el oficio de sus padres, para sostener a su familia.

Narró que un día fue a la ciudad, entró a una tienda que vendía semillas, se enteró de que el perejil daría buenos rendimientos, compró un dólar de ellas, las sembró en un área de las Montañas Azules y comenzó a regarlas todas las mañanas.

Para su sorpresa “en poco tiempo las semillas se convirtieron en una cosecha abundante. Fui al mercado a vender todos los jueves y gané 75 000 dólares (jamaiquinos, equivalentes a 510 dólares estadounidenses)”.

Con esas ventas, Willis puede costear la educación de sus hijos, cubrir otras necesidades básicas e invertir algo más en su granja.

La capacitación de Willis le enseñó cómo podía contribuir a la preservación del área, utilizando partes de su tierra sin sembrar para crear barreras en las laderas que evitan la erosión del suelo, junto con técnicas para reutilizar residuos de su finca, como el compostaje, y gastando menos en fertilizantes y pesticidas.

“Aproveché el aprendizaje. He plantado col rizada, apio y café. A veces usábamos muchos químicos, quemábamos la tierra para limpiarla. Gracias a las clases ya no usamos tantos productos, lo que disminuye la erosión del suelo”, dijo Willis.

Las Montañas Azules y la cordillera John Crow son tierras altas que albergan cientos de plantas y animales autóctonos: aves, reptiles, anfibios, caracoles e incluso mariposas en peligro de extinción.

La meta del programa es que, mediante la inversión en las capacidades de los agricultores, se alcance el equilibrio necesario entre su sustento y el impacto ecológico de sus actividades, y se sostenga la fuente de agua para el millón de habitantes de Kingston.

A-E/HM

El artículo Agricultores preservan cuencas de Jamaica fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Agricultura familiar de Brasil resiste a la pandemia…y al gobierno

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La agricultura familiar, sometida a políticas adversas en Brasil desde 2016, sufre también los efectos de la covid-19, pero atenuados, mientras mantiene su especial papel de auxiliar a los pobres urbanos, particularmente castigados por la pandemia. Ese segmento produce 70 por ciento de los alimentos consumidos en este país de 212 millones de personas, y […]

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América Latina da sus primeros pasos hacia la carne sostenible

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Argentina, Brasil y Paraguay dan sus primeros pasos para mejorar los estándares de sostenibilidad de la carne vacuna. Foto: MACS

Argentina, Brasil y Paraguay dan sus primeros pasos para mejorar los estándares de sostenibilidad de la carne vacuna. Foto: MACS

Por Fermín Koop y Manuela Andreoni
BUENOS AIRES, Mar 12 2021 (IPS)

La carne vacuna es una de las principales exportaciones de muchos países de América Latina. También se ha convertido en un gran dolor de cabeza para los tomadores de decisión, que están cada vez más bajo la presión de consumidores e inversores preocupados por los impactos ambientales y sociales de las granjas ganaderas.

Sin embargo, podría haber una solución en camino.

Durante la última década, los ganaderos, las organizaciones ambientales y los gobiernos han desarrollado un conjunto de iniciativas diseñadas para hacer que la producción de carne sea más sostenible. Su trabajo ofrece un camino a seguir para un número creciente de productores que buscan aprovechar la demanda de productos más respetuosos con el clima.

La ganadería representa  46% del producto interno bruto (PIB) agrícola de América Latina y se concentra principalmente en cinco países que representan el 75% de la producción. Son Brasil, Uruguay, Paraguay, México y Argentina.

El sector ha experimentado un auge en las últimas décadas gracias a la creciente demanda de las crecientes clases medias del mundo, cuya hambre de carne vacuna se espera que perdurará.

Sin embargo, la expansión se ha producido a costa de la deforestación ilegal, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del agua, además de los terribles registros de muchas granjas sobre los derechos de los trabajadores. La selva amazónica de Brasil y el bioma árido y subtropical del Chaco que se extiende a ambos lados de Argentina, Paraguay y Bolivia son los más afectados.

América Latina y la mesa de la carne sostenible

América Latina es parte de la Mesa Redonda Global para la Carne Sostenible (GRSB, en inglés), una iniciativa de múltiples partes interesadas creada para mejorar la cadena de valor global de la carne vacuna. La organización, que tiene presencia en Argentina, Brasil, Paraguay, Colombia y México, trabaja con ganaderos, supermercados, frigoríficos y otros.

La organización define a la carne vacuna sostenible como un producto socialmente responsable, ambientalmente racional y económicamente viable que prioriza el planeta, las personas, los animales y el progreso.

La cadena de valor debe gestionar los recursos naturales de forma responsable, respetar a los animales y garantizar la seguridad y calidad de los productos cárnicos.

Brasil fue uno de los primeros países en embarcarse en un camino hacia la carne vacuna sostenible, después de haber creado una mesa redonda local en 2009.

Los especialistas de la industria a menudo señalan el informe de la organización Greenpeace «Sacrificando el Amazonas» de ese año como un momento decisivo para demostrar la conexión entre el suministro de carne de res cadenas y deforestación.

El informe llevó a algunas empresas empacadoras de carne a prometer una trazabilidad total. Sin embargo, el camino desde entonces ha sido una de muchas promesas y pocos resultados.

Hoy en día, solo las empresas más grandes realizan un seguimiento de los proveedores directos, mientras que el resto de la cadena de suministro suele ser poco conocido. Algunas empresas repitieron los compromisos de 2009 el año pasado, alegando que ahora tenían la tecnología para rastrear todas sus cadenas de suministro. Mientras tanto, las iniciativas de certificación no avanzaron.

«Es un sistema que nunca ganó fuerza», explicó Lisandro Inakake de Souza, quien coordina el programa de clima y agricultura en Imaflora, una organización no gubernamental ambientalista líder en Brasil. «No pudimos llevar las granjas a los estándares de certificación porque el mercado no lo pide», añadió.

Sin embargo, años de trabajo han ayudado a los productores brasileños a desmitificar lo que realmente significa la carne vacuna sostenible. En 2016, la mesa redonda local lanzó una plataforma digital de indicadores de carne sustentable para los productores.

Los estándares se relacionan con la eficiencia, los rastreadores de emisiones de carbono, el respeto de los derechos de los trabajadores y el mantenimiento de reservas legales.

A pesar de esto, muchos proveedores de carne y ganado tropiezan con el criterio más fundamental: seguir la ley. La deforestación ilegal y los problemas de tenencia de la tierra siguen siendo obstáculos para un gran número de agricultores brasileños. La ley brasileña obliga a los productores a preservar entre 20 % y 80 % de sus fincas, según la región y el bioma.

Aun así, los delitos ambientales y la apropiación de tierras son comunes y también existe confusión sobre los caminos para legalizar una empresa y obtener acceso a títulos de propiedad, incluso cuando las reclamaciones son legítimas.

“En la realidad brasileña, sabemos lo difícil que puede ser, y cómo a veces hay juego sucio, cuando la gente ocupa terrenos públicos”, dijo Souza.

Sin embargo, las empresas no se quedan quietas, ya que los inversores presionan por prácticas más sostenibles.

Jordan Timo, quien fundó Niceplanet Geotecnologia, una empresa de trazabilidad, ayuda a los gigantes de la carne Minerva y Frigol a rastrear sus cadenas de suministro y publicar información sobre proveedores directos en línea, a la que los consumidores pueden acceder escribiendo un código impreso en el empaque de su carne.

«Tenemos la tecnología para expandirnos», dijo. “Lo importante es que el desconocimiento de lo que se puede hacer es una herramienta para quienes no quieren actuar”, añadió.

Hay un número creciente de productores y líderes de la industria que también presionan por una industria de carne sustentable. Mauro Lúcio Costa, un ganadero del estado amazónico de Pará, podría ser uno de los más elocuentes.

Durante los últimos tres años, Costa ha sido parte de un proyecto piloto de Niceplanet para ayudarlo a rastrear toda su cadena de suministro a través de su teléfono. El sistema le permite garantizar en su mayoría una carne completamente rastreable (admite que a veces ni siquiera él pudo encontrar terneros de granjas sostenibles porque la demanda era muy alta).

Costa puede revisar su teléfono para ver si un proveedor tiene una reserva legal de bosque en la propiedad y si ha sido acusado de esclavizar a los trabajadores. Tiene el sueño de vender carne vacuna con un sello de biodiversidad, que muestra a los consumidores que al comprar su carne, en realidad están ayudando a proteger una parte de la selva amazónica que se encuentra dentro de su finca.

Su mayor obstáculo es persuadir a otros agricultores de que se unan a él, para que juntos puedan garantizar un suministro constante.

«Si pudiera hacerlo solo, estarías mirando a un hombre rico, porque tendría un producto que nadie más tiene», dijo.

En este momento, sin embargo, los consumidores no están demandando este tipo de producto. Según Souza, de Imaflora, la mayoría está más preocupada por el bienestar animal y si los envases son biodegradables. Aun así, Costa cree que si se juntan suficientes agricultores, podrían cultivar la demanda del mercado.

«Steve Jobs no esperó a que nadie quisiera un iPhone, lo inventó y luego lo vendió», dijo.

Primeros pasos

En Paraguay, GRSB también creó un conjunto de indicadores para medir si la cadena de valor de la carne de res puede ser sostenible. Los resultados preliminares muestran que ese es realmente el caso, según Hugo Sánchez, director de la rama local de GRSB. Esto se debe a que las vacas de Paraguay se alimentan principalmente con pasto y no contienen hormonas.

“La mayor parte de nuestra producción es sostenible, pero aún tenemos que demostrarlo con la certificación adecuada. Paraguay carece de información sobre su sector de carne y queremos cambiar eso”, dijo Sánchez.

“Hacerlo nos permitiría vender nuestra carne de res a mercados premium ya un precio más alto. Pero queda un largo camino por recorrer, no estamos identificados ahora como un país productor de carne vacuna«, añadió.

Aun así, Sánchez reconoce la imagen negativa de los productores por la deforestación en la región del Chaco. La deforestación en la zona es legal, pero los productores deben mantener intactos el 45% de los árboles de su tierra. Más de 2,9 millones de hectáreas de bosque chaqueño fueron taladas entre 2010 y 2018, según la ONG Guyra Paraguay.

En Argentina, la rama local de GRSB está construyendo un conjunto de indicadores similar a los utilizados en Paraguay y Brasil. Reconocen que no toda la carne producida en el país es sostenible, pero esperan que los indicadores ayuden a dar una imagen más clara. Sostenibilidad significa cumplir con todas las leyes nacionales mientras se busca una mejora adicional, argumentan.

«El mundo esta cambiando. O nos ponemos al día o nos quedamos atrás”, Federico Baiocchi, director de la rama de GRSB en Argentina. “Los consumidores están presionando al sector de la carne vacuna para que sea más sostenible. Y hay una larga lista de áreas en las que podríamos mejorar, desde la trazabilidad hasta las emisiones de gases de efecto invernadero. Estamos en el fondo, así que solo podemos mejorar».

Las vacas ya no pastan libremente en las vastas pampas de Argentina y, en cambio, son conducidas a corrales de engorde para engordar. Las hormonas también están autorizadas y no hay trazabilidad electrónica. La deforestación sigue siendo un gran problema. El año pasado, se deforestaron 114,716 hectáreas de bosques nativos, según Greenpeace.

En todo el continente, la mayoría de los productores ven a Uruguay como ejemplo. Los altos estándares del país le han permitido vender carne vacuna a un precio más alto. La mayoría de las vacas deambulan al aire libre, se alimentan de hierba y se rastrean electrónicamente.

Timo, de Niceplanet Geotecnologia, dice que confía en que el modelo de Uruguay de rastrear cada vaca es el camino a seguir para Brasil también, y que también podría aumentar drásticamente las ganancias de los agricultores.

“Siempre pensamos que los productores uruguayos podían cobrar más porque tenían mayor calidad en su producto”, dijo, «pero no es eso. Es la trazabilidad».

Iniciativas regionales

La mesa redonda sobre la carne vacuna no es la única iniciativa de la región. Algunos productos ya producen carne con certificación sustentable, como la de la Alianza del Pastizal, iniciativa liderada por la ONG BirdLife International que opera en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Se pide a los productores que mantengan al menos el 50% de sus pastizales intactos, que tengan en cuenta el bienestar de los animales durante su vida y garanticen las condiciones de salud y seguridad para el consumidor. A cambio, venden su carne con el sello de la Alianza.

En 2020, la iniciativa cubría 621 000 hectáreas y 444 establecimientos rurales en sus cuatro países.

“Tenemos todo tipo de productores como parte de la alianza. Algunos se incorporan por la posibilidad de agregar valor a su producción y aumentar sus ganancias. Pero otros se sienten orgullosos de tener un producto diferente al resto”, dijo Gabriela Gabarain, coordinadora de la Alianza del Pastizal en Argentina (Aves Argentinas).

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha trabajado con el gobierno nacional de Paraguay en la iniciativa Green Chaco durante los últimos cinco años. Capacitan a más de 3500 pequeños y grandes productores para mejorar sus prácticas.

«Estamos tratando de encontrar el camino para que los productores sean más eficientes y sostenibles para que su carne pueda acceder a mercados premium», dijo Rafael Gadea, coordinador del proyecto. «La producción es en su mayor parte sostenible, pero aún tiene que demostrarlo a través de una certificación real».

Este artículo lo publicó originalmente Diálogo Chino, una plataforma latinoamericana de información.

El artículo América Latina da sus primeros pasos hacia la carne sostenible fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.


La agricultura absorbe las mayores pérdidas por las catástrofes

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Ganado sediento llega a un lago, disminuido por la sequía, en la región boliviana de Oruro. Las actividades agrícolas y ganaderas son las que encajan las mayores pérdidas por catástrofes como sequías, plagas e inundaciones. Foto: Andy Shuai Liu/BM

Ganado sediento llega a un lago, disminuido por la sequía, en la región boliviana de Oruro. Las actividades agrícolas y ganaderas son las que encajan las mayores pérdidas por catástrofes como sequías, plagas e inundaciones. Foto: Andy Shuai Liu/BM

Por Corresponsal de IPS
ROMA, Mar 18 2021 (IPS)

Los sistemas agroalimentarios nunca antes en su historia enfrentaron tal variedad de amenazas como las catástrofes cuya frecuencia, intensidad y complejidad han aumentado, destacó un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), divulgado este jueves 18.

Se trata de incendios de gran magnitud, fenómenos meteorológicos extremos, enjambres inusualmente numerosos de langostas del desierto y amenazas biológicas emergentes como la pandemia de la enfermedad por coronavirus, catástrofes que triplican las registradas en las décadas de 1970 y 1980.

Esos peligros no solo causan muertes, sino que devastan medios de vida agrícolas, tienen consecuencias negativas en cadena para hogares, comunidades, naciones y regiones, y pueden durar por generaciones, según la FAO.

En el conjunto agricultura, industria, comercio y turismo, la actividad agrícola por sí sola afronta un desproporcionado porcentaje de 63 por ciento de las repercusiones de las catástrofes, y los más perjudicados por estas calamidades son los países menos adelantados (PMA) y los países de ingresos bajos y medianos.

Así, entre 2008 y 2018, las catástrofes naturales supusieron para los sectores agrícolas de los países en desarrollo un costo de más de 108 000 millones de dólares en pérdidas o daños en la producción agrícola y ganadera.

Durante ese período, Asia fue la región más afectada, con pérdidas económicas de 49 000 millones de dólares en total, seguida de África, con 30 000 millones, y América Latina y el Caribe, con 29 000 millones de dólares.

Estos daños pueden ser especialmente perjudiciales para los medios de vida de los agricultores pequeños y de subsistencia, los ganaderos y los pescadores, de acuerdo con el informe, que estudió 457 catástrofes en 109 países de todas las regiones.

Ahora “la perturbación provocada por la covid-19 puede empujar a un mayor número de familias y comunidades a situaciones de mayor dificultad”, afirmó el director general de la FAO, Qu Dongyu, en la presentación del informe.

“Las repercusiones de las catástrofes son amplias y requieren esfuerzos inmediatos para evaluar y comprender mejor su dinámica, de manera que se puedan reducir y gestionar de forma integrada e innovadora. La urgencia e importancia de esta tarea nunca han sido tan grandes”, afirmó el responsable.

La sequía, según el informe, es el principal fenómeno responsable de las pérdidas de producción agrícola, seguida de las inundaciones, las tormentas, las plagas y las enfermedades, y los incendios forestales.

Más de 34 por ciento de las pérdidas de producción agrícola y ganadera en los PMA y los países de ingresos bajos y medianos se deriva de la sequía, lo cual supone un costo total para el sector de 37 000 millones de dólares.

La agricultura asume 82 por ciento del impacto total de la sequía en comparación con 18 por ciento para los demás sectores.

Las plagas, enfermedades e infestaciones en la agricultura y la ganadería también se han convertido en un importante factor de estrés para el sector. Estos desastres biológicos causaron nueve por ciento de las pérdidas totales de producción agrícola y ganadera en el período comprendido entre 2008 y 2018.

La amenaza de catástrofes de este tipo se hizo evidente en 2020 cuando enormes enjambres de langostas del desierto devastaron el Cuerno de África (Etiopía, Somalia, Yibuti) y alcanzaron a otros países de África oriental y Asia sudoccidental, destruyendo cultivos y comprometiendo la seguridad alimentaria.

La covid representa una carga adicional para los sistemas agroalimentarios, pues agrava los riesgos sistémicos existentes, lo cual repercute en cadena en las vidas de las personas, los medios de vida y las economías de todo el mundo.

Los efectos de las catástrofes repercuten en la seguridad alimentaria y la nutrición. La FAO estima que las pérdidas causadas en los países pobres y de ingresos medios equivalieron a una pérdida de 6,9 billones (millones de millones) de calorías al año. Esto se corresponde con el aporte calórico anual de siete millones de adultos.

En América Latina y el Caribe, esas repercusiones durante el período considerado equivalieron a una pérdida de 975 calorías per cápita al día, lo cual supone 40 de la cantidad diaria recomendada, seguida de África (559 calorías) y Asia (283 calorías).

La FAO aboga por invertir en resiliencia y reducción de riesgos, especialmente en recopilación y análisis de datos, y por respuestas integrales y la colaboración entre sectores, con estrategias que integren los riesgos naturales, las amenazas provocadas por el ser humano, y las biológicas como la actual pandemia.

A-E/HM

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Inconsistencias en política agrícola ralentizan participación de jóvenes africanos en el sector

El agua se desperdicia porque no se reconoce su valor

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Una niña lava su cara en una instalación de agua potable recién abierta en Camboya. La Unesco destaca que en todo el mundo es un recurso infravalorado y, por esa razón, mal utilizado y desperdiciado. Foto: Fani Llaurado/Unicef

Una niña lava su cara en una instalación de agua potable recién abierta en Camboya. La Unesco destaca que en todo el mundo es un recurso infravalorado y, por esa razón, mal utilizado y desperdiciado. Foto: Fani Llaurado/Unicef

Por Corresponsal de IPS
PARÍS, Mar 22 2021 (IPS)

La falta de reconocimiento del valor del agua es la principal causa de su mal uso y desperdicio, afirmó un informe de la Unesco divulgado este lunes 23 con motivo del día internacionalmente dedicado a ese recurso, al que no pueden acceder 2200 de los 7800 millones de habitantes del planeta.

Sobre el agua “generalmente se piensa solo en términos de costo, sin percibir el inmenso valor que tiene y que ningún precio puede reflejar”, destacó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Su informe señaló que “reconocer, medir  y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones son fundamentales para lograr una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos”.

La Unesco enfatiza la diferencia entre el precio, el costo y el valor del agua, y sostiene que no es una materia prima que pueda tratarse como un producto de consumo y negociarse en el mercado de valores.

En Wall Street, en el mercado neoyorquino de futuros, comenzó a cotizarse el agua en diciembre de 2020, un giro “peligrosísimo” para el acceso de los más pobres al recurso según el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho al agua y al saneamiento, Pedro Arrojo.

El informe advierte que la tendencia del mundo moderno ha sido reducir el agua a su aspecto económico, y señala que si bien no puede negar que tenga esa dimensión, el agua va mucho más allá.

Se trata de un recurso necesario para aliviar la sed, para la salud, la producción de alimentos, la generación de electricidad y diversos usos industriales, entre muchos otros usos humanos. Su valoración en términos de dinero infravalora o ignora aspectos difíciles de traducir en una cantidad monetaria.

Como ejemplo, citó los 443 millones de días escolares que se pierden cada año por enfermedades relacionadas con el agua. En plena pandemia covid-19, hay reportes de que 3000 millones de personas y dos de cada cinco centros sanitarios carecen de acceso adecuado a instalaciones para lavarse las manos.

Se ha calculado que proporcionar un acceso universal al agua potable y al saneamiento en 140 países de rentas bajas y medias, según los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, costaría 1,7 billones (millones de millones) de dólares en 15 años, o 114 000 millones anuales.

“El reto consiste en asignar un valor justo a un recurso cuya importancia varía según los ámbitos de la actividad económica y los periodos, y que tiene en cuenta su dimensión social, medioambiental y cultural”, insistió el informe.

Además, refiere el rechazo de algunas sociedades o comunidades al cariz económico de un líquido que es parte de la naturaleza, y que sostiene la vida o es parte intrínseca de concepciones culturales o religiosas, como algunos ríos o lagos sagrados.

“Esta falta de conciencia sobre su papel clave para la existencia misma es la principal causa de su mal uso y desperdicio. Reconocer, medir y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones son fundamentales para lograr una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos”, expuso el informe.

Por ejemplo África posee nueve por ciento de las reservas de agua dulce del mundo. Pero 54 por ciento de ella se concentra en seis países, mientras otros 27 apenas reúnen siete por ciento, y los recursos se agotan por el crecimiento demográfico, la mala gobernanza, la contaminación, la degradación ambiental o la deforestación.

En América Latina y el Caribe se padece estrés hídrico en zonas donde la agricultura, la energía hidroeléctrica, la minería e incluso el agua potable y el saneamiento, compiten por los escasos recursos, en medio de legislaciones insuficientes.

Los costos del uso del agua o de su mantenimiento suelen ser nulos o insignificantes para las centrales hidroeléctricas, las empresas mineras e incluso para los agricultores, que tienen un subsidio implícito que no refleja su valor estratégico en los múltiples procesos de producción y en el contexto del cambio climático.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, acompañó el lanzamiento del informe de la Unesco afirmando que “la falta crónica de inversión en agua y saneamiento perjudica a una cantidad ingente de personas. Es inaceptable”.

Para Guterres “un ciclo del agua bien gestionado, que englobe el agua potable, el saneamiento, la higiene, las aguas residuales, la gobernanza transfronteriza, el ambiente y otros aspectos, significa una defensa contra la enfermedad y la indignidad”.

A-E/HM

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Premio Nobel al Programa Mundial de Alimentos ayudará a salvar millones de vidas

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Personal local del Programa Mundial de Alimentos desembarca ayuda de emergencia en un país africano. Foto: PMA

Por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS, Oct 9 2020 (IPS)

Al ganar el Premio Nobel de la Paz 2020 al Programa Mundial de Alimentos (PMA), con sede en Roma, las Naciones Unidas y sus agencias incrementan su presencia, cercana al monopolio, en uno de los premios anuales más prestigiosos del mundo.

El secretario general de la ONU, António Guterres, alabó la decisión del Comité Noruego del Premio Nobel, este viernes 9, porque  el PMA está “en la primera línea contra la inseguridad alimentaria”, al ser el primero en proporcionar asistencia humanitaria de emergencia.

“En un mundo de abundancia, es inconcebible que cientos de millones de personas se acuesten cada noche con hambre”, añadió el máximo responsable de la ONU, quien recalcó que a esa cifra hay que añadirle a otros cientos de millones que se encuentran “en el abismo de la hambruna debido a la pandemia de covid-19”.

“Las mujeres y los hombres del PMA se enfrentan a grandes peligro y distancias para proporcionar sustento vital a los afectados por los conflictos, a las personas que sufren a causa de las catástrofes, a los niños y a las familias que no saben cuál será su próxima comida”, planteó Guterres.

También destacó a David Beasley, director ejecutivo del PMA, y a todo el personal de la agencia, por promover los valores de las Naciones Unidas todos los días y servir a la causa de «nosotros los pueblos» cuando la ONU cumple 75 años.

En una declaración por video,  un emocionado Beasley dijo que el premio es un galardón para “la familia del PMA”. “Están en los lugares más difíciles y complejos del mundo, donde hay guerras, conflictos, extremos climáticos, no importa. Están ahí fuera y se merecen este premio”, aseguró sin poder esconder su exaltación.

«Esta es la primera vez que me quedo sin palabras… Es increíble. ¡Wow! Wow! Wow! Wow!», reaccionó Beasley, exgobernador del estado estadounidense de Carolina del Sur (1995-1999).

El director del PMA recordó que hay unos 690 millones de personas que sufren hambre en el hambre y que tienen derecho a vivir en paz y con sus necesidades elementales satisfechas.

Beasley consideró que el Comité Noruego quiso con el galardón que el mundo ponga su foco en las devastadoras consecuencias para la gente de los conflictos y otros flagelos.

“Las crisis climáticas y las presiones económicas han agravado aún más su difícil situación. Y ahora, una pandemia con su impacto brutal en las economías y comunidades está llevando a millones de personas más al borde de la inanición”, reflexionó.

PMA se une al club de figuras y agencias de la ONU con un Nobel

Comenzando con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (1954 y 1981), los ganadores del Premio Nobel de la Paz de la ONU también incluyen al secretario general Dag Hammarskjold (1961), El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) (1965), la Organización Internacional del Trabajo ( 1969) o las Fuerzas de Paz de la ONU (1988).

A la lista se suman las Naciones Unidas y el secretario general Kofi Annan (2001), la Agencia Internacional de Energía Atómica (2005), el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (2007) y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (2013).

También fueron galardonados con el Nobel de la Paz  la Liga de Naciones, el predecesor de las Naciones Unidas,  en 1938, por su trabajo en la ayuda a los refugiados, y Ralph Bunche (1950), director de la División de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas y mediador interino de la ONU en Palestina.

Gernot Laganda, jefe de Programas de Reducción del Riesgo de Desastres y Clima del PMA, dijo a IPS que «como personal del PMA, este honor nos conmovió especialmente”

“Muchos colegas han pasado años, algunos décadas, trabajando para aumentar la seguridad alimentaria de las personas que padecen hambre y tienen sus vidas destrozadas por conflictos, extremos climáticos o crisis económicas”, afirmó, antes de recordar que ha habido gente del PMA que ha muerto cumpliendo con su deber.

«Todo el personal del PMA, desde el director ejecutivo David Beasley hasta nuestros colegas locales que trabajan en las condiciones más difíciles en el campo profundo, ve el voto del Comité Noruego del Nobel como un reconocimiento de que los 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo tienen derecho a vivir de forma activa y una vida sana, libre de conflictos y con redes de seguridad frente a los crecientes desastres y extremos climáticos», agregó.

«Este reconocimiento nos inspirará a todos a trabajar aún más duro, para salvar vidas y cambiar vidas en el camino hacia el Hambre Cero», dijo Laganda, quien se unió al PMA después de trabajar en el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), donde dirigió el mayor proyecto existente de adaptación al cambio climático para pequeños agricultores.

Satisfacción entre organizaciones humanitarias

John Coonrod, vicepresidente ejecutivo del Hunger Project, con sede en Washington, calificó a IPS el galardón como «una excelente elección».

«En un mundo donde el conflicto ha obligado a millones a pasar hambre, el Programa Mundial de Alimentos brinda alivio y dignidad. Las agencias de la ONU como el PMA asumen los desafíos más difíciles del mundo y merecen el apoyo de todos», dijo Conrod, quien también es coordinador y cofundador del Movimiento para el Desarrollo Dirigido por la Comunidad.

Danielle Nierenberg, presidenta de la organización Food Tank, con sede en Estados Unidos, dijo a IPS que hay pocas organizaciones en el mundo preparadas como lo está el PMA para atender la emergencia de los múltiples desafíos de la pandemia, la crisis climática, la desigualdad y la inseguridad alimentaria y nutricional.

«Durante la covid-19, han continuado en la primera línea enfrentando todos estos desafíos. Su trabajo nunca ha sido más importante o necesario”, afirmó.

Añadió su agradecimiento porque “El Comité Noruego del Nobel haya decidido hacer una declaración este año encomiando a una organización que tiene como misión nutrir al mundo» durante sus situaciones críticas.

Al felicitar al PMA, el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Chema Vera, dijo a IPS que es un reconocimiento oportuno y respaldo urgente al trabajo que realiza el PMA en la lucha contra el flagelo del hambre en el mundo.

En un momento en que más de 135 millones de personas en 55 países de todo el mundo se enfrentan a niveles de inseguridad alimentaria de severos a críticos, este reconocimiento también debe ser un llamado de atención para una acción más amplia e inmediata contra el hambre en el mundo.

Vera recordó que el llamamiento humanitario de las Naciones Unidas por valor de 10 300 millones de dólares en la actualidad apenas está financiado en 40%, y dentro de ese monto, el dinero necesario para la seguridad alimentaria y la nutrición mundiales son las partes de todo el llamado con menos fondos

La comunidad internacional debería financiar plenamente y sin demora el llamamiento de la ONU, subrayó, acompañarlo con la acción política más enérgica para apoyar el llamamiento del Secretario General a un alto el fuego global.

«Debemos romper el vínculo entre el conflicto y el hambre y trabajar colectivamente por la paz», dijo Vera.

Laganda, del PMA, dijo a IPS que «un mensaje que es importante desde mi propio rol en la organización que trabaja en programas de reducción del riesgo climático y de desastres, es que el PMA y sus socios enfrentan una batalla cuesta arriba» por responder a las emergencias humanitarias de su responsabilidad.

Señaló que los desastres climáticos están aumentando en frecuencia e intensidad, «y vemos una interacción creciente entre el clima y el conflicto».

El hambre va en aumento y no hay suficiente financiamiento humanitario para cubrir estas necesidades crecientes.

«Es por eso que debemos complementar nuestra siempre presente disposición para responder con programas a más largo plazo que fortalezcan las capacidades para la reducción de riesgos, la prevención y el desarrollo de la resiliencia», dijo el funcionario del PMA, quien antes fungió como especialista en Programas Humanitarios con la Agencia de Desarrollo de Austria y en otras tareas en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

T: MF

Un “jugo inclusivo” beneficia a miles de familias en Uganda

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Julian Omalla, en el centro, rodeada de empleados de su fábrica de jugos, eje de un proyecto agrícola y agroindustrial que ha mejorado los ingresos y la sostenibilidad de miles de mujeres en Uganda. Foto: Unctad

Julian Omalla, en el centro, rodeada de empleados de su fábrica de jugos, eje de un proyecto agrícola y agroindustrial que ha mejorado los ingresos y la sostenibilidad de miles de mujeres en Uganda. Foto: Unctad

Por Corresponsal de IPS
KAMPALA, May 7 2021 (IPS)

Una empresaria ugandesa que desarrolló una cadena de producción de jugos, con beneficios directos para miles de familias en la agricultura y la agroindustria, ha sido doblemente premiada, por el gobierno de su país y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

Se trata de Julian Omalla, quien produce una de las bebidas más populares de Uganda, jugos que se venden bajo la marca Cheers (salud) y cuenta con una clientela leal estimada en cinco de los 44 millones de habitantes de este país.

En diciembre de 2020 la Unctad incluyó a Omalla en el grupo finalista del premio bienal Empretec, que otorga el organismo cada dos años a mujeres emprendedoras, y que en esa séptima edición fue a manos de la jordana Afnan Kamel Ali, creadora de una academia de tecnología que ha formado a más de 5000 jóvenes árabes.

Empretec, que funciona como un programa de capacitación, reconoce las contribuciones de mujeres empresarias inspiradoras, por su dedicación y éxitos al empoderar a otras mujeres a través de su negocio inclusivo.

Omalla también obtuvo una beca para participar en un programa formativo del Instituto Internacional para el Desarrollo de la Gestión en Lausana, Suiza.

Este año, Omalla recibió del gobierno ugandés 10 millones de dólares para construir una fábrica de jugos frescos, integrada a proyectos de agricultura sostenible que mejorarán los medios de vida de miles de campesinos, en su mayoría mujeres.

Cuatro millones de dólares son una subvención para construir la fábrica, y de los restantes seis millones, destinados a la adquisición de equipos, Omalla deberá reembolsar la mitad en un plazo de 10 años.

Conocida cariñosamente por sus seguidores y la prensa local como “Mama Cheers”, la fundadora y directora de Delight Uganda Limited, de 56 años, ya es una de las empresarias más destacadas de esta nación de África oriental.

Cuando fundó su empresa en 1996 no sabía mucho sobre cómo dirigir un negocio “pero Empretec me ayudó a desarrollar y ejecutar mi plan de crecimiento empresarial. La formación me ayudó a darme cuenta de que había nacido empresaria”, relató.

Equipada con conocimientos y tenacidad, Omalla hizo crecer la empresa desde cero hasta cubrir en su apogeo 60 por ciento del mercado de bebidas con sabor a fruta, con una línea de procesamiento que produce 12 000 litros por día.

Conseguir fondos fue una tarea ardua, ya que, como la mayoría de mujeres en Uganda, no disponía de las garantías requeridas por los bancos para financiar su empresa, por lo que recurrió a sus ahorros y a otros negocios, como criar aves de corral, producir piensos de maíz, un molino de harina y una panadería.

Hasta 2011, Cheers se produjo a base de concentrados de jugo importados, en parte debido a la dificultad de conseguir frutas frescas de alta calidad y cultivadas localmente, pero en ese año Omalla concretó un nuevo paso..

Adquirió 700 hectáreas de tierra para cultivar árboles frutales, como mangos, guayabas y cítricos, para producir jugo fresco, con un vivero de semillas para propagar materiales de plantación de frutas limpias.

También lanzó la organización de una cooperativa en el norteño distrito de Nwoya, que ya agrupa a 5000 fruticultores, quienes cultivan para Delight Uganda.

De ellos, 3750 son mujeres, y Omalla se aseguró de que cada una tuviese al menos un acre (0,4 hectáreas) de huerto frutal intercalado con cultivos estacionales de corto plazo para mejorar sus ingresos y sostenibilidad. Cada agricultora puede ganar hasta 1850 dólares por temporada con su parcela.

La comunidad donde opera su firma se ha beneficiado adicionalmente de mejores semillas de frutas y oleaginosas, mejores carreteras para acceder a los mercados, y del Delight Farm Institute, establecido por Omalla para la difusión de conocimientos sobre agricultura y agroindustria.

Los planes de la emprendedora incluyen ahora satisfacer la creciente demanda de frutas deshidratadas, especialmente de mangos, convertir su granja en un centro para el aprendizaje del cultivo de excelencia y aumentar el número de cultivadores externos asociados a su agroindustria.

Unir a 80 000 agricultores directos puede significar beneficios para 432 000 mujeres en los próximos tres años, según cálculos de Empretec. Omalla quiere, al tiempo que satisface la demanda local, emprender el camino de la exportación.

A-E/HM

Un emprendimiento jamaiquino reemplaza al plástico con bambú

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KINGSTON – Un emprendimiento en Jamaica está demostrando éxito al sustituir con bambú productos que eran de plástico, como las pajillas para absorber líquidos, reconoció un reporte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

El bambú “es un sustituto ideal del plástico. Crece rápidamente, absorbe grandes cantidades de CO2 (dióxido de carbono) y se biodegrada en sólo un par de años. En cambio, las pajillas de plástico tardarían hasta 200 años en descomponerse”, destacó David Vivas Eugui, funcionario de asuntos ambientales en la Unctad.

La historia del emprendimiento comenzó en noviembre de 2017, cuando la joven bioquímica Tricia Williamson paseaba con su abuelo por la granja familiar en esta isla caribeña, de 11 000 kilómetros cuadrados y tres millones de habitantes.

“¿Qué usabas antes de las pajillas de plástico, Dada?” preguntó ella, y el patriarca de la familia respondió con una sola palabra: “Bambú”.

Un año después, la empresa Bambusa quedó formalmente registrada y comenzó la producción de pajillas de bambú grabadas con láser con nombres o logotipos de consumidores y marcas.

“Decidí centrarme primero en las pajillas porque se usan en todas partes y para toda ocasión. Quería que la gente pudiera ‘beber de forma sostenible’ en los cumpleaños, las bodas, los aniversarios, las despedidas de la oficina… siempre que hubiera un motivo de celebración”, narró Williamson.

En menos de un año su empresa produjo 15 000 distintivas pajillas de bambú grabadas con láser que, se estima, han reemplazado a unos cinco millones de canutillos de plástico que habrían ido a los basureros y posiblemente alcanzado campos, ríos y las turísticas playas que rodean la isla.

Los hogares jamaiquinos generan unas 800 000 toneladas de desechos residenciales al año, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), y 15 por ciento de esos residuos son de plástico.

En los mares y océanos se acumulan más de ocho millones de toneladas de plástico cada año, perjudicando a los frágiles ecosistemas marinos y a la fauna silvestre, así como las tortugas y otros mamíferos.

Tras el éxito inicial de la pajilla de bambú, Williamson siguió buscando la forma de sustituir los productos de plástico por alternativas sostenibles.

La diversificación se hizo fundamental cuando la covid-19 devastó el sector turístico local y regional, cancelando los viajes y eventos corporativos en todo el Caribe.

“Las ventas de nuestras pajillas de bambú, esenciales para los viajes y excelentes regalos para eventos corporativos, pasaron de la cima de las Montañas Azules al fondo del mar”, dijo Williamson, aludiendo a la cordillera más larga de Jamaica, que se eleva 2256 metros sobre el mar.

Antes de la pandemia, las pajillas de bambú grabadas representaban 98 por ciento de las ventas de Bambusa, pero a finales de 2020 se redujeron a cinco por ciento.

La firma había comenzado a diversificarse antes de la crisis y elabora más de 30 productos, como tableros fotográficos y cajas de regalo –con maderas sobrantes de la construcción y de fábricas de muebles- y, su último desarrollo, tazones y velas elaborados con cáscaras de coco antes desechadas.

Después de extraer el aceite de coco, cuya demanda mundial se ha disparado, la mayoría de los agricultores de la isla desechan las cáscaras sobrantes o las queman como combustible, liberando en el proceso los dañinos gases CO2 y metano.

Williamson investigó que millones de cáscaras de coco se desperdician en la isla. “Visité una granja local y no podía creer lo que veían mis ojos. Había montañas de cáscaras allí, listas para tener una nueva vida”, relató.

“Sabía que muchos de los jamaiquinos estaban preocupados por los plásticos y estaban dispuestos a comprar alternativas sostenibles”, dijo Williamson, aunque admite sin embargo que “los productos de plástico son muy prácticos”.

Alrededor de 80 por ciento de los productos de Bambusa se venden en la isla y el resto lo compran jamaiquinos que viven en Canadá y Estados Unidos.

Vivas Eugui comentó que Bambusa “es un ejemplo concreto de cómo las empresas locales pueden ofrecer soluciones viables a la emergencia mundial del plástico, pero necesitan la ayuda de sus gobiernos y de las agencias de exportación para aumentar la producción y las ventas”.

En Jamaica una ley comenzó a prohibir los plásticos de un solo uso desde 2019 y la fase final, que se aplica a las pajillas desechables, comenzó a aplicarse este año.

“Este tipo de prohibiciones crean importantes incentivos para el desarrollo de industrias alternativas”, dijo Vivas Eugui, pero “el problema clave es el precio. El plástico es barato y los productos alternativos tendrán dificultades para competir “.

“Las prohibiciones gubernamentales u otras regulaciones son necesarias para crear las oportunidades de mercado adecuadas. Pero no basta con prohibir los plásticos. Las empresas locales tienen que estar preparadas para satisfacer la nueva demanda, lo que no siempre ocurre”, reconoció el funcionario de la Unctad.

A-E/HM

Comunidades de India rescatan con un poco de ayuda arroces tradicionales

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BHUBANESWAR, India – Madhuri Roy salió del famoso templo de Kamakhya , en las afueras de la ciudad de Guwahati, en el estado indio de Assam, tras haber pedido la bendición de la diosa Sakti para que naciera sano y salvo el bebé que su hija menor esperaba en unas pocas semanas.

Cuando caminaba entre los tenderetes que se alinean en el exterior del templo, el mayor dedicado a esta diosa madre, sus ojos se posaron en una pila de paquetes de arroz negro.

Durante todo el embarazo, a su hija se le había antojado su arroz con leche negro favorito de la infancia. Pero  por los varios confinamientos y cierre de actividades en India, Roy no pudo conseguirlo, pese a que lo cultivaba en Meghalaya, su estado natal en el Himalaya.

El tendero informó a Roy que el arroz procedía del distrito de Jorhat, en Assam, la puerta de entrada al noreste del país. Las cuatro variedades de arroz tradicionales que tenía a la venta habían estado al borde de la extinción, pero ahora su cultivo se recuperaba por iniciativas de pequeños grupos de agricultores, le contó.

Varios estados consumidores de arroz de India tienen una diversidad de variedades locales de arroz ricas en nutrición, sabor, gusto y textura que se han cultivado durante siglos. Algunas incluso tienen propiedades repelentes de plagas.

En su mayoría, se cultivaban con los conocimientos tradicionales de los abuelos, que cuidaban sobre todo la salud del suelo, que los ancianos sabían que debía sustentar a las generaciones futuras.

El Kola Joha (zoha saul), un arroz negro descascarillado,  rico en nutrientes como proteínas y minerales, que Roy compró para su hija embarazada, también contiene altos niveles de antioxidantes que protegen las células, los tejidos y los órganos vitales.

Con un alto contenido en fibra y un bajo nivel de azúcar, es un arroz muy aromático cultivado en invierno, originario de Assam, que ha resucitado junto con otras tres variedades desde un estado casi perdido hasta ser cultivado actualmente por cientos de pequeños propietarios.

Comercializado desde diciembre de 2020, los arroceros tradicionales buscan ahora capturar como clientes a la creciente clase media y alta india, preocupada por la salud.

Kola Joha, también conocido como joha,  fue una de las 24 variedades tradicionales de arroz identificadas y seleccionadas, tras la elaboración de perfiles nutricionales, para su reactivación en todo Assam bajo la marca Native Basket, promovida por la no gubernamental Fundación para la Integración del Desarrollo (FDI, en inglés),  con sede en Guwahati.

La iniciativa de la FDI fue reconocida y adoptada, junto con otras similares  en otros siete estados indios y el territorio de la Unión de Ladakh, por un proyecto financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), parte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

El programa es ejecutado por la Alianza de Biodiversidad Internacional y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), junto con el Consejo Indio de Investigación Agrícola, a través de la Oficina Nacional de Recursos Fitogenéticos.

Varios estados de India tienen una diversidad de variedades tradicionales de arroz, ricas en nutrición, sabor, sabor y textura que se han cultivado durante siglos. En la imagen, agricultores muestran la preciada variedad Jeeraphool. Foto: Cortesía de Deepak Sharma

La Alianza forma parte del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), una red mundial de centros internacionales de investigación agrícola, que tiene como sombrilla a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El proyecto, denominado “Incorporación de la conservación y utilización de la biodiversidad agrícola en el sector agrícola para garantizar los servicios de los ecosistemas y reducir la vulnerabilidad”, se desarrolla desde 2017 y terminará en noviembre de 2022.

Su objetivo es abordar los objetivos de desarrollo sostenible para lograr el hambre cero, tomar medidas para combatir el cambio climático y proteger, restaurar y promover el uso sostenible de la tierra.

De hecho, un informe titulado Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030, elaborado por el Pnuma y la FAO, lanzado el 3 de junio, destaca que la restauración de los ecosistemas de las tierras de cultivo es la prioridad número uno.

Subraya que la restauración debe contar con los conocimientos, la experiencia y las capacidades de los pueblos indígenas y las comunidades locales para garantizar que los planes de restauración se apliquen y se mantengan.

El Decenio de las Naciones Unidas, que comenzó el 5 de junio, cuando se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente,  está creando un movimiento mundial fuerte y de amplia base para detener la degradación de los ecosistemas y acelerar la restauración y poner al mundo en el camino hacia un futuro sostenible.

Agricultoras indígenas se adelantaron

Los granos locales comenzaron a recuperar un lugar en India incluso antes de que se rastrearan y revivieran los antiguos genes del arroz de Assam.

Lo hicieron, por ejemplo,  un grupo de 20 agricultoras indígenas del distrito de Surguja, en el estado de Chhattisgarh, en el centro-este de India, se dieron cuenta de las amenazas que pesaban sobre la supervivencia de su variedad tradicional de arroz, llamada Jeeraphool, que se traduce aproximadamente como “flor de comino”, por su pequeña forma de comino y su agradable aroma.

Esta variedad había sobrevivido a duras penas, gracias a que es necesario para los rituales en los festivales y ofrendas en los templos.

En 2005, el pequeño grupo de mujeres tribales formó un grupo de autoayuda para proteger y promover su grano patrimonial. A medida que su popularidad aumentaba en los mercados locales, el número de miembros del grupo crecía.

Tras registrar el Jeeraphool en la Autoridad de Variedades Vegetales y Derechos de los Agricultores de India, el colectivo de mujeres solicitó, con el apoyo técnico de la Alianza, una etiqueta de Denominación Geográfica, ya que la variedad Jeeraphool se cultiva principalmente  en el distrito de Surguja.

Rica fuente de proteínas, hierro, fibra y antioxidantes, el arroz negro actúa contra el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardíacas, según análisis científicos. Ahora, diferentes variedades de este tipo de arroz se han rescatado para su producción comercial en India. En la antigua China, el arroz negro se consideraba tan único y nutritivo que su consumo estaba prohibido para todos menos para la realeza. Foto: Manipadma Jena / IPS

Le aprobaron esa denominación en marzo de 2019 por un periodo de 10 años, con lo que su arroz patrimonial ha encontrado su lugar en la lista de exportación de alimentos de India.

Los grupos de autoayuda de mujeres están avanzando con su éxito, vinculándose con empresas y oficinas gubernamentales locales para producir y comercializar productos alternativos al arroz.

Comenzaron con la explotación de 120 hectáreas en 2005, donde ese año produjeron 180 toneladas de granos de Jeeraphool en el distrito de Surguja , y en 2020 se habían expandido a 400 hectáreas, donde produjeron 1000 toneladas.

De esa manera, el patrimonio agrícola ha recorrido un largo camino hasta su victoriosa supervivencia.

Además de promover la conservación de la agrobiodiversidad, la seguridad alimentaria y nutricional y la resistencia al clima, la recuperación de las semillas locales ha empoderado a las agricultoras de Surguja.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Su éxito ha reafirmado su posición como depositarias del conocimiento tradicional y ha servido de ejemplo para que otras mujeres indígenas luchen por los derechos de tenencia de las tierras de cultivo que han utilizado desde sus antepasados.

En Assam, bajo su  marca Native Basket, los agricultores han aprendido a cultivar su arroz y a gestionar de forma independiente los vínculos con el mercado, después de que la Alianza,  la FDI y las otras organizaciones asociadas ayudaran a registrar los derechos de propiedad intelectual de la marca.

Otros pequeños agricultores también se han agrupado en organizaciones de productores agrícolas para impulsar la producción y comercialización de su arroz.

Armados con una marca, el cultivo de la variedad de arroz basmati, la más vendida en India, creció en 50 por ciento y alcanzó el equivalente a 22 dólares el quintal  (100 kilógramos), lo que es 20 por ciento más caro del valor común de esa variedad.

Son más de 2000 familias de agricultores que se benefician con todo el ciclo de la actividad, desde la producción hasta la transformación y la venta.

Las ocho localidades en las que trabaja la Alianza en India cuentan ahora con 19 bancos de semillas comunitarios que conservan, mantienen y facilitan a los agricultores el acceso a más de 2000 variedades tradicionales de diferentes cultivos.

Antes de la Revolución Verde de los años 60, iniciada para hacer frente a la malnutrición en el Sur global, se calcula que en India había más de 100 000 variedades de arroz. Pero la mayoría se perdieron cuando se introdujeron las variedades de arroz híbridas, de alto rendimiento y de bioingeniería.

Sin embargo, en algunos rincones rurales desconocidos e inaccesibles se han conservado arroces locales, plantados año tras año en pequeñas parcelas por agricultores de subsistencia, que hicieron el papel de custodios de las preferencias culturales y dietéticas.

El primer cliente es atendido en la tienda Native Basket de la no gubernamental Fundación para la Integración del Desarrollo, con sede en la ciudad de Guwahati, en el norte de India, que ha identificado 24 variedades de arroz ancestrales para el rescate y reactivación de su cultivo. Foto: Cortesía de Sonal Dsouza

Mantener este renacimiento

Ahora esas variedades se están rescatando y su cultivo se amplía año a año, pero el camino de la reactivación no es fácil.

“La política está ahí, pero hay un conflicto entre la mejora de la producción (que promueve las variedades de alto rendimiento y el uso intensivo de fertilizantes) y la producción sostenible (que es lo que es) la agricultura tradicional”, dijo Jai Rana, coordinador nacional en India del proyecto PNUMA-FMAM.

Esa agricultura tradicional, “promueve el uso de semillas autóctonas y de fertilizantes y pesticidas orgánicos. Hay pocos programas institucionales con múltiples partes interesadas que involucren a los sectores público y privado y a las comunidades, incluidas las ONG”, detalló en un diálogo con IPS el también  científico principal de la Alianza de la Biodiversidad Internacional y el CIAT.

En cuanto a cómo se puede incentivar a la comunidad agrícola para que dedique muchas más tierras a los cultivos tradicionales, Rana dijo que “lo mejor sería mejorar los precios de los productos y asegurar la comercialización o los sistemas de recompra”.

En las fases iniciales sería necesaria una combinación de subvenciones y vínculos de comercialización, pero después sería fundamental conseguir un buen precio de mercado, sentenció.

T: MF / ED: EG


Jóvenes del Caribe quieren participar en transformación del sistema alimentario mundial

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NACIONES UNIDAS – Mientras la comunidad internacional se prepara para la crucial Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas, representantes de la población juvenil del Caribe plantearon que una transformación exitosa de ese sistema debe incluir a los jóvenes innovadores.

La cumbre se realizará el 23 de septiembre en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, con la mayoría de los participantes en forma virtual, va a abordar soluciones a escala mundial para la inseguridad alimentaria, el hambre y la malnutrición, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, a partir de la producción sostenible de alimentos.

Jóvenes empresarios agrícolas del Caribe Oriental y Barbados se unieron a expertos en agricultura del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para debatir sobre su papel en un desarrollo sostenible de la agricultura de sus países.

También compartieron ideas sobre cómo los jóvenes, los gobiernos y los organismos de crédito pueden trabajar juntos para ayudar a los jóvenes en la agricultura.

“¿Qué impide que algunos jóvenes de una comunidad tengan pequeños invernaderos en sus patios y produzcan colectivamente para un mercado determinado”, se preguntó Jeshurun Andrew, defensor de los jóvenes de Santa Lucía, y funcionario de extensión agrícola.

Y añadió: “¿Por qué no vemos a nuestros gobiernos establecer instalaciones de invernaderos, en las que haya entre 50 y 100 de ellos en un espacio determinado, con seguridad compartida, donde los jóvenes puedan alquilar los, con el apoyo de los bancos de desarrollo?”

Andrew dijo que los jóvenes caribeños, que han visto a los agricultores soportar el círculo vicioso de la siembra y la destrucción por las tormentas tropicales y otros riesgos, necesitan tener la seguridad de que cuentan con un apoyo adecuado en los malos tiempos.

“La volatilidad de los precios y el riesgo de catástrofes son cosas a las que los agricultores se enfrentan constantemente. Tal vez el joven que mira la agricultura desde fuera, fue a la escuela y entiende los riesgos asociados a la agricultura, por eso miraría la industria y se sentiría mucho más seguro sabiendo que hay un seguro que puede protegerlo si se mete en la agricultura”, añadió.

Los jóvenes caribeños que promueven un nuevo enfoque para la producción de alimentos en sus países, instan a los gobiernos a que garanticen la continuidad de los programas de educación de los agricultores y a que promulguen políticas de uso del suelo en toda la región que protejan las tierras agrícolas.

Keithlin Caroo, fundadora de Helen’s Daughters, un proyecto con sede en Santa Lucía que potencia el desarrollo económico de las mujeres rurales en la agricultura, dijo que ningún debate sobre la transformación de los sistemas alimentarios está completo si no se abordan las brechas de género en la agricultura.

“Tenemos que incluir a las mujeres en el objetivo de redefinir la narrativa del sector agrícola. Existe el obstáculo de que ‘no pareces un agricultor’, de que no es un trabajo de oficina y de tacones altos para las mujeres, y de que se espera que no nos dediquemos a la agricultura”, dijo sobre algunos estereotipos que enfrentan las jóvenes que quieren trabajar en el sector.

Además, las nuevas generaciones de mujeres que buscan participar en el sector “se enfrentan a obstáculos similares a los de todos los jóvenes en la agricultura, como la falta de financiación y el acceso a la tierra”, explicó.

Caroo cree que es clave una reforma de la financiación en el sector de la agricultura y la alimentación.

Dijo durante el foro, celebrado en el marco del Día Internacional de la Juventud,  que las instituciones tradicionales de crédito, como los bancos comerciales, tienen aversión al riesgo y se basan en las garantías, por lo que suelen invertir poco en el sector agrícola.

La especialista sugirió adoptar mecanismos de financiación no tradicionales, especialmente para las mujeres en la agricultura. Se refirió a las mujeres productoras de Santa Lucía con las que trabaja, algunas de las cuales se han asociado con una importante cadena de supermercados para un plan de microcréditos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Todos los jóvenes panelistas coincidieron en que mejorar el acceso a la financiación para los jóvenes en la agricultura debería ser una prioridad para los gobiernos del Caribe.

Afirmaron que la nutrición también debe ser un rasgo distintivo del impulso para crear sistemas alimentarios resistentes.

“Me convertí en el cambio que quería ver. Consumía principalmente alimentos procesados y decidí cambiar mi dieta. Empecé a comer lo que cultivaba y los miembros de mi familia y la gente de mi comunidad empezaron a ver la diferencia en mí. He influido en la gente que me rodea”, dijo durante su participación Mc Chris Morancie, un dominicano y fundador de Generation Honey, una empresa que produce miel orgánica y otros productos naturales.

El joven detalló que “ahora estoy buscando formas de alimentar positivamente a la gente”.

“No hay muchos alimentos locales en las tiendas ni en los estantes de los supermercados. La competencia con los alimentos procesados está ahí, y tenemos que hacer una mayor mella en el lado natural de las cosas”, planteó.

El evento virtual fue organizado por la Oficina de las Naciones Unidas para Barbados y el Caribe Oriental, en colaboración con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

El coordinador residente de la Oficina, Didier Trebucq, dijo que el diálogo fue una plataforma importante para que los jóvenes compartieran sus experiencias, ideas y soluciones sobre la transformación de los sistemas alimentarios.

A medida que se acerca la cumbre, “ha llegado el momento de que la ciencia, la política y la innovación se combinen en soluciones reales para transformar la forma en que producimos, consumimos e incluso pensamos en los alimentos. Contamos realmente con los jóvenes para que sean los principales interesados en esto”, aseguró.

“En esta situación de emergencia climática, en la que los jóvenes son uno de los grupos más afectados, tenemos que aprovechar el enorme potencial que tienen para actuar como agentes del cambio en la acción climática y la seguridad alimentaria, y para ello hay que darles voz”, añadió.

El diálogo juvenil celebrado esta semana respondió al llamamiento de las agencias de la ONU para que los jóvenes participen en todos los debates sobre la transformación de los sistemas alimentarios este mes de agosto, como punto focal del Día Internacional de la Juventud 2021, el 12 de agosto.

El lema del día, y de las jornadas de activismo en torno a él, ha tenido de hecho como lema: “Transformar los sistemas alimentarios: Innovación juvenil para la salud humana y planetaria”.

T: MF / ED: EG

Futuro de los indígenas en Brasil pendiente de fallo constitucional

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RÍO DE JANEIRO – El Supremo Tribunal Federal (STF) “tiene en sus manos la oportunidad de corregir un error histórico y, finalmente, garantir la justicia que la Constitución determinó que se hiciese a los pueblos originarios” de Brasil.

Así dice la carta abierta firmada por más de 164 000 personas y encabezada por juristas e intelectuales que reclaman al STF un rechazo definitivo a la tesis del “marco temporal”, una interpretación con la que se está negando derechos garantizados a los indígenas por la Constitución brasileña de 1988.

Se refiere al juicio iniciado en junio, interrumpido por tres veces y que debe reanudarse el 1 de septiembre, que fallará sobre una regla básica de la demarcación de las tierras indígenas, paralizada hace por lo menos cuatro años por discrepancias en la interpretación de la Constitución.

A los indígenas la ley fundamental le reconoce “los derechos originarios sobre las tierras que tradicionalmente ocupan” y que le toca al Estado demarcar y proteger. Son tierras en que viven “en carácter permanente”, que quedan “inalienables e indisponibles, con derechos imprescriptibles” y “usufructo exclusivo de las riquezas del suelo, de los ríos y lagos”.

Para rescatar todo eso, el STF tendrá que confrontar al gobierno actual de extrema derecha, agresivamente opuesto a los derechos indígenas, y a los intereses rurales dominantes que contaminan muchos gobiernos locales.

Para estos últimos, el derecho solo se concreta si el grupo indígena comprueba que tenían la posesión de la tierra el 5 de octubre de 1988, la fecha en que se promulgó la Constitución, tres años después del fin de la dictadura militar (1964-1985).

Es el “marco temporal”, amparado en pareceres de la Abogacía General de la Unión, órgano de defensa del gobierno, en 2012 y 2017.

Esa tesis “no tiene ningún respaldo en el texto de la Constitución. Es una construcción espuria, volcada a legitimar todas las formas de expropiación (de tierras indígenas) ocurrida a lo largo de la historia”, sostuvo el jurista Oscar Vilhena, director de la Escuela de Derecho de la Fundación Getulio Vargas, en São Paulo.

El juicio será “la decisión más importante en el campo de los derechos de los pueblos originarios” y “creo que el Supremo los asegurará”, afirmó el constitucionalista a IPS desde São Paulo.

Es lo que esperan los cerca de 6000 indígenas, provenientes de todo el Brasil, que estuvieron de 22 a 28 de agosto en el Campamento de Lucha por la Vida, instalado cerca de la sede del STF en Brasilia, a fin de reclamar sus derechos y en protesta contra lo que consideran manipulación de la Constitución.

David Kopenawa, líder de los yanomami, un pueblo milenario del extremo norte de Brasil, en un territorio compartido con Venezuela, mientras participaba con otros líderes originarios en audiencia de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, en Brasilia, para protestar contra el retroceso en la demarcación de tierras indígenas provocado por una interpretación de la Constitución que consagra sus derechos. Foto: Alessandro Dantas / Fotos Públicas

Los efectos del fallo serán dramáticos.

Legitimar el “marco temporal” puede poner fin al renacimiento indígena que ocurre en Brasil desde los años 80 y se intensificó por la Constitución. La población indígena triplicó entre el censo nacional de 1991, el primero en contemplarla población originaria, y el de 2010 que registró 896 900 personas.

Cualquiera sea la decisión, los conflictos por la tierra tenderán a multiplicarse en este país de 214 millones de personas y dimensiones continentales.

Si se sepulta la tesis enarbolada por el gobierno y los “ruralistas”, los representantes políticos de los intereses de los hacendados, se estimulará la lucha de los indígenas, que no solo fueron privados de nuevas demarcaciones últimamente, como perdieron tierras antes demarcadas.

“Hay casos de indígenas ya en tierras demarcadas cuyos procesos fueron anulados por la Justicia”, bajo el argumento del marco temporal, lamentó Juliana de Paula Batista, abogada del Instituto Socioambiental (ISA), organización no gubernamental que además de muy activa en temas ambientales, acumula un gran caudal de datos sobre los indígenas.

Varias demarcaciones de más de dos o tres décadas atrás fueron judicialmente anuladas bajo esa alegación. “Una de ellas en el norte del estado de Mato Grosso era tierra de los indígenas de los pueblos kaiabi, apiaká y muduruku, demarcada en 1987”, ejemplificó a IPS desde Brasilia.

Marcha por la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia de un grupo de los 6000 indígenas llegados de todo el país a la capital, en un campamento de Lucha por la Vida, para demandar al Supremo Tribunal Federal que no se les coarten los derechos territoriales que plasma la Constitución. Foto: Gabriel Paiva / Fotos Públicas

En el vecino estado de Mato Grosso do Sul, son varios casos. En abril de 2019 un juez de Ponta Porã, en la frontera con Paraguay, anuló la demarcación del área Arroyo-Corá, hecha 20 años antes en favor de los indígenas guaraníes.

Pero también el mismo STF, por su segunda de sus tres secciones de cinco jueces,  también empleó el “marco temporal” para invalidar por lo menos dos tierras indígenas también en Mato Grosso do Sul en 2014. Una del pueblo guaraní kaiowá y otra de los terena.

Durante el actual gobierno de Jair Bolsonaro, iniciado en enero de 2019, decenas de procesos se paralizaron antes de sus etapas finales bajo pretexto de ajustarlos a las nuevas reglas.

La única demarcación hecha en 2018 por el gobierno anterior, del presidente Michel Temer, del pueblo guató, en el Pantanal fronterizo con Bolivia, también se suspendió al año siguiente. Los indígenas no podrían comprobar que estaban en su tierra en 1988, ya que vivían dispersos, después de haber sido expulsados, y eran incluso considerados extintos.

Si resulta ratificado por el STF, el “marco temporal” bloquearía el trámite de las 238 tierras indígenas en proceso de identificación o ya reconocidas pero aún no “homologadas”, según los datos de ISA, y abriría paso a intentos de anulación de gran parte de las 487 ya plenamente demarcadas.

Proliferarían las disputas judiciales y la violencia que frecuentemente es usada por terratenientes para desalojar indígenas que ocupan su supuesta propiedad. En 2019 el Consejo Indigenista Misionero (Cimi) registró 113 indígenas asesinados y 276 casos de agresiones, amenazas de muerte, racismo y otros delitos.

La violencia puede partir del gobierno. Sin el “marco temporal”, acaba el agronegocio por no disponer de las tierras que serían destinadas a los indígenas, exageró Bolsonaro, cuyos ataques frontales a jueces del STF elevaron la tensión política en los últimos meses.

El mandatario convocó para el 7 de septiembre, Día de la Patria en Brasil, manifestaciones callejeras de sus adeptos que muchas veces proponen el cierre del STF, considerado un obstáculo a las acciones de su gobierno.

En supremo tribunal brasileño se llevan a cabo cinco investigaciones sobre supuestas irregularidades y delitos del presidente y de su gobierno.

Bolsonaro ya nombró en 2020 uno de los 11 jueces del STF, Kassio Nunes Marques, cuyos votos en buena parte coinciden con sus intereses. Otro juez indicado por el presidente en julio, para sustituir a un jubilado, debe ser evaluado por el Senado que retarda la decisión requerida, a causa de la tensión política.

Un chamán procedente de la Amazonia mientras encabezaba un acto ceremonial con el que los indígenas invocaron a sus espíritus en Brasilia, durante el campamento que congregó en Brasilia a 6000 de ellos, en demanda de que se mantenga el pleno reconocimiento de sus derechos territoriales. Foto: Gabriel Paiva / Fotos Públicas

Pese a los términos constitucionales, la abogada del ISA no está segura de lo que resultará del juicio. “Solo sabremos al final, es inestable la jurisprudencia del caso”, el mismo STF ya justificó sus medidas contra demarcaciones de tierras con el “marco temporal”, explicó.

Ese criterio nació de un fallo del propio STF al aprobar, en 2009, la demarcación de la tierra indígena Raposa Serra do Sol, un área de 1,7 millones de hectáreas en el estado de Roraima, con 21 000 habitantes de cinco etnias.

Esa ratificación contaba con la explicita resistencia de los militares por ubicarse en la frontera con Venezuela y Guyana y de agricultores que ocupan buena parte del territorio.

Demarcar esa inmensa área sin fragmentación fue un triunfo indigenista, pero el STF impuso 19 condiciones, como la extensión limitada exactamente al marco temporal, libre acceso al Ejército y un veto a la ampliación del área.

El mismo STF dictó posteriormente que ese fallo solo es válido para Raposa Serra do Sol, pero jueces de primera instancia y el mismo gobierno aprovecharon el sendero.

La Suprema Corte decidió cerrar la controversia dándole alcance general al caso que intenta juzgar desde junio.

El área Ibirama La-Klãnõ, demarcada en 1965 con 14 000 hectáreas, que la Fundación Nacional del Indígena (Funai) amplió a 37 000 hectáreas en 1999, en el meridional estado de Santa Catarina, fue impugnada por los tribunales locales por incumplir el marco temporal.

La Funai, responsable de la política indigenista oficial, recurrió entonces al STF, cuyo fallo establecerá reglas para todo el país en este crucial derecho de los indígenas brasileños.

ED: EG

 

ONU pide redirigir 470 000 millones de dólares en ayudas agrícolas

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ROMA – Agencias de las Naciones Unidas propusieron redirigir 470 000 millones de dólares anuales que actualmente se entregan en ayudas a los productores del sector agrícola, las cuales distorsionan el mercado y causan daños ambientales y sociales, en un documento divulgado este martes 14.

“Es una llamada de atención para que los gobiernos de todo el mundo reconsideren los planes de apoyo agrícola con el fin de adecuarlos al propósito de transformar nuestros sistemas agroalimentarios”, dijo Qu Dongyu, director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El total de esas ayudas asciende a 540 000 millones de dólares al año, y se prevé que esa cifra aumente más de tres veces para 2030 y llegue a 1,76 billones (millones de millones) de dólares.

Del monto, 87 por ciento, 470 000 millones de dólares, abona prácticas que distorsionan los precios, perjudican el ambiente e impactan negativamente en las posibilidades de combatir el hambre y mejorar la nutrición.

El apoyo actual a los productores agrícolas consiste principalmente en incentivos de precios, como aranceles de importación, subsidios a la exportación y subsidios fiscales vinculados a la producción de una materia o insumo específico.

“Son ineficientes, distorsionan los precios de los alimentos, dañan la salud de las personas, degradan el medio ambiente y, a menudo, no son equitativos, pues colocan a las grandes empresas agrícolas por delante de los pequeños agricultores, una gran parte de los cuales son mujeres”, asentó el informe.

Junto a la FAO, prepararon el estudio el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), con vista en la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios prevista para el 23 de septiembre.

Esa cumbre fue convocada por el secretario general de la ONU, António Guterres, para sensibilizar y establecer compromisos y medidas mundiales que transformen los sistemas alimentarios, con el objetivo de  erradicar el hambre, reducir las enfermedades relacionadas con la alimentación y proteger el planeta.

El informe “Una oportunidad multimillonaria: La readaptación del apoyo agrícola para transformar los sistemas alimentarios” recordó que en 2020, alrededor de 811 millones de personas en el mundo luchaban contra el hambre crónica y casi una de cada tres personas (2370 millones) no tenía acceso a una alimentación adecuada.

En 2019 alrededor de 3000 millones de personas no podían permitirse una dieta saludable en todas las regiones del mundo.

Si bien la mayor parte de la actual ayuda agrícola tiene efectos negativos, unos 110 000 millones de dólares contribuyen a la infraestructura, la investigación y el desarrollo, y benefician al sector de la alimentación y la agricultura en general.

Por ello, “redirigir las ayudas a los productores agrícolas, en lugar de eliminarlas, ayudaría a acabar con la pobreza, erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición”, según el análisis de las agencias de la ONU.

También contribuiría a promover la agricultura sostenible, fomentar el consumo y la producción sostenibles, mitigar la crisis climática, restaurar la naturaleza, limitar la contaminación y reducir las desigualdades.

En cambio, “continuar con el apoyo de siempre empeorará la triple crisis planetaria y, en última instancia, dañará el bienestar humano”, según el texto, y recuerda que la agricultura es uno de los principales motores del cambio climático a través de las emisiones de gases de efecto invernadero de diferentes fuentes.

Entre esas están el estiércol en los pastizales, los fertilizantes sintéticos, el cultivo de arroz, la quema de residuos de cultivos y el cambio de uso de la tierra.

De su lado, los productores agrícolas “son particularmente vulnerables a los impactos de la crisis climática, como el calor extremo, el aumento del nivel del mar, la sequía, las inundaciones y las plagas de langostas”.

Para cumplir con el Acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento del planeta este siglo a no más de dos grados centígrados sobre los niveles de 1900, “se requiere un cambio en las ayudas que dan los países de altos ingresos a la gran industria cárnica y láctea”, apuntó el informe.

Esa actividad ganadera es responsable de 14,5 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, que calientan la atmósfera.

En los países de bajos ingresos, los gobiernos deben considerar reorientar su apoyo a los pesticidas y fertilizantes tóxicos o al crecimiento de monocultivos.

Como ejemplos, el informe citó que el estado indio de Andhra Pradesh adoptó una política de agricultura natural de presupuesto cero, y China reformó su política agrícola para disminuir el uso de fertilizantes minerales y pesticidas químicos.

También el régimen de pago único en el Reino Unido que eliminó las subvenciones en acuerdo con el Sindicato de Agricultores, y el incentivo a la diversificación de cultivos aparejada a la política agrícola común de la Unión Europea.

“Los gobiernos tienen ahora la oportunidad de transformar la agricultura en un importante impulsor del bienestar humano y en una solución para las amenazas inminentes del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”, postuló la directora general del Pnuma, Inger Andersen.

A-E/HM

Comunidades agrícolas de Argentina llegan al consumidor por la vía digital

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BUENOS AIRES – “La mayor dificultad para un agricultor familiar siempre ha sido generar una comercialización justa de lo que produce”, dice Natalia Manini, integrante de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), una organización campesina de Argentina que viene dando pasos  para relacionarse directamente con los consumidores.

La UST, que reúne a productores de hortalizas, conservas vegetales y miel y criadores  de cabras y ovejas de la provincia de Mendoza, en el oeste de este país sudamericano, abrió en abril su propio local, en la capital provincial del mismo nombre.

Además, acaba de sumarse a Alma Nativa, una red creada para la comercialización de productos de organizaciones campesinas e indígenas, que agrupa a más de 4300 productores nucleados en 21 organizaciones, y hoy vende sus productos a través de internet.

“Vender al por mayor a un distribuidor es sencillo, pero el problema es que, por esa vía, gran parte de la renta no llega a quien produce”, agrega Manini a IPS desde la localidad mendocina de Lavalle.

La dirigente campesina sostiene que, por una cuestión de costos, los agricultores solo pueden acceder a un comercio justo a través de proyectos colectivos, que se han visto potenciados con la aceleración de las transformaciones digitales que generó la pandemia de covid-19.

Alma Nativa es una solución comercial que nació formalmente en 2018, de la mano de dos organizaciones no gubernamentales (ONG) argentinas enfocadas en el tema socioambiental: Fibo Social Impact y la Asociación Cultural para el Desarrollo Integral (ACDI). Su planteamiento fue ir un paso más allá del esquema de apoyo económico a proyectos de desarrollo productivos.

“El objetivo es movilizar a los consumidores a adquirir productos de los biomas latinoamericanos que se hacen con respeto al medio ambiente, mientas los pequeños productores se benefician con la visibilidad y el acompañamiento logístico para que los productos locales lleguen a todo el país”: Guadalupe Marín.

“Ya hacia 2014 empezamos a preguntarnos por qué las comunidades campesinas e indígenas no podían obtener rentabilidad por los alimentos y las artesanías que producen y a  pensar cómo hacer que los agricultores dejen de depender de donaciones y subsidios de ONG y del Estado”, cuenta a IPS la directora de Fibo, Gabriela Sbarra, en una entrevista en Buenos Aires.

Sbarra era una habitual asistente a las ferias de productos de comunidades territoriales, que antes de las restricciones que impuso pandemia eran frecuentemente organizadas en Argentina por el Estado, que financiaba el armado de los estands, el alojamiento y el viaje de los productores desde sus comunidades.

Solo gracias a esa ayuda económica, los agricultores y artesanos obtenían alguna ganancia.

“El esfuerzo se orientó a buscar un mercado genuino para esos productos, que no podían venderse digitalmente porque es muy difícil generar tráfico en internet y tampoco pueden llegar a los supermercados, porque no tienen volumen de producción. La informalidad estaba dejando a las comunidades fuera del mercado”, explica Sbarra.

Tres cooperativas de la región del Chaco, la gran llanura boscosa que Argentina comparte con Bolivia y Paraguay, se dedican a la producción de miel y forman parte del proyecto Alma Nativa, por el cual venden sus productos a consumidores de todo el país por internet. Foto: Nicolás Heredia / Alma Nativa

El comercio electrónico, su nuevo mercado

Así fue que los creadores de Alma Nativa golpearon las puertas de Mercado Libre, un gigante del comercio electrónico nacido en Argentina que se ha expandido por casi toda América Latina. La empresa aceptó la idea de colocar una tienda en línea de alimentos agroecológicos producidos por las comunidades y no cobrar comisiones.

Alma Nativa instaló entonces un depósito en la localidad de Villa Madero, en las afueras de Buenos Aires, donde se etiquetan para su distribución los productos que llegan desde las comunidades rurales de buena parte del país.

“La pandemia ha generado una oportunidad, porque abrió un debate sobre lo que se come. Mucha gente comenzó a preguntarse cómo se producen lo alimento e incluso puso en la obligación a las empresas del agronegocio de pensar esquemas más sostenibles”, dice Manini.

Norberto Gugliotta, gerente de la Cooperativa Apícola Cosar, pone el foco  en que la pandemia no solo aceleró el proceso de digitalización de productores y consumidores, sino que reforzó la búsqueda por una parte creciente de la sociedad de alimentos saludables y producidos con responsabilidad social.

“Estábamos listos para tomar la oportunidad, porque teníamos el producto ya listo, y entonces nos incorporamos este año a Alma Nativa”, dice desde la localidad de Sauce Viejo este apicultor, cara visible de una cooperativa que agrupa a unos 120 productores en la provincia de Santa Fe, en el centro del país, cuya miel tiene certificación de orgánica y de comercio justo.

Argentina, la tercera economía de América Latina, es una potencia agrícola, con un poderoso agronegocio cuyos principales productos son la soja, el maíz y el aceite de soja, que en 2020 generaron 26 300 millones de dólares en exportaciones, según datos oficiales.

Detrás de esa realidad exitosa hay un enorme universo de agricultores familiares, de comunidades campesinas e indígenas. De acuerdo al último Censo Nacional Agropecuario, realizado en 2018, más de 90 por ciento de las 250 881 explotaciones productivas que existen en el país son llevadas adelante por los productores junto a sus familias.

El atraso de infraestructura y tecnológico en las zonas rurales es significativo, como lo demuestra el dato de que apenas 35 por ciento de los establecimientos tiene acceso a internet.

Las carencias son particularmente profundas en el Chaco, región postergada del norte del país, donde viven unos 200 000 indígenas pertenecientes a nueve grupos cuya economía está vinculada a los recursos naturales, de acuerdo a datos de la no gubernamental Fundapaz.

Artesanas indígenas del pueblo pilagá, en la provincia norteña de Formosa, dentro de la región del Gran Chaco, comenzaron a vender su cestería en forma electrónica por toda Argentina. Foto: Rosario Bobbio / Alma Nativa

Nueva ventana para la artesanía indígena

También a través de Mercado Libre comenzaron a comercializar en las últimas semanas sus artesanías comunidades del Chaco, la llanura boscosa de más de un millón de kilómetros cuadrados compartida por Argentina con Bolivia y Paraguay, que es el hábitat de estos pueblos originarios diversos y hogar de una rica biodiversidad.

“Esta iniciativa tiene su origen en Brasil con el programa ‘Amazonia em Pé’ y hoy lo estamos replicando en Argentina, en la zona de Gran Chaco. Busca tender puentes entre los artesanos del lugar con los consumidores de todo el país”, explica Guadalupe Marín, directora de Sustentabilidad de Mercado Libre.

“El objetivo es movilizar a los consumidores a adquirir productos de los biomas latinoamericanos que se hacen con respeto al medio ambiente, mientas los pequeños productores se benefician con la visibilidad y el acompañamiento logístico para que los productos locales lleguen a todo el país”, agrega a IPS en Buenos Aires.

Mercado Libre lanzó el 27 de septiembre la campaña “Desde el Gran Chaco para vos”, que pone a la venta más de 2500 productos de 200 categorías, como cestas, arte indígena y criollo, elementos decorativos hechos con fibras naturales, mieles, tejidos y juegos artesanales, entre otros.

Incluye no solo a Alma Nativa, sino también a Emprendedores por Naturaleza, un programa lanzado por la Fundación ambientalista Rewilding Argentina, que trabaja en la conservación del Chaco y ahora promueve la venta de lo producido por 60 familias que viven en las zonas rurales vecinas al parque nacional El Impenetrable, la mayor área protegida de la región.

“La idea del proyecto surgió el año pasado, luego de que hicimos una encuesta socioeconómica con 250 familias de la zona que reveló que 98 por ciento tiene como único ingreso a la asistencia social”, explica Fátima Hollmann, coordinadora regional del Programa de Comunidades Rewilding Argentina.

Detalla a IPS que “la gente tiene sus animales para subsistencia y eventualmente colabora en la construcción de un alambrado para un campo o alguna otra tarea temporaria, pero no hay fuentes de empleo permanentes en El Impenetrable”.

“Por eso buscamos generar ingresos para los vecinos. Nuestras líneas de producción están enfocadas en cerámica, ya que la mayor parte de la gente ha construido allí sus casas con adobe. Muchos también saben fabricar ladrillos y hemos hecho capacitaciones para transformar un ladrillo en una pieza artística, inspirada en fauna nativa, que transmite la importancia de conservar el monte”, explica Hollmann en una entrevista en Buenos Aires.

Según los números que la especialista difundió durante la primera semana del programa “Desde el Gran Chaco para vos”, a comienzos de octubre, se pusieron a la venta 644 productos, de los cuales se vendieron a compradores de más de 10 provincias argentinas 382, que incluyeron 100 % de los tejidos disponibles y 76 por ciento de las artesanías en madera.

“La alternativa es la tala de bosque nativo. Estamos proponiendo una transición de una economía extractivista a una regenerativa, que aporte a la reconstrucción del ecosistema, y dándole a los consumidores de las ciudades la oportunidad de contribuir a ese objetivo”, puntualiza Hollmann.

ED: EG

La FAO busca sostener a los agricultores de Ucrania

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