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Cultivo en terrazas, un modelo indígena de seguridad alimentaria

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Algunas terrazas construidas por los indígenas atacameños en la aldea de Caspana, en el Alto Loa, en la región de Antofagasta, en el norte de Chile. Esta técnica milenaria de cultivo representa una adaptación al clima y garantiza el derecho a la alimentación de estos pueblos del altiplano andino. Crédito: Marianela Jarroud/IPS

Algunas terrazas construidas por los indígenas atacameños en la aldea de Caspana, en el Alto Loa, en la región de Antofagasta, en el norte de Chile. Esta técnica milenaria de cultivo representa una adaptación al clima y garantiza el derecho a la alimentación de estos pueblos del altiplano andino. Crédito: Marianela Jarroud/IPS

Por Marianela Jarroud
CASPANA, Chile, Oct 21 2015 (IPS)

Los cultivos en terrazas de los pueblos originarios andinos representan un aporte a la seguridad alimentaria por aportar una estrategia de adaptación a un medio de difícil características y complejidades geográficas para la producción de alimentos nutritivos.

Esta ancestral técnica prehispánica de cultivo, que aún se practica en vastos territorios del altiplano andino y en particular en el chileno, “es de gran relevancia desde el punto de vista de adaptación al clima y al ecosistema”, aseguró a IPS la especialista Fabiola Aránguiz.

“Al utilizar las terrazas, se hace un uso más eficiente del recurso agua, cada vez más escaso en la zona norte”, explicó la oficial junior en Agricultura Familiar de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) desde la sede regional del organismo en Santiago, a unos 1.400 kilómetros al sur del pueblo atacameño de Caspana.

En Chile, esa forma de cultivo en las laderas andinas, también llamada de andenes, la desarrollaron principalmente los pueblos atacameño y quechua, que habitan el desierto de Atacama, en el norte del país, desde hace unos 9.000 años.

Asentados principalmente en oasis, valles y quebradas de Alto Loa, en la región de Antofagasta, estos pueblos aprendieron la técnica de las terrazas artificiales de los incas, que les enseñaron cómo aprovechar el agua y poder cultivar los escasos terrenos fértiles existentes en sus elevadas altitudes.

Se trata de “verdaderos maceteros que han ido haciendo por años, donde tienen que remover la tierra existente y traer tierra fértil de otro lado para poder habilitarlos”, explicó a IPS el secretario ministerial de Agricultura en Antofagasta, Jaime Pinto.

“Esto les ha permitido mantener la agricultura porque en estas quebradas donde se desarrollan se crean microclimas que permiten el desarrollo de otros cultivos”, añadió el máximo representante gubernamental de Agricultura en la región, desde su capital, también llamada Antofagasta.

Pinto precisó que si bien en la zona el recurso hídrico es escaso, “es de buena calidad, lo que permite, en el caso del pueblo de Caspana, por citar un ejemplo, producciones grandes de ajo, de árboles frutales como damascos (Prunus armeniaca) o manzanas, que no se ven en otros lados”.

Según datos oficiales, se estima que solo en la región de Antofagasta existen unos 14 pueblos altiplánicos que aún conservan esta tradicional forma de cultivo, que contribuye tanto a la seguridad alimentaria de las comunidades, como a la generación de ingresos que permiten mejorar la calidad de vida.

Comunidades como Caspana, de 400 habitantes,  y el cercano Río Grande, de apenas un centenar de personas, viven de la agricultura y gracias al cultivo en terrazas desarrollan una producción comercial que se suma a la de autoconsumo y sustenta las economías familiares.

En cambio, otros pueblos y aldeas de Alto Loa, como Toconce, de unos 100 habitantes, poseen una producción que va casi exclusivamente al autoconsumo, pese a sus grandes extensiones cultivables. Ello porque la migración hacia la ciudad ha derivado en el desaprovechamiento de la tierra, explicó Pinto.

Cultivo en terrazas, un modelo indígena de seguridad alimentaria

La aldea de Caspana, a 3.300 metros sobre el nivel del mar, en el desierto de Atacama, en el norte de Chile. Sus 400 habitantes viven de la pequeña agricultura, como indican orgullosos en una piedra a la entrada del lugar, gracias al uso del milenario cultivo de terrazas en las laderas del altiplano andino. Crédito: Marianela Jarroud/IPS

 

“La nuestra es tierra fértil”, confirmó a IPS la atacameña Liliana Terán, de 45 años, con cuatro hijos y cuatro nietos, dedicada, en parte, a la pequeña agricultura familiar en la terraza de cultivo que heredó su madre en Caspana.

“Aquí lo que se siembra, se da”, agregó orgullosa la pobladora de esta aldea indígena que  en la lengua kunza, extinguida a fines del siglo XIX, significa “hijos de la hondada” y que se ubica a  3.300 metros sobre el nivel del mar, en una zona profunda del valle.

Caspana es una “aldea de agricultores y pastores”, reza un cartel tallado en piedra a la entrada de la comunidad del pueblo atacameño, también conocido como atacama, kunza o apatama, y que actualmente subsiste en el noroeste de Argentina y el norte de Chile.

Aquí cada familia posee su terraza, que cultiva y cuida. Los más ancianos van heredando esas tierras a sus hijos y estos, a su vez, a los suyos.

Poseen un “juez del agua”, responsable de dar o cortar el recurso a los diferentes sectores de la aldea, para que todos lo reciban en forma equitativa.

“A través de los espacios entre terrazas se forman canales de tipo vertical donde llega el agua desde el punto más alto del río, agua que es dirigida de manera controlada”, explicó Aránguiz.

“Esto permite un mejor aprovechamiento del recurso tanto de riego como de lluvia, una mayor retención de agua y por tanto de la humedad del suelo, lo que ayuda aminorar periodos de escasez de agua; se favorece un adecuado drenaje del agua y evita la erosión hidráulica protegiendo a los suelos”, añadió.

Todas estas cualidades, dijo la representante de la FAO, hacen que el cultivo en terrazas sea un eficiente modelo de ayuda para combatir los efectos del cambio climático.

“Terrazas bien construidas y mantenidas pueden mejorar la estabilidad de las laderas, evitando remoción de masas durante eventos extremos de lluvia”, aseguró y destacó que “la importancia cultural de esta ancestral técnica, junto con que fortalece las dinámicas económicas y sociales de la agricultura familiar”.

Aránguiz recordó que hasta hoy los pueblos altiplánicos han mantenido esta tradición para el mantenimiento de la seguridad alimentaria, destacando países como Bolivia y Perú, este último con más de 500.000 hectáreas de cultivo en terrazas.

Luisa Terán, de 43 años, con una hija de crianza y prima de Liliana, trabaja la tierra en la terraza de su madre.

Cuando IPS estuvo en el lugar en la víspera de la ceremonia ancestral de limpieza de canales, Luisa se esmeraba en la preparación de empanadas (masa rellena) para aportar a la celebración.

“Es una ceremonia muy importante para nosotros”, explicó, y marca que la tierra ha quedado preparada para ser sembrada de nuevo.

Pinto subrayó que “es una responsabilidad que tenemos como gobierno el mantener estos sistemas de cultivo”.

Precisó que, a través del gubernamental Instituto de Desarrollo Agropecuario, se espera llevar adelante un programa de recuperación y mantención de las terrazas que fueron dañadas por los últimos temporales del norte de Chile.

Junto a esto, se están generando proyectos “para que los jóvenes vean como una alternativa económica el desarrollo agrícola”.

Esto va de la mano con el combate a la desigualdad, afirmó Pinto.

“Estamos trabajando en generar las condiciones para la autonomía alimentaria y son este tipo de cultivos los que pueden generar aportes a la producción agrícola para la alimentación regional”, concluyó.

Editado por Estrella Gutiérrez


Pakistán apuesta a la energía hidroeléctrica

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En Mardan, uno de los 26 distritos de la provincia de paquistaní de Jiber Pajtunjua, se construyen represas pequeñas para abastecer de electricidad a la población. Crédito: Ashfaq Yusufzai / IPS

En Mardan, uno de los 26 distritos de la provincia de paquistaní de Jiber Pajtunjua, se construyen represas pequeñas para abastecer de electricidad a la población. Crédito: Ashfaq Yusufzai / IPS

Por Ashfaq Yusufzai
PESHAWAR, Pakistán, Oct 22 2015 (IPS)

“Tenemos la suerte de que una represa local nos suministrará energía barata y sin interrupciones. Actualmente, pasamos sin electricidad entre 14 y 16 horas diarias”, señaló Muhammad Shafique, un maestro de escuela en la localidad de Alto Dir, en la provincia paquistaní de Jiber Pajtunjua (JP).

Imran Khan, un famoso jugador de cricket y líder del partido Pakistan Tehreek Insaf, que  gobierna la noroccidental provincia lindera con Afganistán, colocó recientemente la primera piedra de un proyecto hidroeléctrico en el Bajo Dir, uno de los 26 distritos provinciales."Nos concentramos en la construcción de pequeñas centrales de energía en toda la provincia para desarrollar las industrias, así como darle un alivio de los incesantes cortes de energía a la gente en su vida cotidiana": Mushtaq Ahmed Ghani.

“La gente está encantada con la construcción de la represa, ya que va a terminar con los cortes de energía y los consumidores tendrán un suministro estable… Los niños, que actualmente pierden días de escuela debido a la falta de electricidad, tendrán energía suficiente para sus necesidades”, comentó Shafique.

“La electricidad ayudará a los pacientes y los hospitales y… a 65 por ciento de la población vinculada a la agricultura”, añadió.

La falta de electricidad paralizó la vida de muchos, no solo en la provincia, sino en otras partes del país, donde la gente padece cortes de luz de hasta 20 horas diarias en las zonas rurales y durante 16 horas en las ciudades.

JP tiene prevista la construcción de 365 pequeñas represas. “La primera represa en el Bajo Dir se construirá en cuatro años y producirá 40 megavatios de electricidad”, declaró el ministro jefe de la provincia, Pervez Khattak, en entrevista exclusiva con IPS.

La obra tendrá un costo de 117 millones de dólares, pero resolverá el problema de la electricidad no solo en el Bajo Dir, sino que también abastecerá de energía a los distritos aledaños, afirmó.

Los consumidores pagarán la quinta parte de lo que pagan actualmente al gobierno federal por la electricidad, aseguró.

El gobierno también está construyendo cuatro represas más, informó Khattak.

El gobierno federal estaba a cargo de los proyectos de energía hasta 2010, cuando se aprobó una enmienda constitucional que autoriza a cuatro provincias a realizar sus propias obras.

JP, que tiene una enorme riqueza en recursos hídricos, es la primera provincia en poner en marcha un proyecto de estas características. Cuarenta por ciento de la electricidad de Pakistán se produce a partir de fueloil importado, lo que encarece la energía.

“Nos concentramos en la construcción de pequeñas centrales de energía en toda la provincia para desarrollar las industrias, así como darle un alivio de los incesantes cortes de energía a la gente en su vida cotidiana”, declaró a IPS el ministro de Información de JP, Mushtaq Ahmed Ghani.

La empresa nacional de energía eléctrica, NTDC, informa que el país produjo 7.500 megavatios de electricidad, frente a la demanda de 12.000 megavatios. La generación hidroeléctrica menguó debido a la reducción de la salida de agua de las principales reservas debido al cierre de canales.

La empresa pública informó que la producción de 800 megavatios de energía eléctrica fue  detenida por la suspensión del suministro de gas a las centrales de energía Uch-I y Uch-II, tras la explosión de un oleoducto en la provincia de Baluchistán, afectada por la violencia insurgente.

El senador Muhsin Aziz, presidente de la Dirección de Inversiones de JP, dijo que los cortes de energía dejaron las actividades industriales de la provincia en un punto muerto.

“Alrededor de 300 unidades industriales cerraron por falta de electricidad, lo que llevó al desempleo a 20.000 obreros”, indicó.

Quienes pueden pagarlos recurren a generadores de electricidad diésel y gas en las zonas urbanas, mientras que las personas en situación de pobreza en el medio rural tienen que soportar los cortes de energía, a pesar del calor reinante, agregó.

Le pedimos al gobierno federal que asegure el suministro a la provincia, que ha sufrido enormes pérdidas en la lucha contra la insurgencia, pero todas las solicitudes fueron ignoradas, sostuvo Aziz.

Por su parte, los agricultores están convirtiendo sus pozos entubados a la energía solar.

“El sistema es más caro y por lo tanto, los pequeños agricultores no podía permitírselo”, dijo Musafir Khan, un granjero del distrito de Mardan.

En declaraciones por vía telefónica, Khan dijo que la escasez de electricidad llevó a la pobreza a los terratenientes porque el costo del sistema solar es inaccesible para la mayoría de los agricultores.

“Apostamos al proyecto hidroeléctrico Machi, que puso en marcha el gobierno provincial, para nuestras necesidades de electricidad”, expresó. Uno de los proyectos se construirá en Mardan en un plazo de dos años, con una capacidad de 2,6 megavatios de electricidad, destinada a la población local.

Las protestas contra los cortes de energía son comunes en JP y en el resto del país.

El 8 de agosto, manifestantes salieron a la calle y atacaron a palos una estación de la red eléctrica, dañaron máquinas y quemaron archivos. “En los últimos tres meses nos quedamos sin electricidad durante 16 horas al día, que es el colmo de la injusticia. No tenemos agua para el uso diario y la gente se está enfermando”, exclamó Jamal Shah, uno de los manifestantes.

Un expresidente de la empresa estatal del agua, WAPDA, dijo a IPS que el gobierno debe construir más represas para atender a la creciente demanda.

“El gobierno ha estado arrastrando los pies sobre la construcción de la represa de Kala Bagh durante los últimos 20 años. Una vez que se construya, le proporcionaría a WAPDA electricidad excedente que se puede exportar”, destacó.

El proyecto de la represa de Kala Bagh se ha politizado ya que tres de las cuatro provincias de este país rechazaron su construcción debido al temor de los agricultores de que la obra haría incultivables sus tierras.

“No hay nada de malo con la represa. Tenemos que resolverlo políticamente. Si no se construye… no podremos acabar con los problemas de electricidad”, concluyó el exfuncionario.

Traducido por Álvaro Queiruga

Zimbabwe en guerra contra las aflatoxinas

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Los agricultores Enock Gwangwawa y Alice Mhonda, en Zimbabwe, almacenan su maíz en bolsas herméticas para protegerlo del gorgojo y los hongos. Crédito: Busani Bafana / IPS

Los agricultores Enock Gwangwawa y Alice Mhonda, en Zimbabwe, almacenan su maíz en bolsas herméticas para protegerlo del gorgojo y los hongos. Crédito: Busani Bafana / IPS

Por Busani Bafana
SHAMVA, Zimbabwe, Oct 27 2015 (IPS)

En la última zafra, los gorgojos y los hongos fueron el motivo de que la agricultora Mollene Kachambwa perdiera una de las cinco toneladas del maíz que su familia había cosechado en Zimbabwe. Pero ahora esas plagas tendrán que buscarse otra víctima.

Kachambwa, oriunda de la aldea homónima 75 kilómetros al noreste de Harare, la capital de este país de África austral, almacenó la nueva cosecha en un hermético silo de metal galvanizado. Antes la granjera usaba graneros tradicionales o bolsas de polietileno, que no son a prueba de hongos o insectos.“La contaminación por aflatoxinas es un gran problema que no se toma con la debida seriedad en Zimbabwe debido a la ignorancia y a la falta de investigación”: Cathrine Chidewe.

Algunos hongos producen la toxina química aflatoxina, que puede infestar el grano de maíz en el campo o durante su almacenamiento. Análisis realizados en Zimbabwe hallaron importantes niveles de contaminación en los cultivos de maíz, pero también en legumbres, como el maní.

La exposición a las aflatoxinas está vinculada a la debilidad inmunitaria y al riesgo de cáncer. Los niños expuestos a ellas pueden sufrir retraso en el crecimiento, e incluso los recién nacidos pueden ser afectados a través de la leche materna contaminada.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 25 por ciento de los cultivos mundiales de alimentos están contaminados por aflatoxinas, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, estiman que más de 4.500 millones de personas en el Sur en desarrollo están expuestas a las mismas.

Estudios del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias sugieren que aproximadamente 26.000 africanos de África subsahariana mueren anualmente de cáncer al hígado derivado de la exposición crónica a las aflatoxinas.

Los agricultores como Kachambwa gastan en promedio más de 50 dólares por zafra en plaguicidas contra el gorgojo, pero tienen poca protección contra la contaminación por hongos.

Dados los costos de los insumos agrícolas en la atribulada economía de Zimbabwe, la posibilidad de métodos de almacenamiento sin pesticidas y a precio accesible es irresistible.

“Confío en que el maíz está seguro en su contenedor metálico. Me enseñaron a secarlo adecuadamente antes de almacenarlo. Puse una vela encendida para sacar todo el aire antes de sellar el contenedor”, explicó Kachambwa. “También aprendí a medir el contenido de humedad del grano antes de almacenarlo”, añadió.

Un equipo está investigando la exposición de aflatoxinas entre los productores de maíz y las formas de reducirla en un proyecto de 30 meses que abarca a 12 barrios de los distritos de Shamva y Makoni. El proyecto es implementado por la organización Acción contra el Hambre y el Instituto de Alimentación, Nutrición y Ciencias de la Familia de la Universidad de Zimbabwe, en colaboración con el gobierno zimbabuense.

Los investigadores analizan la eficacia de los silos metálicos herméticos y las bolsas de plástico grueso para reducir la contaminación por aflatoxinas en el maíz y evalúan la exposición de las mujeres y los niños a la mortal toxina.

También determinan el nivel de aflatoxinas en legumbres como nueces de bambara, maní, caupí y alubias.

“Si el nivel de aflatoxina en el maíz es alto… podría suponer un riesgo para la salud humana y también para el comercio del maíz, un alimento básico en el país”, advirtió Charlene Ambali, coordinadora del proyecto en representación de Acción contra el Hambre, en diálogo con IPS.

La granjera Alice Mhonda, del pueblo de Mushowani, cosechó dos toneladas de maíz y las almacenó en bolsas herméticas prolijamente apiladas en una habitación junto a su cocina.

“Abriré las bolsas en febrero para ver si el método funcionó. Estoy contenta porque no tuve que comprar pesticidas, a diferencia de la zafra pasada cuando usé siete latas… y de todas maneras perdí cinco sacos de maíz por el gorgojo, y una parte tenía hongos”, reveló.

En el estudio participan hogares agrícolas que consumen su propio maíz por más de seis meses al año y que incluyen mujeres embarazadas o en período de lactancia con hijos menores de cinco años.

Las madres y sus hijos aportan muestras biológicas – de sangre, orina y leche materna -, además de las muestras de grano, para que sean analizadas en el laboratorio. Los resultados de los análisis del maíz y las legumbres, así como de las muestras biológicas, están previstos para fines de noviembre de 2015 y determinarán si los agricultores consumen granos contaminados con aflatoxinas.

“Las comunidades estaban entusiasmadas de ser parte de la investigación que contribuirá a la reducción de las pérdidas posteriores a la cosecha”, aseguró Loveness Nyanga, el principal investigador del proyecto y profesor de la Universidad de Zimbabwe.

“Les preocupa el uso constante de plaguicidas y fertilizantes, ya que temen que también sean un peligro para la salud. Y recibieron con beneplácito la tecnología hermética ya que no necesita el uso de pesticidas en el grano cosechado”, señaló.

Las temperaturas cada vez más altas que experimenta Zimbabwe y las sequías derivadas del cambio climático incrementan la vulnerabilidad del maíz y las leguminosas a la contaminación de las aflatoxinas.

Métodos inadecuados de secado y almacenamiento que utilizan los agricultores tras la cosecha también contribuyen a la exposición a las toxinas, afirmó el técnico de extensión agrícola Ozwell Chitono, que trabaja con agricultores del distrito de Shamwa.

“Las bolsas herméticas y los silos metálicos son métodos eficaces, según los agricultores, que en su mayoría no tenían conocimiento de las aflatoxinas y alimentaban con granos contaminados a los pollos y las cabras”, explicó Chitono.

La bioquímica nutricional y coordinadora del proyecto por parte de la Universidad de Zimbabwe, Cathrine Chidewe, dijo a IPS que la contaminación por aflatoxinas es un gran problema que no se toma con la debida seriedad en Zimbabwe debido a la ignorancia y a la falta de investigación.

El estudio en proceso aportará datos que podrían mejorar la política nacional contra las aflatoxinas y hacer del almacenamiento hermético un modelo para la gestión posterior a la cosecha en el país, sostuvo.

La seguridad y la calidad alimentaria son una preocupación creciente con el fin de mejorar la productividad agrícola africana en virtud de los recientemente acordados Objetivos de Desarrollo Sostenible.

“Los problemas de calidad y seguridad alimentaria resultantes de la contaminación por aflatoxinas presentan un serio obstáculo para mejorar la nutrición, aumentar la producción agrícola y vincular los pequeños agricultores a los mercados”, según un informe de la Fundación Africana de Tecnología Agrícola, que está coordinando el proyecto.

Traducido por Álvaro Queiruga

Alimentación escolar fomenta agricultura familiar en Brasil

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Niñas y niños de entre 5 y 7 años, durante el almuerzo en el comedor de la Escuela João Cáffaro, en el barrio Engenho Velho (Ingenio Viejo), con la mayoría de su población en pobreza, en la ciudad de Itaboraí, en el estado de Río de Janeiro, en Brasil. Crédito: Mario Osava/IPS

Niñas y niños de entre 5 y 7 años, durante el almuerzo en el comedor de la Escuela João Cáffaro, en el barrio Engenho Velho (Ingenio Viejo), con la mayoría de su población en pobreza, en la ciudad de Itaboraí, en el estado de Río de Janeiro, en Brasil. Crédito: Mario Osava/IPS

Por Mario Osava
ITABORAÍ, Brasil, Nov 7 2015 (IPS)

“Esa ley debería estar vigente desde el fin de la esclavitud, que echó a la calle a los esclavos sin darles condiciones de trabajar y producir, convirtiéndolos en semiesclavos”, evaluó el agricultor brasileño Idevan Correa.

La alabada norma solo se aprobó en Brasil en 2009. Obliga a que al menos 30 por ciento de los fondos que las municipalidades reciben del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación se destine a la compra de alimentos producidos por la agricultura familiar local.

La fórmula es uno de esos hallazgos que después parecen obvios, naturales.

Además de asegurar un mercado importante a los pequeños productores, “mejoró la calidad de la alimentación”, atestiguó a IPS la madre de dos estudiantes, Jaqueline Lameira, quien ejerce de representante de las familias en el Consejo de Alimentación Escolar de Itaboraí, que controla la oferta y calidad de las comidas.

Itaboraí, un municipio del suroriental estado de Río de Janeiro, de 230.000 habitantes, cerca de 11 por ciento rurales, ya superó el mínimo legal.

Más de 40 por ciento de los desayunos y almuerzos que se suministran en las escuelas municipales consumen alimentos de la pequeña agricultura, aseguró Inaiá Figueiredo, responsable técnica de Nutrición de la Secretaria de Agricultura, Abastecimiento y Pesca de la alcaldía.

Era solo siete por ciento, cuando asumió la actual administración municipal, en 2012, recordó a IPS.

La alimentación ofrecida se diversificó, con el incremento de productos hortícolas, incluyendo verduras locales típicas, muy nutritivas pero poco consumidas, y la inclusión mínima de tres vegetales en cada comida, apuntó.

“Para  postre hay frutas, nunca golosinas, y en los jugos no entra azúcar, sino miel de producción local”, acotó.

Alimentación escolar fomenta agricultura familiar en Brasil

La cocinera Penha Maria Flausina abre los sacos recién entregados por agricultores familiares, con frutas y hortalizas, en la Escuela Municipal João Baptista Cáffaro, con 500 alumnos de enseñanza primaria, en un barrio carenciado de la ciudad de Itaboraí, en el sureste de Brasil. Crédito: Mario Osava/IPS

“Los niños comen de todo, les gusta repetir los platos, hay uno que solo viene a la escuela para comer”, aseguró a IPS entre risas Penha Maria Flausina, “merendeira” (cocinera) de la Escuela João Baptista Caffaro, en un barrio pobre de Itaboraí.

Mientras, muestra en la despensa el maíz, la ocra o el quimbobó (Abelmoschus esculentus), las calabazas o las frutas recién recibidas.

Todo eso resulta de un largo proceso iniciado en 1986 con la primera Conferencia Nacional de Alimentación y Nutrición, repetida en 2004, 2007, 2011 y ahora, a lo largo de esta primera semana de noviembre, en Brasilia, con 2.000 participantes.

En 1993 se creó el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONSEA), con representantes de la sociedad civil y del gobierno. En 2006, el bicameral Congreso legislativo aprobó la Ley Orgánica de Seguridad Alimentaria y Nutricional.

Tres años después se aprobó con esa ley como marco, la norma que vincula el Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) a la agricultura familiar, tras enfrentar enconadas resistencias en el parlamento, destacó a IPS el economista Francisco Menezes.

“El enorme mercado de la alimentación escolar, hoy constituido por 45 millones de alumnos, era dominado por empresas, algunas contratadas por la municipalidad para todas sus escuelas”, observó Menezes, quien como presidente del CONSEA entre 2004 y 2007, tuvo papel clave en la elaboración y votación de esas leyes.

Con proveedores monopólicos es usual “más precio y menos calidad”, destacó.

La discusión del proyecto de ley llevó tres años y fue obstaculizada por parlamentarios interesados en ese mercado o financiados por las empresas proveedoras, que al final “siguieron fuertes”, manteniendo 70 por ciento de las ventas, aunque como participación máxima.

Haciendo camino

En este extenso país de 206 millones de habitantes, la efectividad de la ley es irregular. “Hay municipios que la cumplen, otros no, y hay algunos en el sur de Brasil que alcanzaron cien por ciento proveniente de la agricultura familiar”, según Menezes. También ocurren fraudes, admitió.

Los consejos municipales “fuertes” inhiben irregularidades, pero también están sujetos a presiones, por eso “todo depende de una agricultura familiar organizada en asociaciones y cooperativas, de manera que si un productor falla, otros asociados garantizan la provisión”, comentó el experto.

De todos modos la ley es vital, porque “convierte el programa en política de Estado, dificultando retrocesos”, concluyó.

Alimentación escolar fomenta agricultura familiar en Brasil

El líder campesino Idevan Correa examina uno de sus nuevos naranjos. Él decidió volver a plantar un naranjal, gracias a la ley brasileña que obliga a que al menos 30 por ciento de los alimentos consumidos en las escuelas procedan de la agricultura familiar local. El municipio de Itaboraí fue famoso por sus naranjas hasta que una plaga redujo su producción. Crédito: Mario Osava/ IPS

Correa, el campesino al que le hubiera gustado tener esa ley desde la abolición de la esclavitud, que en Brasil ocurrió en 1888, la considera “inteligente” incluso al fijar en 30 por ciento la parte de la agricultura familiar, como mínimo.

“Es un primer paso experimental, los pequeños no podrían producir mucho más de un momento a otro, eso debe aumentar poco a poco”, arguyó a IPS este presidente de la Asociación de Productores Rurales del IV Distrito de Itaboraí y heredero de una finca de 100 hectáreas que su padre recibió de la reforma agraria en la década de 1950.

También está de acuerdo con el límite anual de 20.000 reales (5.200 dólares) para la venta de cada productor al municipio, aunque eso le perjudicó este año, en que podría haber superado su cuota, con la venta de maíz, frijoles, papa y frutas.

“Mejor así, más agricultores pueden vender, si aumenta mucho la cuota le tocará a pocos”, razonó.

“En el comienzo de la gestión actual, en 2012, solo nueve o 10 productores participaban del programa de alimentación escolar, ahora son 54”, informó a IPS la agrónoma Ana Paula de Farias, asesora técnica de la Secretaria de Agricultura, Abastecimiento y Pesca de la alcaldía de Itaboraí.

En el municipio hay cerca de 300 propiedades rurales, pero la mayor parte se dedica a la ganadería. El problema para ampliar los proveedores es que muchos no poseen la documentación exigida, explicó.

Además, fue necesaria una asistencia técnica para una producción orgánica o de fuerte reducción del uso de agroquímicos y una adaptación a las especificidades de la alimentación infantil, como la uniformización de guayabas en tamaños pequeños, para ofrecer una fruta a cada niño, sin necesidad de dividirlas en pedazos.

“La lección más importante de ese aprendizaje fue sembrar sin químicos agrícolas”, reconoció Correa. “Uno va aprendiendo y adecuándose al programa, antes se sembraba mucho para ganar más, sin condiciones de competir con las grandes empresas, ahora se busca más calidad, con más cuidado porque se trata de alimentar niños locales”, acotó.

La venta a las escuelas mejoró mucho su vida, aunque tenga un tope. Ello porque el programa le paga “precios de supermercado”, al por menor, sin costos de transporte porque la alcaldía ofrece sus camiones, mientras en el gran mercado hortícola hay que someterse a los intermediarios que pagan menos y cobran costos, comparó.

Modelo exportable

Esta experiencia brasileña de aliar agricultura familiar y alimentación escolar ya es exportada a varios países africanos y latinoamericanos, como Mali, Mozambique, Senegal y Bolivia.

Es además uno de los modelos del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, una iniciativa que surgió en 2009 con apoyo técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De hecho, esta legislación brasileña será analizada durante el VI Foro de Frentes Parlamentarios contra el Hambre, que se realizará en Lima entre los días 15 y 17 de este mes, con presencia de legisladores de la región e invitados de África y Asia.

El Programa de Adquisición de Alimentos, basado en otra ley de 2003 y destinado a la red de instituciones asistenciales, también se disemina en el exterior, como ejemplo de políticas públicas exitosas de doble beneficio, ampliar la seguridad alimentaria y a la vez fortalecer la agricultura familiar.

La seguridad alimentaria es importante también para desarrollar “una visión intersectorial”, involucrando varios ministerios, como los de Agricultura, Salud y Educación, que suelen actuar aisladamente, comentó Menezes.

Editado por Estrella Gutiérrez

Pequeños agricultores y escuelas se alimentan juntos en Brasil

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Gracias a la alianza con los agricultores familiares locales, en los menús de las escuelas públicas de Brasil, donde se educan 45 millones de niñas y niños, predominan vegetales y frutas, creando hábitos alimentarios saludables. Tres alumnos de la Escuela Municipal João Baptista Cáffaro, en la ciudad brasileña de Itaboraí, bromean durante el almuerzo del 6 de noviembre de 2015. Crédito: Mario Osava/IPS

Gracias a la alianza con los agricultores familiares locales, en los menús de las escuelas públicas de Brasil, donde se educan 45 millones de niñas y niños, predominan vegetales y frutas, creando hábitos alimentarios saludables. Tres alumnos de la Escuela Municipal João Baptista Cáffaro, en la ciudad brasileña de Itaboraí, bromean durante el almuerzo del 6 de noviembre de 2015. Crédito: Mario Osava/IPS

Por Mario Osava
ITABORAÍ, Brasil, Nov 10 2015 (IPS)

Hay leyes que una vez que se promulgan, resultan tan lógicas que no se percibe del todo la revolución que representan en el modelo de producción agrícola, la mejora de la alimentación de los escolares y, en definitiva, en la lucha contra la pobreza extrema y el hambre en un país. Eso ha sucedido en Brasil.

La Ley 11947/2009 obliga a que al menos 30 por ciento de los recursos que el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación otorga a los municipios para la alimentación en sus centros escolares, sean para comprar productos a los agricultores familiares locales.

La norma aprobada en 2009, que vincula el Programa Nacional de Alimentación Escolar con la agricultura familiar y estipula también que los menús se basen en la cultura alimentaria local, enfrentó grandes resistencias de la agroindustria, por lo apetitoso de este negocio alimentario.

“El enorme mercado de la alimentación escolar, hoy constituido por 45 millones de alumnos, era dominado por empresas, algunas contratadas por la municipalidad para todas sus escuelas”, observó a IPS el especialista en el tema Francisco Menezes.

La alimentación en las escuelas públicas, que concentran al alumnado más pobre de Brasil y con prevalencia de sufrir hambre, mejoró sustancialmente y ayudó a cambiar los hábitos alimenticios, al reducir la ingesta de productos industriales y multiplicar la de verduras y frutas locales, algunas poco consumidas y de gran valor nutricional.

Al mismo tiempo, aseguró a los pequeños agricultores locales un mercado, lo que permitió ampliar y diversificar sus cultivos, y organizarse en asociaciones para mejorar sus capacidades productivas y comerciales.

También los impulsó a producir de manera más orgánica, sin agroquímicos, lo que mejora la alimentación de la población en general, ya que sus excedentes se venden en las redes de los mercados locales.

Un ejemplo de los beneficios de la ley y de la revolución que ha significado lo brinda el municipio de Itaboraí, a 45 kilómetros de Río de Janeiro, en el sureste de Brasil, donde viven 230.000 personas, 11 por ciento en áreas rurales en el entorno a la ciudad.

Aquí han superado el mínimo legal y actualmente más de 40 por ciento de los desayunos y almuerzos que se consumen en sus centros educativos los suministran agricultores familiares locales, destacó a IPS la responsable de nutrición de la alcaldía, Inaiá Figueiredo.

Además, cuando las actuales autoridades asumieron la gestión del municipio, en 2012, eran solo 10 los pequeños productores que surtían a las escuelas municipales y ahora ya suman 54.

Eso resulta notorio en la Escuela Municipal João Cáffaro, en el barrio Engenho Velho (Ingenio Viejo), con la mayoría de su población en pobreza, donde IPS estuvo una jornada con algunos de sus 500 alumnos de educación primaria, docentes, cocineras y algunos de los pequeños agricultores que varias veces a la semana le traen sus frescos productos.

Los escolares se han acostumbrado a consumir al menos tres vegetales en el almuerzo, a la falta de golosinas, a la mucha fruta y a los jugos endulzados con miel de proveedores cercanos y no con azúcar. Los niños y niñas de entre 5 y 7 años con quien IPS compartió mantel en un almuerzo, así lo aseguraron.

La cocinera Penha Maria Flausina asegura que son muchos los niños que repiten y la representante de las familias para temas alimentarios, Jaqueline Lameira, acota que la alimentación es ahora de calidad muy superior al pasado.

Idevan Correa, agricultor y presidente de la Asociación de Productores Rurales del IV Distrito de Itaboraí, ve solo ventajas en esta alianza impuesta por ley entre la alimentación escolar y los campesinos, incluido que solo sea necesario que estos aporten 30 por ciento de los productos.

“Es un primer paso experimental, los pequeños no podrían producir mucho más de un momento a otro, eso debe aumentar poco a poco”, arguyó a IPS este agricultor que gracias al incentivo de la ley ha vuelto a sembrar un naranjal en su finca, para sumar las naranjas al maíz, frijoles, papa y otras frutas que ya suministra a las escuelas.

El modelo brasileño que promueve la seguridad alimentaria, la diversificación agrícola, la producción sostenible y local, y una alimentación saludable y adecuada, es usado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como un ejemplo exportable para otros países del Sur en desarrollo.

También es una experiencia que ha sido compartida dentro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, que desde 2009 promueve en la región leyes a favor de la seguridad alimentaria, con el soporte técnico de la FAO.

El conjunto de leyes brasileñas también va a ser examinada especialmente durante el VI Foro de los Frentes Parlamentarios contra el Hambre, que reúne a legisladores de 18 países en Lima, entre los días 15 y 17 de noviembre.

“En relación al combate al hambre no existen fronteras”, dijo a IPS desde Brasilia el diputado João Carlos Siqueira, conocido como Padre João y quien coordina el Frente Parlamentario contra el Hambre de Brasil.

Editado por Estrella Gutiérrez

El Niño juega con el clima en Sri Lanka

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Los fenómenos meteorológicos extremos pueden ser devastadores para los pequeños agricultores de Sri Lanka que sobreviven de una cosecha a la otra. Crédito: Amantha Perera / IPS.

Los fenómenos meteorológicos extremos pueden ser devastadores para los pequeños agricultores de Sri Lanka que sobreviven de una cosecha a la otra. Crédito: Amantha Perera / IPS.

Por Amantha Perera
COLOMBO, Nov 11 2015 (IPS)

Últimamente los habitantes de la capital de Sri Lanka y sus zonas periféricas se despiertan con niebla por la mañana. Hace 10 años, eso hubiera sido algo digno de mención en este país insular al norte de la línea ecuatorial en el golfo de Bengala. Pero ahora ya es un hecho común en algunas partes de Colombo.

Los expertos sostienen que las mañanas brumosas responden a cambios en los patrones climáticos que generaron una mayor frecuencia en los fenómenos meteorológicos extremos."Los fenómenos meteorológicos extremos están aquí para quedarse. Hay que adaptarse a ellos": L. Chandrapala.

“Cuando (el fenómeno de) El Niño actúa sobre el Pacífico, el océano Índico sur se enfría, y eso es lo que estamos viviendo en este momento”, explicó L. Chandrapala, director general del Departamento de Meteorología de Sri Lanka.

Pero las consecuencias de El Niño no se limitarán a varios días con mañanas poéticamente brumosas a lo largo de la nueva autopista del aeropuerto en las afueras de Colombo. Los expertos advierten que, casi con seguridad, se avecinan fenómenos meteorológicos más extremos.

Aunque las mañanas pueden ser inusualmente frías, las temperaturas al mediodía pueden alcanzar los 34 grados Celsius en Sri Lanka. “Los fenómenos meteorológicos extremos están aquí para quedarse. Hay que adaptarse a ellos”, exhortó Chandrapala.

Desde 2010, el país experimentó cinco grandes inundaciones y cuatro sequías, según datos del gobierno.

Este año, mientras las llanuras occidentales se preparan para recibir más lluvias, las zonas áridas de las provincias del norte y el este sufren una prolongada sequía.

El Centro de Gestión de Desastres (CGD), el organismo estatal que coordina la preparación para los desastres y la asistencia de emergencia, ha estado en coordinación desde hace tres meses con entidades regionales para prestar asistencia a más de 150.000 personas afectadas por la sequía en este país de más de 20 millones de habitantes.

“Estamos entregando agua potable (a los damnificados), pero hasta el momento no hemos recibido ninguna advertencia de que las cosas vayan a empeorar”, declaró Pradeep Koddipilli, el subdirector del CGD, a IPS.

Si la sequía persiste, sería la segunda de tal magnitud en dos años. En 2014, la falta de lluvias afectó a más de 1,8 millones de personas y devastó 16 de los 25 distritos de esta isla.

El volumen de la cosecha de arroz, de vital importancia para la población,  descendió 17 por ciento en comparación con 2013, y el gobierno tuvo que destinar 10 millones de dólares a la ayuda de emergencia.

Chandrapala dijo que en el pasado El Niño demostró que las lluvias podrían aumentar hacia fines del año. “Creemos que es poco probable que el sector agrícola sufra un golpe duro dado que las lluvias ya comenzaron”, señaló.

Pero si las lluvias pronosticadas no se concretan, el sector agrícola estaría en una situación comprometida. El monzón anual fue inferior al habitual y, según Chandrapala, podría haber alcanzado de 75 por ciento del promedio anual.

Según los expertos, Sri Lanka necesita políticas públicas que tengan en cuenta estos fenómenos meteorológicos extremos frecuentes.

“No es algo que sea optativo, sino que es esencial”, subrayó Chandrapala. El sector de la agricultura no solo padece por la falta de políticas, ya que también sufrió pérdida de vidas. En octubre de 2014, 38 personas murieron en el pueblo central de Meeriyabedda debido a los deslizamientos de tierra.

En noviembre de 2011, 29 habitantes de la provincia Austral murieron cuando fuertes vientos azotaron la costa. En julio de 2013, más de 70 personas perecieron en la misma zona cuando el monzón llegó antes de lo previsto.

Koddippili aseguró que ahora el mecanismo de alerta temprana es mejor que nunca. El CGD realiza simulacros periódicos y coordina con las oficinas de distrito para verificar su capacidad de preparación en caso de desastres.

“Ahora hay una vigilancia constante”, afirmó el funcionario.

Sí hace falta sensibilizar más a la población sobre el tema. Funcionarios de agricultura dicen que los agricultores aún carecen de conocimientos sobre cómo adaptarse al cambio de los patrones climáticos.

“Nuestros agricultores tienen muy poco conocimiento en la gestión del agua. Todavía esperan que el gobierno les brinde tanta agua como necesiten, y eso es imposible”, destacó S. Shanmuhanathan, subdirector de irrigación en el Consejo Provincial del Norte.

El funcionario menciona un ejemplo sencillo. “Si las parcelas están bien niveladas, el agua se gestiona mejor. La nivelación tiene que hacerse antes de que lleguen las lluvias, pero rara vez se aplica nuestro consejo”, observó.

Los agricultores de arroz también tienen la costumbre de mantener 15 centímetros de agua con el fin de evitar que se propaguen las malas hierbas. Pero Shanmuhanathan explicó que el problema puede controlarse con un cuidado habitual.

Pero Chandrapala señaló que la sensibilización y los cambios políticos llevan tiempo. “Es un proceso lento, pero con eventos como El Niño, que no pueden ignorarse, más gente tomará conciencia de lo que está sucediendo y lo que hay que hacer”, sostuvo.

Traducido por Álvaro Queiruga

Parlamentarios renuevan caminos para erradicar el hambre

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Lectura de declaración final del VI Foro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, por el legislador peruano Jaime Delgado. En la mesa, de izquierda a derecha, John Preissing, representante de la FAO en Perú, la asambleísta ecuatoriana María Augusta Calle y la legisladora uruguaya Bertha Sanseverino, con otros participantes en el encuentro. Crédito: Aramís Castro/IPS

El legislador peruano Jaime Delgado lee la declaración final del VI Foro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, en Lima. En la mesa, de izquierda a derecha, John Preissing, representante de la FAO en Perú, la asambleísta ecuatoriana María Augusta Calle y la legisladora uruguaya Bertha Sanseverino, con otros participantes en el encuentro. Crédito: Aramís Castro/IPS

Por Aramís Castro y Milagros Salazar
LIMA, Nov 18 2015 (IPS)

Con ocho compromisos específicos para impulsar leyes y políticas a favor de la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria, la agricultura familiar y la alimentación escolar, legisladores de 17 países clausuraron el VI Foro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe.

Durante el Foro, realizado en la capital peruana entre el domingo 15 y el martes 17,  los delegados de los capítulos nacionales del Frente Parlamentario contra el Hambre (FPH) reafirmaron la determinación de impulsar leyes que permitan “romper con el círculo de pobreza y realizar el derecho a la alimentación” en la región.

Los más de 60 legisladores que participaron en el Foro, incluidos invitados de África y Asia, indicaron en su declaración final que la región fue la que logró una mayor caída de las tasas de subalimentación en el mundo, al bajarlas a más de la mitad, en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), vigentes los últimos 15 años.“Luego de seis años de debate, entendemos como soberanía alimentaria el eliminar la injusticia para preservar el ambiente y preservar la biodiversidad”: María Augusta Calle.

Pero tras destacar esos resultados John Pressing, representante en Perú de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), llamó a los parlamentarios a no contentarse “con promedios”, que esconden inequidades entre los países y dentro de ellos.

Además, destacó que “va a ser mucho más difícil” que la región bajé a dos o tres por ciento los índices de hambre, que haberlos reducido de 32 a  siete por ciento.

En América Latina y el Caribe unos 37 millones de sus alrededor de 600 millones de habitantes aún padecen hambre, del total de 795 millones de personas que la padecen en el mundo, se aseguró durante el Foro.

En la declaración se resaltó la importancia de que los FPH trabajen junto con los gobiernos de cada país para crear programas y promulgar leyes que erradiquen el hambre y promuevan los tres ejes escogidos para hacerlo: seguridad y soberanía alimentaria, agricultura familiar y alimentación escolar.

Para impulsar esos tres ejes complementarios,  se fijaron ocho acuerdos específicos,  entre los que se incluyó la necesidad de que los parlamentarios del FPH participen en el debate sobre los presupuestos públicos, para así garantizar que los gobiernos financien programas de lucha contra el hambre.

La declaración final se alimentó de las conclusiones de las mesas de trabajo  sobre los tres grandes ejes, donde uno de los temas centrales fue la importancia de impulsar políticas públicas para beneficiar a los pequeños productores.

En otro acuerdo,  los legisladores regionales se comprometieron a respaldar un nuevo concepto concordado de soberanía alimentaria.

“Luego de seis años de debate, entendemos como soberanía alimentaria el eliminar la injusticia para preservar el ambiente y preservar la biodiversidad”, contó a IPS la asambleísta ecuatoriana María Augusta Calle, ratificada por el Foro como la coordinadora regional de FPH.

Parlamentarios renuevan caminos para erradicar el hambre

Integrantes del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe suscriben la declaración final del VI Foro de esta iniciativa, durante su clausura el 17 de noviembre en Lima, Perú. Crédito: Aramís Castro/IPS

El siguiente paso, según Calle, será entregar los acuerdos (principalmente los que están vinculados a soberanía alimentaria) a los jefes de Estado y de gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac), durante la cumbre que realizarán en Ecuador en enero de 2016.

“Ellos pidieron la elaboración del concepto de soberanía alimentaria que ha sido peleado en este espacio”, detalló Calle.

Los parlamentarios también acordaron apoyar el gran plan de la Celac de que en sus países miembros se alcance la meta de “hambre cero” en 2025, cinco años antes de lo que establecen los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados por la comunidad internacional en septiembre.

Bertha Sanseverino, diputada uruguaya y coordinadora subregional de América del Sur del FPH, aseguró a IPS que en el Foro se fijaron compromisos a largo plazo para “erradicar el hambre a 2025” en la región.

Subrayó que para lograrlo se va a requerir “toda una ingeniería de políticas públicas y leyes”.

Un hándicap para avanzar en las muchas iniciativas que impulsan los capítulos nacionales de los FPH,  analizó Sanseverino es la inevitable y democrática renovación de los parlamentos. “A veces tienen un buen Frente, pero esos legisladores terminan sus mandatos. Al año siguiente te encuentras con la necesidad de volver a ordenar ese frente”, explicó.

Pressing, de la FAO, reconoció que “estamos en una carrera contra la pendiente” para la erradicación regional del hambre.  “Pero lo podemos hacer, hay evidencias acá, hay compromisos acá”, planteó optimista.

El Foro apoyó expresamente la agricultura comunitaria y campesina, así como los conocimientos y prácticas ancestrales de los pueblos indígenas latinoamericanos, como instrumentos de una alimentación saludable y diversa.

Además alertó de un nuevo problema alimentario que comienza a afectar a la población latinoamericana, el de la llamada “comida chatarra”, cuyo consumo está trayendo a la región problemas de salud nunca vistos hasta ahora, como la obesidad.

Antes de la clausura del VI Foro,  todos los participantes enviaron un comunicado al presidente del país anfitrión, Ollanta Humala, para instarle a que apruebe el reglamento de la Ley de promoción de alimentación saludable, promulgada en mayo de 2013. La falta de ese paso impide su aplicación.

“Esta norma ha sido pionera en América Latina y a ellos (los participantes en el Foro) les sorprende que habiendo sido pioneros no tengamos reglamento”, aseguró a IPS el coordinador del capítulo peruano del FPH, Jaime Delgado, al recordar que la norma fue tomada como modelo por países como Ecuador.

Añadió que el FPH local vigila que en el presupuesto de 2016 que está por aprobarse se destinen recursos para erradicar la pobreza, mientras criticó que “hay programas que no benefician a los pequeños agricultores”, que son el principal eslabón de la seguridad alimentaria del país.

El próximo año, los miembros del frente regional se reunirán en México en una nueva edición del foro parlamentario.

Editado por Estrella Gutiérrez

India comparte la difícil situación de su agricultura en París

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En lo que va de 2015, las consecuencias del cambio climático en India generaron pérdidas agrícolas que superaron los 4.000 millones de dólares. Crédito: Manipadma Jena / IPS

En lo que va de 2015, las consecuencias del cambio climático en India generaron pérdidas agrícolas que superaron los 4.000 millones de dólares. Crédito: Manipadma Jena / IPS

Por Manipadma Jena
NUEVA DELHI, Dec 3 2015 (IPS)

“Si nos fijamos en las INDC – los compromisos nacionales de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 – de más de 150 países, la mayoría anunció metas centradas en la mitigación, pero el cambio climático también tiene que ver con la adaptación”, declaró Ashok Lavasa, un alto funcionario del gobierno de India.

“India es uno de los pocos que presentó INDC (Contribuciones Previstas y Determinadas a nivel Nacional) integrales”, según Lavasa, del Ministerio de Ambiente, Bosques y Cambio Climático e integrante de la delegación india en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebra en París hasta el 11 de este mes."Los negociadores en las conversaciones sobre el clima en París deben tener en cuenta el impacto del cambio climático en la agricultura, y las devastadoras consecuencias que tiene para los agricultores, así como las perspectivas para la seguridad alimentaria mundial": Chandra Bhushan.

Un nuevo informe del Centro para la Ciencia y el Ambiente (CSE), con sede en Nueva Delhi, concluyó que en 2013 el cambio climático afectó a cinco de los 36 estados indios y 0,35 millones de hectáreas cultivadas, y que en 2014 el daño abarcó a seis estados y 5,5 millones de hectáreas cultivadas, a apenas un mes de la cosecha.

Y en lo que va de 2015, el daño generado por el clima afectó a 15 estados y 18,23 millones de hectáreas, o un tercio de la superficie cultivada. Las pérdidas agrícolas superaron los 4.000 millones de dólares.

Aproximadamente 62 por ciento de los más de 1.270 millones de habitantes de India dependen de la agricultura, y seis de cada diez agricultores dependen de la lluvia para el riego y son vulnerables a los cambios en los patrones climáticos.

“Los negociadores en las conversaciones sobre el clima en París deben tener en cuenta el impacto del cambio climático en la agricultura, y las devastadoras consecuencias que tiene para los agricultores, así como las perspectivas para la seguridad alimentaria mundial”, recomendó Chandra Bhushan, del CSE.

Mankombu Sambasivan Swaminathan, el genetista reconocido como el padre de la revolución verde de este país en la década de 1960, consideró que el impacto de los fenómenos climáticos en la agricultura india se revela en la reciente importación de 10 millones de toneladas de legumbres.

“Hace 50 años, cuando India comenzó la revolución verde, importaba 10 millones de toneladas de trigo. Parece que volvimos a la misma situación a causa del cambio climático”, sostuvo.

El informe El costo humano de los desastres relacionados con el clima 1995-2015, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), señala que en los últimos 20 años hubo 6.457 inundaciones, tormentas, olas de calor, sequías y otros eventos climáticos, que afectaron a 4.100 millones de personas en el mundo. Del total, 805 millones vivían en India.

Asia se llevó la peor parte, principalmente debido a su gran y diversa masa terrestre, que incluye muchas cuencas fluviales, llanuras de inundación y otras zonas proclives a los desastres naturales, además de la elevada densidad demográfica en esas áreas.

En general, los desastres naturales provocan pérdidas económicas en todo el mundo que UNISDR calcula entre 250.000 y 300.000 millones de dólares anuales.

El funcionario Lavasa subrayó la necesidad de recursos que tienen los países en desarrollo para adaptarse al cambio climático.

“India es una economía en desarrollo que tiene muchas demandas sobre sus recursos. Para sacar a la gente de la línea de pobreza… debe ofrecer enormes cantidades de empleo rural, educación para todos, brindar asistencia sanitaria básica y viviendas seguras”, señaló.

“Súmele el acceso a la energía, del que un tercio de la población, principalmente rural, de India carece. Todo esto requiere enormes recursos”, recalcó.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en India viven 194 millones de habitantes desnutridos, un cuarto del total en el mundo. El país debe lidiar con el problema de la seguridad alimentaria, aun cuando 25 por ciento de su superficie padece desertificación y 32 por ciento enfrenta la degradación a causa de las sequías y la erosión del suelo.

Unas 100 millones de hectáreas están oficialmente clasificadas como tierras degradadas en este país.

La experiencia con las consecuencias adversas del cambio climático trascienden al sector agrícola. “India tiene más de 7.000 kilómetros de costa, que alberga hasta 15 por ciento de la población total”, explicó Lavasa.

“Estas son regiones donde viven las personas más pobres y enfrentan la furia de los ciclones y los tsunamis. India también tiene más de 1.200 islas que son igual de vulnerables que los pequeños Estados insulares”, observó el funcionario.

Doce de sus 36 estados recorren la cordillera del Himalaya, afectada por el deshielo de los glaciares, lo cual también afecta a las principales fuentes de agua.

“El argumento de India para el acuerdo climático de la COP21 es que, debido a su diversa y aguda vulnerabilidad… está dispuesta a actuar, pero siempre ha dicho que estos problemas fueron creados históricamente por la acción de otros países, y ahora hay una conciencia de que se trata de un problema global”, expresó Lavasa.

“Por lo tanto, no solo tiene que haber una decisión mundial para resolver el problema, sino que tienen que haber recursos mundiales para ello”, exhortó.

Las negociaciones climáticas “no pueden dejar a los países por las suyas y decir ustedes (países en desarrollo) hagan las cosas según sus capacidades y nosotros (países industrializados) las haremos según nuestras capacidades”, agregó Lavasa.

Traducido por Álvaro Queiruga


Agricultores a la COP 21: No muerdan la mano que les da de comer

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Evelyn Nguleka, presidenta de la Organización Mundial de Agricultores, aboga por la inclusión de la agricultura en la COP21. Crédito: A. McKenzie/IPS

Evelyn Nguleka, presidenta de la Organización Mundial de Agricultores, aboga por la inclusión de la agricultura en la COP21. Crédito: A. McKenzie/IPS

Por A. D. McKenzie
PARÍS, Dec 10 2015 (IPS)

Cuando Evelyn Nguleka advierte que la población mundial no debe morder la mano que le da de comer, añade que no solo se refiere a la protección de los agricultores, sino también a la del ambiente.

“La tierra nos alimenta y los agricultores se encargan de alimentar al mundo. Tenemos que proteger a ambos”, exhorta Nguleka, presidenta de la Organización Mundial de Agricultores (OMA) y de la Unión Nacional de Agricultores de Zambia."Para los países africanos, que ya sienten las consecuencias del cambio climático en su agricultura y economías, la adaptación es claramente una prioridad": Teresa Anderson.

“No solo somos parte del problema, sino que también somos parte de la solución, y eso es crucial”, subrayó en una mesa redonda de alto nivel realizada el miércoles 9 en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que comenzó en París el 30 de noviembre y concluye el viernes 11.

“La exclusión de la agricultura en el pasado fue un error”, agregó en el debate denominado “La agricultura en el terreno posterior a Kioto” y organizado por la OMA, en asociación con la  Organización Mundial de Sanidad Animal.

Aunque  la COP21 concluye el viernes 11, los países aún discrepan con respecto a si la atención debe centrarse en la mitigación – principalmente a través de la reducción de la deforestación, la gestión del suelo y el aumento de la productividad – o en la adaptación.

Algunas organizaciones del Sur en desarrollo argumentan que los agricultores de estas regiones no son responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento del planeta y, sin embargo, padecen el cambio climático y por lo tanto necesitan apoyo en las estrategias de adaptación.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la agricultura emite en forma directa 13,5 por ciento de los gases de efecto invernadero en el mundo, a través del metano que libera la digestión animal y el óxido nitroso de las tierras cultivadas, e indirectamente 17 por ciento más por la deforestación o el desbroce de tierras para la ganadería.

A las grandes empresas agroindustriales también se les atribuyen prácticas insostenibles, como la plantación de monocultivos y el uso generalizado de pesticidas y hormonas. Pero los activistas de la sociedad civil argumentan que debe distinguirse claramente entre las trasnacionales y los pequeños productores.

“Para los países africanos, que ya sienten las consecuencias del cambio climático en su agricultura y economías, la adaptación es claramente una prioridad”, afirmó Teresa Anderson, responsable de políticas climáticas y resiliencia de ActionAid, que trabaja con comunidades de pequeños agricultores de todo el mundo.

“Necesitan apoyo con urgencia para lidiar con las consecuencias de un problema que ellos no crearon. En realidad esto se reduce a asegurar… suficiente apoyo financiero para que puedan hacer la adaptación, y el reconocimiento de que cuanto mayor sea la temperatura del planeta, más adaptación y apoyo necesitarán”, añadió.

Organizaciones como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) señalan que estos agricultores “habitan algunos de los paisajes más vulnerables y marginales… y a menudo son ignorados en los debates sobre políticas internacionales y nacionales en torno al cambio climático”.

El FIDA trabaja para aumentar la resiliencia climática de hasta ocho millones de pequeños agricultores sumidos en la pobreza.

Para la OMA, tanto la adaptación como la mitigación son importantes porque “los agricultores  están todos bajo un mismo techo” y necesitan encontrar soluciones en conjunto para luchar contra el calentamiento global.

En el debate del miércoles 9, Nguleka dijo que la agricultura y la seguridad alimentaria deben ser “parte” de cualquier acuerdo porque los agricultores, sobre todo en regiones como África y Asia, están en la primera línea del cambio climático.

“Necesitamos buenos suelos, buen aire… para ser capaces de hacer lo que hacemos. Sin la preservación del ambiente no hay agricultura. Tenemos que ser parte de la ecuación”, subrayó.

La presidenta de la OMA advirtió que cuando la gente no puede alimentarse por su cuenta va a “desplazarse hacia el norte”, y los países industrializados tendrán entonces que lidiar con más inmigración y un auge de la población.

“La tecnología debe filtrarse a las bases para que las personas puedan sobrevivir donde están”, dijo en París.

Tim Groser, ministro de Comercio y de Asuntos de Cambio Climático de Nueva Zelanda y uno de los participantes del debate, declaró que su atención se centra en la mitigación y que esta cuestión no se puede “barrer bajo la alfombra”.

La ganadería representa aproximadamente la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en Nueva Zelanda, informó. La mayor parte es metano emitido por el ganado, y la proporción agrícola es unas seis veces superior al promedio de los países del Norte, que es del 7,5 por ciento, según los expertos.

Con este panorama, Nueva Zelanda está en búsqueda de soluciones, reconoció Groser, pero añadió que el “vegetarianismo” no es la respuesta. En su opinión, la seguridad alimentaria es de suma importancia, sobre todo porque se prevé que la población mundial aumente a 9.000 millones de habitantes en 2040.

Algunos grupos de la sociedad civil instan a comer menos carne y productos lácteos, ya que varios estudios indican que la adopción de una dieta vegetariana puede ayudar a reducir las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero.

Pero Bernard Vallat, director general de la Organización Mundial de Sanidad Animal asegura que si “se gestiona adecuadamente”, la ganadería podría tener un “papel positivo” en la reducción de las emisiones, ya que los residuos orgánicos de los animales podrían emplearse para generar energía renovable, como el biogás.

“Debemos asegurar un enfoque colectivo e interdisciplinario para la sostenibilidad”, manifestó.

Otros panelistas en París pidieron una mayor atención al comercio y a la educación para alcanzar un “enfoque integral” hacia la sostenibilidad.

El exprimer ministro italiano Enrico Letta, ahora decano del Instituto de Estudios Políticos de París, opinó que la educación de la gente acerca de los problemas y soluciones relacionados con el cambio climático es “la actividad más importante a largo plazo”.

Letta dijo a IPS que la COP21 es particularmente importante para los agricultores porque esta es la primera vez que los asuntos agrícolas están “en el centro” de la discusión.

“Este es un éxito no solo para la agricultura sino también para todo el tema del cambio climático, ya que sin la participación de todos los aspectos agrícolas… es imposible encontrar soluciones a largo plazo”, sostuvo Letta, quien agregó que los agricultores tienen que ser parte de la solución porque “es por su propio bien”.

Traducido por Álvaro Queiruga

Para erradicar el hambre, ONU dio comida reciclada a gobernantes

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Se calcula que en todo el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos por año. Crédito: Claudia Ciobanu/IPS

Se calcula que en todo el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos por año. Crédito: Claudia Ciobanu/IPS

Por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS, Jan 26 2016 (IPS)

Una sorpresa esperaba a los gobernantes de todo el mundo que asistieron a un almuerzo celebrado en su honor en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante la sesiones de la Asamblea General de septiembre.

El almuerzo, cuyo anfitrión fue el secretario general Ban Ki-moon, un firme defensor del “hambre cero“, consistió en gran parte de alimentos reciclados rescatados de la cocina antes de que se vertieran a la basura.Actualmente se desperdician hasta 40 por ciento de los alimentos producidos en Estados Unidos, suficiente comida para llenar un estadio de 90.000 personas cada día. En todo el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos por año.

“Cada plato fue preparado con restos que normalmente se desperdician”, informó Ban a otro grupo de gobernantes en una cena celebrada en el marco de la asamblea anual del Foro Económico Mundial, celebrada en la localidad suiza de Davos del 20 al 23 de este mes.

Uno de los aperitivos se llamaba “ensalada de vertedero”, dijo, y añadió que era “un pequeño ejemplo de solución sostenible” para erradicar el hambre mundial.

Ban, que concluirá sus 10 años de mandato al frente de la ONU en diciembre de este año, lleva a cabo una enérgica campaña por la erradicación del hambre extrema para 2030, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que adoptaron los países miembros del foro mundial en septiembre de 2015.

El dignatario aseguró que más de un tercio de los alimentos del mundo se desperdicia. Y “la eliminación de la comida que se desperdicia en los hogares y en los campos es un elemento clave en la consecución del hambre cero”, el objetivo número dos de los ODS, afirmó.

La ONU “está lista para liderar nuevas iniciativas a gran escala para acabar con el hambre”, y practica en su propio ámbito – y en su propia cocina- lo que predica al resto del mundo, subrayó Ban.

Danielle Nierenberg, presidenta de la organización Food Tank, con sede en Washington, dijo a IPS que el problema de los residuos alimentarios está muy vigente entre los activistas en general y los ambientalistas.

“Lamentablemente, el desperdicio de los alimentos sigue siendo un problema del cual científicos, investigadores, agricultores, empresas, políticos y financistas e inversores, así como los consumidores, como usted y yo, no saben o no se preocupan lo suficiente”, se lamentó.

“Y es parte de nuestra tarea ayudar a cambiar eso poniendo de relieve algunas de las innovaciones y soluciones que se están dando… en campos, salas de juntas,  cocinas, supermercados, restaurantes, aulas y laboratorios de todo el país, así como en ayuntamientos y los pasillos del Congreso (legislativo)”, señaló.

Actualmente se desperdician hasta 40 por ciento de los alimentos producidos en Estados Unidos. Esa es suficiente comida para llenar un estadio de 90.000 personas cada día. En todo el mundo se desperdician aproximadamente 1.300 millones de toneladas de alimentos por año.

Al mismo tiempo, según Nierenberg, al menos uno de cada seis estadounidenses no tienen la certeza de dónde surgirá su siguiente comida, y más de 800 millones de personas en todo el mundo pasan hambre.

En el Sur en desarrollo, las plagas, las enfermedades y la falta de infraestructura para almacenar y transportar las cosechas impiden que los alimentos lleguen a los mercados o a las mesas de los más necesitados. En el mundo industrializado, los minoristas y los consumidores desperdician una cantidad similar al tirar  comida a la basura.

Pero el desperdicio de los alimentos no solo es un dilema moral. También está el problema ambiental. La comida desperdiciada es responsable de cinco por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en Estados Unidos y de 25 por ciento del consumo de agua en ese país, añadió la activista.

“Recientemente supimos de trabajadores de la ayuda que llegó (a la ciudad) de Madaya en Siria que nos dijeron que la población allí está flaca y frágil por la severidad del hambre. Una familia entregó su coche a cambio de tres kilos de arroz”, manifestó Ban en Davos.

Trágicamente, esta desesperación se refleja en otras crisis en todo el mundo, continuó. “Tenemos la responsabilidad de responder al clamor de la gente por el derecho a los alimentos”, exhortó.

Nierenberg dijo a IPS que la buena noticia es que las soluciones para reducir las pérdidas y el derroche de alimentos pueden ser sorprendentemente sencillas, baratas y beneficiosas para las empresas.

Además, pueden disminuir simultáneamente el hambre, la pobreza y la huella de carbono que deja la agricultura. El liderazgo juvenil, las soluciones creativas al desperdicio de alimentos y el desarrollo empresarial surgen como formas eficaces para combatir el desperdicio y la pérdida de alimentos, observó.

“Creo que algunas de las innovaciones más interesantes proceden de organizaciones como Feedback, que ayudó a organizar el almuerzo en la ONU el año pasado, y que se aseguran de que responsables políticos, agricultores, los consumidores y las comunidades de financistas y donantes se percaten de que tienen un papel en la prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos”, subrayó Nierenberg.

Y existen tantas oportunidades de negocios interesantes para la refrigeración y el almacenamiento a pequeña escala, la redistribución de los alimentos que de otra manera se habrían desperdiciado, y para otras empresas que pueden ayudar a los agricultores y consumidores a evitar el problema, añadió.

“Creo que este también es un problema que necesita una gran cantidad de intercambio de información Norte-Sur y Sur-Norte, y que es una oportunidad para que agricultores y empresas de todo el mundo aprendan unos de otros”, opinó Nierenberg.

Aunque los agricultores de los países en desarrollo tienen una experiencia distinta en materia del almacenamiento y la refrigeración que sus pares del mundo industrializado, ambos deben lidiar con estándares estéticos poco realistas que a menudo les obligan a desechar productos que se ven imperfectos pero son absolutamente comestibles y nutritivos.

Los productos agrícolas “feos” son una de las mayores oportunidades para los agricultores, pequeños y grandes por igual, ya que pueden utilizar estas verduras y frutas para hacer productos de valor añadido y aumentar los ingresos y la nutrición, comentó la activista.

Traducido por Álvaro Queiruga

Agricultura cubana en la encrucijada de precios y productividad

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Las medidas para transformar la agricultura cubana continúan sin dar los frutos esperados, para descontento de los consumidores, por la carestía de los alimentos, y también de las autoridades,  que están urgidas de que se incremente la producción local, para reducir el costo de las importaciones. Los altos precios de la canasta alimentaria en los […]

Deshielo con Estados Unidos pone a prueba agroecología cubana

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Una trabajadora de la finca Marta, impulsada por uno de los históricos promotores de la agroecología en Cuba, recolecta lechugas producidas de forma orgánica, en el municipio Caimito, provincia occidental de Artemisa. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Una trabajadora de la finca Marta, impulsada por uno de los históricos promotores de la agroecología en Cuba, recolecta lechugas producidas de forma orgánica, en el municipio Caimito, provincia occidental de Artemisa. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Por Ivet González
LA HABANA/LA PALMA, Mar 10 2016 (IPS)

Estados Unidos reitera su interés por comprar alimentos orgánicos cubanos en cuanto el acercamiento entre los dos países lo permita. Cuando ese día llegue, el sector agroecológico en la isla podría no estar preparado, alertan sus protagonistas.

“El impacto estará condicionado por varios factores, entre ellos, la capacidad de los agricultores de diseñar, implementar y evaluar modelos de negocios agroecológicos que respondan a un mercado nacional e internacional”, valoró a IPS uno de los fundadores del movimiento verde en el agro cubano, Humberto Ríos.

La posible oportunidad en el gran y exigente mercado estadounidense pondrá a prueba la capacidad de respuesta de los cultivos orgánicos en el país.

“Los agricultores saben producir sin agroquímicos, sin embargo esto no es suficiente para el desarrollo de la agroecología”, explicó por correo electrónico el investigador, que actualmente trabaja en España, en el Centro Internacional para la Investigación Agropecuaria Orientada al Desarrollo.

Cuba necesita “una política clara para el crecimiento económico del sector privado y cooperativo interesado en ofrecer productos y servicios agroecológicos”, valoró el ganador en 2010 del Premio Ambiental Goldman, conocido como el Nobel Verde.

Ríos fue galardonado por su labor en el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (PIAL) que, desde 2000 y con la cooperación internacional, ha enseñado el mejoramiento participativo de semillas y otras técnicas ecológicas a 50.000 personas en 45 de los 168 municipios cubanos.

Ríos también recordó la teoría de que la actual apertura económica de Cuba puede tener un impacto positivo o devastador. Voces especializadas califican a la agroecología cubana de “hija de la necesidad”, porque nació cuando en 1991 desaparecieron los insumos que hasta entonces garantizaban los países del extinto bloque soviético.

Si no se toman medidas y se resuelven asuntos pendientes, “probablemente la invasión de la agricultura convencional y sus productos se tragarán los más de 25 años de agroecología”, alertó Ríos.

Ya ha habido variadas iniciativas desde Estados Unidos para impulsar una apertura bilateral en el sector agropecuario, desde que comenzó el deshielo entre los dos países en diciembre de 2014, y se espera que estas se multipliquen con la histórica visita que los días 21 y 22 realizará a La Habana el presidente Barack Obama.

Deshielo con Estados Unidos pone a prueba agroecología cubana

Una mujer recolecta habichuelas orgánicas en el organopónico La Sazón, en el barrio de Casino Deportivo de La Habana, que forma parte del sistema de agricultura urbana de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

El ejemplo de La Palma

En el municipio montañoso de La Palma, donde el entonces joven Ríos comenzó a trabajar con un puñado de campesinos en la localidad de la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental del país, ahora los activistas del cultivo verde ya perciben algunas de las amenazas anunciadas.

“El auge de los cultivos potencializados son una debilidad”, indicó Elsa Dávalos, que pertenece a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de La Palma y coordina el movimiento agroecológico en la localidad, donde 500 de un total de 1.127 fincas obtienen alimentos sin el uso de productos químicos. 

Agroecología, escasa en cifras

Las estadísticas cubanas sobre alimentos orgánicos y fincas agroecológicas resultan escasas y dispersas por municipios y programas.

La iniciativa nacional que ofrece números con más frecuencia es el Programa Nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, que promueve la siembra en las ciudades sin usar químicos.

En esa modalidad, se cultivan 8.438 hectáreas, de ellas 1.293 en los llamados organopónicos, pequeñas parcelas urbanas atendidas por jornaleros, con 6.875 hectáreas de huertos intensivos y 270 de cultivos semiprotegidos.

Los patios y parcelas en zonas urbanas y suburbanas produjeron en 2015 un total de 1.257.500 toneladas, en su mayoría vegetales, lo que representó 2.500 toneladas menos que el año precedente.

Dávalos detalló que se les llama “potencializados” a cultivos priorizados por el ramo agrícola que vienen junto con un paquete tecnológico químico, como por ejemplo, maíz, malanga y frijol. “Muchos productores optan por ellos para obtener grandes cosechas sin tanto trabajo”, lamentó, en su diálogo con IPS en el municipio.

Esa opción creció en el agro cubano después que el gobierno de Raúl Castro comenzó en 2008 una reforma económica, con el acento puesto en la producción agrícola para reducir la factura anual de 2.000 millones de dólares por importación de alimentos.

Hasta ahora las medidas aplicadas como la entrega de tierras en usufructo arrojaron crecimientos modestos en la agricultura, de 3,1 por ciento en 2015, que se consideran insuficientes para satisfacer la demanda interna y disminuir los elevados precios de los alimentos, que se ha hecho indetenible.

El sector productivo se queja, entre otros puntos, de la carencia de insumos como fertilizantes, maquinaria y sistemas de riego, la escasez de fuerza de trabajo, poco acceso a servicios complementarios, trabas burocráticas y débil industrialización para aprovechar mermas y excedentes en conservas.

Las fincas ecológicas bracean en medio de estas dificultades generales y las propias de este tipo de agricultura más exigente.

“Es muy difícil que el campesino atienda todas sus funciones y además saque tiempo para producir los insumos ecológicos necesarios”, planteó Yoan Rodríguez, coordinador de PIAL en La Palma, sobre una realidad que sortean las parcelas de producción orgánica.

Para elevar los rendimientos, “algunas personas deben especializarse en obtener solo los insumos como microorganismos eficientes, compost y humus de lombriz”, amplió a IPS el investigador que impulsa la mejora de los servicios agroecológicos en la localidad,  para apoyar y atraer a los productores.

“Hay una cierta apertura de Cuba hacia el mundo y más con las negociaciones con Estados Unidos. De alguna manera llegarán también los insumos químicos que saturan el mercado agrícola global”, reflexionó. “Va a ser bien difícil mantener el trabajo logrado durante tantos años”, pronosticó.

Otros factores que desalientan al movimiento en el país son la casi nula certificación de los productos agroecológicos y la ausencia de precios diferenciados y competitivos para los alimentos orgánicos en las empresas estatales, a las que cooperativas y campesinos independientes están obligados a vender gran parte de su producción.

No obstante, PIAL y otras iniciativas trazan nuevas estrategias para aprovechar también las oportunidades que se abren con la reforma y la reinserción internacional.

Con una posición privilegiada entre la capital y la Zona Especial de Desarrollo Mariel, la finca Marta, situada en la también occidental provincia de Artemisa, produce sin uso de químicos vegetales y hortalizas que vende, entre otros, a 25 restaurantes de lujo en La Habana.

Deshielo con Estados Unidos pone a prueba agroecología cubana

Miembros de la Coalición Agrícola Estadounidense por Cuba, integrada por 30 empresas agroalimentarias, visitan la cooperativa Primero de Mayo, en Güira de Melena, en la occidental provincia cubana de Artemisa. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Tenemos buena conexión con los mercados y vendemos suficiente para valorizar lo que hacemos”, contó Fernando Funes-Monzote, otro fundador del movimiento agroecológico en el país, que en 2011 inició este proyecto, donde actualmente trabajan 16 personas.

“La apuesta era demostrar que es posible desarrollar aquí un proyecto familiar ecológicamente sustentable, socialmente justo y económicamente factible”, compartió con IPS.

Empujan apertura desde Estados Unidos 

Mientras eso sucede, el interés por la agricultura ecológica cubana se ha reiterado en las visitas a la nación caribeña de empresarios y funcionarios estadounidenses del sector, que destacan entre los promotores más activos de que se consolide la normalización de las relaciones entre los países separados solo por 90 millas náuticas. 

El máximo ejemplo son las 30 compañías del sector que conforman la Coalición Agrícola Estadounidense por Cuba (Usacc, en inglés), que nació en enero de 2015 para contribuir a anular el embargo que su país mantiene contra esta nación insular desde 1962.

Incluso el Departamento de Agricultura de Estados Unidos pidió al Congreso legislativo financiamiento para que cinco funcionarios trabajen a tiempo completo en suelo cubano, de manera que allanen el camino y el comercio e inversiones arranquen en cuanto desaparezcan las restricciones actuales.

También es significativo que la primera fábrica estadounidense que se instalará en Cuba en más de medio siglo,  tras recibir la aprobación de su gobierno en febrero, será una planta para ensamblar 1.000 tractores anuales, destinados a agricultores independientes, que operará en la zona de Mariel.

Por una excepción al embargo de 2000, Cuba puede adquirir en efectivo alimentos y medicinas a Estados Unidos, que en los últimos años decayeron porque la isla encontró facilidades de crédito en otros mercados.

En 2015 las compras de alimentos sumaron solo 120 millones de dólares contra los 291 millones erogados en 2014, según el Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba.

Con los aportes de Patricia Grogg desde La Habana.

Editado por Estrella Gutiérrez

Las familias agrícolas costarricenses florecen en la sombra

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Xinia Solano y Luis Diego Murillo son una de las familias que trabajan con el programa de casas sombra en Los Reyes, en el municipio de Coto Brus, en el sureste de Costa Rica. El modelo es promovido por la FAO, junto con instituciones estatales del país. Crédito: Diego Arguedas Ortiz/IPS

Xinia Solano y Luis Diego Murillo son una de las familias que trabajan con el programa de casas sombra en Los Reyes, en el municipio de Coto Brus, en el sureste de Costa Rica. El modelo es promovido por la FAO, junto con instituciones estatales del país. Crédito: Diego Arguedas Ortiz/IPS

Por Diego Arguedas Ortiz
LOS REYES, Costa Rica, Mar 12 2016 (IPS)

Antes de iniciarse en la agricultura, los costarricenses Luis Diego Murillo y Xinia Solano pagaban sus cuentas y compraban la comida con el salario de él como capataz en la construcción, un empleo inestable.

Ahora, el hombre de 33 años recorre las eras donde crecen verdísimas hileras de cilantro, lechugas y tallos que presagian un puñado de rábanos enterrados bajo tierra. La pareja comparte con otra familia su terreno, pero son sus propios empleadores.

Sobre la cabeza de Murillo se extiende una enorme malla negra que resulta crucial para su nueva vida, porque protege sus cultivos en la comunidad de Los Reyes, en el municipio rural de Coto Brus, en la provincia de Puntarenas, en las faldas de la cordillera de Talamanca.“Una de las grandes ventajas es que pueden producir durante todo el año. Antes, en la época seca se quemaban por el sol…Ademas, se ha cortado el mito de que solo se podían producir algunas cosas, entonces la diversidad ha aumentado”: Guillermo Murillo.

“Estamos juntos, ya no estamos lejos de la familia. Uno no quiere estar trabajando en otro lado, lejos de los hijos y la esposa. Uno quiere estar con la familia, ¿no?”, comentó a IPS, al explicar porque decidió dedicarse al campo a tiempo completo.

Murillo y su esposa, de 34 años, son una de las 74 familias beneficiarias del programa de Casas Sombra que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) impulsa en el sureste de Costa Rica.

Se trata de ambientes protegidos de 700 metros cuadrados que permiten a los productores rurales manejar la cantidad y calidad de luz, los porcentajes de sombra y el impacto de la precipitación sobre los cultivos, que llega a ser cuantiosa en esta región.

Así, estos agricultores familiares mantienen su producción hortícola todo el año, mejoran la calidad y productividad de los cultivos e incluso logran cosechar hortalizas que eran impensables en condiciones regulares de la zona, como el brócoli y el repollo.

Con este sistema, que empezó a implementarse a finales del 2013 con solo seis unidades, las familias y producen los alimentos para su autoconsumo y venden sus excedentes para asegurarse un ingreso.

“Estamos muy contentos porque ahora con las casas sombra uno no tiene que salir para comprar. Si quiere culantro o una lechuga, puede venir por ella”, explicó Solano, cuya vivienda está en un caserío aledaño a Los Reyes, a donde se tarda en llegar seis horas por carretera desde San José, aunque la distancia sea solo de 280 kilómetros.

Otra de las ventajas del programa es que permite diversificar y fortalecer la dieta de las familias rurales en la región socioeconómica de Brunca, con el mayor nivel de pobreza de este país centroamericano de 4,8 millones de habitantes.

Las familias agrícolas costarricenses florecen en la sombra

El especialista de la FAO, Guillermo Murillo, con sombrero, conversa con agricultores familiares en el asentamiento de Los Reyes, en el sureste de Costa Rica, sobre técnicas para mejorar la producción de sus parcelas con casas sombra. Crédito: Diego Arguedas Ortiz/IPS

Con una población que no supera los 300.000 habitantes, la región tiene una media de 34,6 por ciento de hogares en situación de pobreza, frente al promedio nacional de 20,6 por ciento, mientras su nivel de población activa ocupada no pasa de 50,9 por ciento, según datos facilitados a IPS por la FAO.

Esta región tiene un problema de autoabastecimiento de las frutas y hortalizas que consume, porque solamente produce entre 15 y 20 por ciento de la demanda de ellas y debe traer el resto de otras zonas del país. Las familias con casas sombra tienen ahí una ventaja.

“La ensalada está todos los días en la casa. Antes, si uno tenía plata (dinero) compraba para la ensalada, ahora ya no”, explicó Solano.

Más allá de la producción para el autoconsumo, las casas sombra proyectan generar una agricultura a escala, para potenciar así la comercialización de sus cultivos y mejorar los ingresos de las familias involucradas.

De hecho, las familias que participan en el programa ya producen más de 25 tipos diferentes de hortalizas.

“Algunos compañeros tienen carros (vehículos) y los prestan para vender en los pueblos cercanos, pero estamos en trámite de hacer una cooperativa para conseguir un camión”, explico Solano.

Cada unidad cuesta cerca de 3.200 dólares, que aportan algunas de las instituciones estatales costarricenses que trabajan con la FAO en este proyecto, como el Instituto Mixto de Ayuda Social o el Instituto de Desarrollo Rural.

El programa también cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería local y está enfocado en núcleos familiares, por lo que el aporte de las mujeres es clave.

“Las mujeres que hay aquí son muy valientes, la mayoría hasta vuelan (agarran) pala y siembran. La que sembró toda esa guerrilla (plantas para dar sombra a los cafetos) fue mi esposa”, explicó ufano a IPS el agricultor Florentino Amador, de 54 años.

Ligia Ruiz, de 53 años, es una de las más entusiastas agricultoras del núcleo de cuatro casas sombras en Los Reyes y se ocupa de coordinar las ventas con sus  vecinos.

Las familias agrícolas costarricenses florecen en la sombra

El sistema de las casas sombra permite diversificar las hortalizas que se producen en la región de Brunca, en sur de Costa Rica. Algunas, como la lechuga, se cosechaban regularmente en la zona pero otras como el brócoli y la coliflor son solo posibles con el modelo que promueve la FAO. Crédito: Diego Arguedas Ortiz/IPS

“Los miércoles sacamos (cosechamos) para ir a vender y también los sábados, por ahora en la comunidad. Ahí me encargan y uno lleva para vender”, dijo a IPS la agricultora.

Aunque cada casa sombra es concebida para una familia, en Los Reyes hay cuatro ambientes protegidos para 10 familias, que trabajan en conjunto en su mantenimiento, en un proceso muy horizontal, en el ingreso por las ventas, por ejemplo, entra en una caja común, de la que esperan ahorrar para la cooperativa.

“Si en una parcela hay mucho que limpiar, una familia ayuda a la otra y luego esa a su vez recibe apoyo”, apuntó Ruíz sobre el rescate del sistema de trabajo comunitario propio del mundo rural.

La misma FAO promueve que los beneficiarios sean “grupos de productores organizados, con acceso a un centro de acopio y comercialización”, si bien la selección de las familias beneficiarias corresponde a las instituciones costarricenses.

Un modelo similar a las casas sombra son usados a pequeña escala en Brasil y México, explicó Guillermo Murillo, consultor de la FAO y quien trabajó en esos países y sugirió el modelo de casas sombra para Costa Rica.

“Una de las grandes ventajas es que pueden producir durante todo el año. Antes, en la época seca (de noviembre a mayo) se quemaban por el sol”, apuntó Murillo a IPS. “Además, se ha cortado el mito de que solo se podían producir algunas cosas, entonces la diversidad ha aumentado”, añadió.

Aparte del apoyo para el establecimiento de las casas sombra como tales, el equipo de la FAO y los organismos públicos involucrados en la iniciativa asesoran a los productores en técnicas comerciales y agrícolas, empezando con los implementos.

“La semilla de hortaliza que llegaba aquí era la usada en climas fríos en otras partes de Costa Rica, habiendo en el mercado semillas ‘tropicalizadas’. Las buscamos y ellos comenzaron a usarlas”, explicó el especialista de la FAO.

El programa está ahora en etapa de expansión en la provincia de Guanacaste, en el noroeste de Costa Rica, donde ya se aprobó la instalación de las primeras casas sombra fuera de la región de Brunca.

Editado por Estrella Gutiérrez

Agroindustria capacita y mejora la vida de población en Paraguay

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La ingeniera química Negumi Kosaka se capacita desde hace más de un año para dirigir cualquiera de las fases de la producción de aceite y harina de soja en el Complejo Agroindustrial Angostura SA (Caiasa), situado en el parque industrial de Villeta, en Paraguay. Sus padres, inmigrantes japoneses, cultivan la oleaginosa en otra región del país, que da pasos en su industrialización de la mano de proyectos como este. Crédito: Mario Osava/IPS

La ingeniera química Negumi Kosaka se capacita desde hace más de un año para dirigir cualquiera de las fases de la producción de aceite y harina de soja en el Complejo Agroindustrial Angostura SA (Caiasa), situado en el parque industrial de Villeta, en Paraguay. Sus padres, inmigrantes japoneses, cultivan la oleaginosa en otra región del país, que da pasos en su industrialización de la mano de proyectos como este. Crédito: Mario Osava/IPS

Por Mario Osava
VILLETA, Paraguay, Mar 24 2016 (IPS)

“Trabajé en muchas empresas, de construcción, de fertilizantes, químicas, pero ninguna tan buena como esta”, empezó por decir Dario Cardozo, operador de recepción en el Complejo Agroindustrial Angostura SA (CAIASA).

El tratamiento de los dueños y gerentes, “gente bien preparada”, el sueldo mejor y el ambiente laboral son las ventajas destacadas por ese obrero de 32 años y dos hijos, un veterano entre los jóvenes que comparten el control de los camiones que llegan del interior paraguayo cargados de soja para la producción de soja y harina.
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“Somos la cara de CAIASA”, dijo a IPS para definir su función a la entrada del complejo, el mayor procesador de soja del Paraguay. Promover la descarga rápida de 500 camiones por día en la época de cosecha es una tarea clave, porque “para los camioneros es oro el tiempo”.

Contratado por la empresa luego del inicio de operaciones en 2013 en la localidad de Angostura, pudo construir su casa en un barrio nuevo de Villeta, el municipio donde está el parque industrial donde se instaló la planta procesadora, a orillas del río Paraguay. La vivienda es modesta, con sus paredes aún sin revoque o pintura, pero un gran paso para su familia, asegura.

“Antes vivíamos con mi suegro que falleció”, informó Lourdes Ramírez, mujer de Cardozo, contenta por el seguro de salud y otros beneficios ofrecidos por CAIASA. “El autobús trae mi marido hasta la avenida doble”, a algunos centenares de metros, “pero cuando llueve lo traen directamente a la casa”, acotó delante de su residencia.

“Mis ventas aumentaron, hay más plata (dinero) en la ciudad en los últimos años, solo en esa cuadra viven tres empleados de CAIASA”, resumió a IPS la comerciante Marina Cáceres, dueña del Supermercado La Carapegueña 2, cuya sede principal, “de mi suegro”, está a la entrada de la ciudad.

Villeta, a 45 kilómetros de Asunción, sigue siendo mayormente un municipio rural. De sus estimados 40.000 habitantes, la mitad aún vive en el campo, según detalló a IPS el intendente (alcalde) Teodosio Gómez.

Pero la llegada de decenas de industrias, con inversiones de 800 millones de dólares en los últimos cinco años, está cambiando el paisaje y nivel de vida de este municipio del oriental departamento de Central.

Agroindustria capacita y mejora la vida de población en Paraguay

Dos choferes descansan mientras esperan a descargar sus camiones en el Complejo Agroindustrial Angostura (Caiasa), procesador de soja en Paraguay. Unos 2.000 camiones transportan la leguminosa hasta la planta, que en la época de zafra recibe en promedio 500 vehículos de gran tonelaje, cuya descarga no demora más de un día en las fechas más intensas. Crédito: Mario Osava/IPS

Además de CAIASA, producto de la asociación de dos gigantes de la agroindustria mundial, la corporación estadounidense Bunge y el grupo francés Louis Dreyfus, otra compañía transnacional, la estadounidense ADM, también instaló su planta agroindustrial en el municipio, atractivo por ubicarse en un punto del río Paraguay con profundidad para acoger las grandes barcazas, con capacidad superior a 2.000 toneladas.

El resultado es “un índice mínimo de desocupación y de violencia”, aseguró el intendente. Además de empleos directos, las industrias generaron mercado para variados servicios y alimentos de producción local.

La urbe, fundada en 1714 en torno a un puerto fluvial, para el embarque principalmente de naranjas, es hoy el centro de una economía diversificada, con ganadería, pequeños agricultores y la reciente vocación de hacerse “capital industrial del Paraguay”, con la consecuente proliferación de puertos, celebró Gómez.

Está en formación, asimismo, una mano de obra local calificada, en los niveles de obreros, técnicos y gerentes para las industrias.

Megumi Kosaka, ingeniera química de 28 años, se está capacitando hace 15 meses para estar en  condiciones de asumir la conducción de cualquier sector de CAIASA, desde la recepción de la soja, su análisis de calidad, la caldera y el tratamiento del agua al procesamiento que produce harina, aceite y pellets (aglomerado) de cáscara.

Todo eso “en teoría y en la práctica”, sustituyendo a veces al jefe de un sector durante días o semanas por su ausencia. “Para mi es espectacular, veo todas las operaciones, aprendo todo, tengo la oportunidad de trabajar con variados profesionales”, reconoció a IPS.

Su preferencia, sin embargo, es el área de producción. “Las maquinas varían mucho en operación, son seres vivos, que con pequeñas acciones nuestras producen algo distinto, en términos de calidad del subproducto”, explicó.

“Si secamos demasiado, la soja se rompe, no genera todo el aceite posible, hay que conocer la medida exacta de la humedad, es interesante ver los cambios, qué rinde más”, detalló.

Agroindustria capacita y mejora la vida de población en Paraguay

El intendente (alcalde) de Villeta, Teodosio Gómez, en su oficina. Está convencido de que su municipio será la capital industrial de Paraguay, gracias a emplazarse al margen del navegable río Paraguay y a contar con un floreciente parque industrial, a solo 45 kilómetros de Asunción. Crédito: Mario Osava/IPS

Hija de inmigrantes japoneses, Kosaka ya trabajó antes en una pequeña planta aceitera. “En una grande como CAIASA me pagan un sueldo mejor para aprender más, después devolveré lo aprendido”, subrayó.

Su sueño, a largo plazo, es “llevar una fábrica a la Colonia Iguazú, donde viven sus padres y 200 familias japonesas”, en el sureste de Paraguay, cerca de la frontera con Brasil. Allí cultivan soja pero sin procesarla, como 90 por ciento de los productores paraguayos de la oleaginosa.

Una molienda generaría empleos calificados y la posibilidad de permanencia de los jóvenes que estudian. Hoy, sin trabajo adecuado, “ellos se van”, lamentó la ingeniera.

“El tema de los recursos humanos es vital en Paraguay y CAIASA adoptó la buena decisión de capacitar a su gente, un proceso lento”, sostuvo Julio Fleck, jefe de Producción de CAIASA, que se encargó de seleccionar y entrenar los obreros y técnicos en una plantilla de 200 personas.

Se reunieron operarios de otras ramas, gente del comercio y algunos mecánicos o electricistas locales. “Los enviamos a Argentina para la capacitación”, recordó Fleck, que acompañó la construcción de todo el complejo desde 2012.

“Vengo de una escuela distinta”, dijo a IPS, en referencia al trabajo anterior en la Cooperativa Colonias Unidas, en el sur de Paraguay, dedicada a la agricultura diversificada y con una pequeña fábrica aceitera de variadas materias primas.

En CAIASA consiguió el “foco” que buscaba, “la industria grande donde profundizar el conocimiento”, alcanzando el máximo de productividad. “Lo bueno en CAIASA es la oportunidad de mejoras en una industria moderna, nueva, con mucha automatización. Pero exige definir prioridades entre los muchos frentes a atender”, advirtió.

Agroindustria capacita y mejora la vida de población en Paraguay

Una barcaza navega por el río Paraguay, uno de los más importantes de América del Sur, frente a la ciudad de Villeta, en cuyos alrededores hay varios puertos, públicos y privados, y un parque industrial que se ha convertido en el epicentro de la agroindustria de Paraguay, enfocada en procesar la soja, del que este pequeño país es uno de sus mayores exportadores. Crédito: Mario Osava/IPS

Una prioridad fue el combustible de la caldera. El hecho de que los pellets de cáscara, un subproducto de la soja, carecieran de demanda suficiente en Paraguay y tuvieran deficiencias de calidad para su exportación, ayudó a elegirlo como combustible, ya que se descartaba el uso de fuentes fósiles.

Pero el exceso de ceniza generada en su quema afectaba la productividad de la caldera, al encarecer el mantenimiento, por eso también se siguieron usando las astillas de madera, una opción inicial y sustentable, ya que los proveedores tienen la certificación de que no practican la deforestación.

El desafío es como mejorar la productividad de la caldera con esos dos insumos, admitió Fleck, un ingeniero químico de 44 años obsesionado por la competitividad. La logística, por ejemplo, afecta la soja paraguaya y sus derivados en la competencia con la vecina Argentina, más cercana a los mercados importadores.

Cercado por dos gigantes en la producción de soja, Argentina y Brasil, la expansión de CAIASA depende de lo que hagan esos competidores, reflexionó.

Los camioneros, que constituyen los trabajadores más numerosos entre los vinculados a CAIASA, reconocen que esa agroindustria les propició una mejor remuneración, aunque eso no sucede ahora, cuando los precios de la soja cayeron mucho en el mercado internacional.

“Antes yo ganaba entre ocho y nueve millones de guaraníes (de 1.400 a 1.580 dólares) al mes, ahora solo 3.500 (615 dólares)”, se quejó Mario Ortellano, en el estacionamiento de CAIASA, mientras esperaba a descargar la soja transportada.

Pero su alternativa, a los 41 años y 13 de camionero, es volver a su tierra, Villa Rica, a 160 kilómetros de Asunción, y al trabajo de operador de máquinas y montacargas, ganando solo el salario mínimo, equivalente a 315 dólares.

Editado por Estrella Gutiérrez

Directrices sobre la tierra dan primeros pasos en América Latina

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Una reunión para discutir la restitución de tierras en Colombia, a los campesinos víctimas de su despojo durante el largo conflicto armado, una realidad a la que las Directrices voluntarias sobre la gobernanza de la tenencia de la tierra pueden contribuir a solucionar. Crédito: Helda Martínez/IPS

Una reunión para discutir la restitución de tierras en Colombia, a los campesinos víctimas de su despojo durante el largo conflicto armado, una realidad a la que las Directrices voluntarias sobre la gobernanza de la tenencia de la tierra pueden contribuir a solucionar. Crédito: Helda Martínez/IPS

Por Marianela Jarroud
SANTIAGO, Apr 4 2016 (IPS)

Para afrontar la creciente concentración de la propiedad de la tierra, la comunidad internacional impulsó las Directrices voluntarias sobre su tenencia, que ya han comenzado su andadura en América Latina, una región líder en el combate contra el hambre y que transita hacia la plena seguridad alimentaria.

Las Directrices son “un documento absolutamente político, que ayuda a emparejar la cancha”, impulsando el diálogo y la negociación, explicó  Sergio Gómez, consultor de la oficina regional de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en la capital chilena.

La dinámica que tenía el mercado de tierras, y los procesos de concentración y extranjerización, “llevaban a una cuestión incontrolable y la FAO lo abordó porque, si esto no se encauza dentro de límites que sean razonables, la seguridad alimentaria está puesta en jaque”, precisó en especialista en diálogo con IPS.“La realidad de la tenencia hoy en día no tiene precedentes en la historia, porque se da en una coyuntura muy especial, donde se junta una crisis alimentaria que presiona brutalmente sobre los recursos; una crisis energética y una financiera”: Sergio Gómez.

Las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, por lo tanto, “no se entenderían sin los niveles de acaparamiento que existen”, aseveró.

Según un estudio de la FAO, realizado en 17 países de la región, los niveles de acaparamiento de la tierra y de los recursos han aumentado en forma notable respecto al siglo pasado.

Argentina y Brasil sufren la dimensión más alta de concentración y extranjerización en la región, seguidos por México, Chile, Colombia, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay.

Bolivia, Ecuador, Paraguay y Perú, presentan niveles medios altos, mientras que los países de América Central y del Caribe anglófono, poseen niveles bajos.

“La realidad de la tenencia hoy en día no tiene precedentes en la historia, porque se da en una coyuntura muy especial, donde se junta una crisis alimentaria que presiona brutalmente sobre los recursos; una crisis energética y una financiera”, detalló Gómez.

“Todo eso lleva a que se genere una presión sin precedentes sobre el tema de la tierra”, afirmó.

En este nuevo contexto, las Directrices, aprobadas en 2012 por el intergubernamental Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, tienen como propósito servir como referencia y proporcionar orientación para mejorar la gobernanza de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques.

“Las Directrices son un instrumento de negociación donde no hay recetas, sino que, frente a una cantidad enorme de situaciones, los grupos afectados se deben sentar y dialogar para buscar acuerdos”, explicó Gómez.

El documento establece reglas que los actores deben aceptar antes de iniciar el diálogo, “que son obligatorias y que deberían orientar este tipo de discusión”.

Se trata de 10 principios de aplicación, que van desde el respeto por la dignidad humana y a las leyes vigentes, hasta la igualdad de género y la transparencia, entre otros.

En América Latina y el Caribe, todos los países suscribieron el acuerdo, y aunque este no es vinculante, “se entiende que hay una disposición” a su acatamiento, dijo el experto.

Tres modelos de abordaje

Pero el rodaje en la región está aún incipiente y a la fecha se han materializado experiencias concretas en tres países: Guatemala, Colombia y Chile, que a la vez representan diferentes formas de abordaje.

La experiencia en Guatemala surgió a partir de un pedido del gobierno, que en 2013 solicitó a la FAO el acompañamiento y la asistencia técnica para el fortalecimiento de la institucionalidad agraria.

Allí se realizó “lo más significativo que hemos hecho en la región”, señaló Gómez.

En ese país centroamericano de 15,8 millones de habitantes, de los cuales  53,71 por ciento se ubica bajo la línea de la pobreza y 42 por ciento pertenece a los pueblos indígenas, el tema de la tierra es conflictivo y desigual.

La pobreza  se concentra en 75 por ciento en el área rural y seis de cada 10 personas en esa condición viven en indigencia. Además,  de los pequeños productores,  92 por ciento ocupan  22 por ciento de la tierra, mientras que dos por ciento de los productores comerciales, acaparan  57 por ciento.

Directrices sobre la tierra dan primeros pasos en América Latina

Los mapuches Luis Aillapán y su esposa Catalina Marileo fueron condenados por una ley antiterrorista por reclamar la construcción de un camino en medio de sus tierras, lo que irrespetaba sus derechos de tenencia. Crédito: Marianela Jarroud/IPS

 

Los avances fueron concretos y permitieron que  80 por ciento de los elementos abordados en los diálogos, se incorporaran en el plan nacional de Política Agraria, establecido en 2014.

Sin embargo, la crisis política de 2015, provocó un estancamiento del proceso, que la FAO espera reflotar.

En Colombia, en tanto, el foco principal del conflicto armado que vive el país lo constituye la cuestión de la tierra y, por tanto, su solución es fundamental para garantizar la paz, la reparación a las víctimas, y para dar cumplimiento a los acuerdos alcanzados en la materia el 15 de diciembre en La Habana.

Se calcula que 6,6 millones de hectáreas fueron despojadas por la violencia en las últimas dos décadas, equivalente a 15 por ciento de la superficie agropecuaria del país, con 48 millones de personas. Actualmente, 77 por ciento de la tierra está en manos de 13 por ciento de propietarios, pero  3,6 por ciento de estos posee  30 por ciento de la tierra.

“En Colombia, el tema de la tierra es un tema caliente y es clave en el acuerdo de paz”,  que negocia el gobierno y la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en la capital cubana, afirmó Gómez.

Agregó que las autoridades “han sacado algunas leyes para restituir (tierras) a la gente que fue sacada forzadamente, que son decenas de miles, pero ahora estamos entrando a otra etapa, a partir de un proyecto de cooperación con la Unión Europea, como parte del proceso de paz”.

En el camino hacia la implementación de las Directrices, las acciones adelantadas por la FAO consideraron talleres regionales y la interlocución con los actores locales.

Para la dirigente campesina Nury Martínez, de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro), cuyo movimiento acompañó con aportes el proceso hacia las Directrices, iniciado en 2002, algunos puntos incluidos en las Directrices “son muy importantes para nosotros como campesinos y campesinas”, y por eso se las valora como una “herramienta de lucha”.

Pero, para manejar una herramienta, hay que conocerla. Por eso la continental Alianza por la Soberanía Alimentaria hizo el Manual popular sobre las Directrices, que propicia “entenderlas mejor y  que los campesinos, campesinas e indígenas se apropien de ellas”, dijo a IPS desde Bogotá la también lideresa regional de la internacional Vía Campesina.

En Chile, en tanto, la FAO trabajó en la sureña región de La Araucanía, donde se concentra el llamado “conflicto mapuche”.

En este país de 17,2 millones de habitantes, las empresas forestales poseen 2,8 millones de hectáreas de tierras y dos empresas concentran 1,8 millones de hectáreas.

José Aylwin, codirector del no gubernamental Observatorio Ciudadano,  afirmó a IPS que en Chile “no hay otro caso, salvo los proyectos de conservación privada, de tanta concentración de la tierra en pocas manos”.

Agregó que el contexto del conflicto en esta zona, “es el de un pueblo que vivía y tenía la propiedad de estas tierras y de los recursos naturales, y un Estado y privados que se establecieron con posterioridad y que despojaron a los mapuches de parte importante de su territorio”.

Pese a la polarización de los grupos en la zona, la FAO logró reunir, en mayo de 2015, a 67 personas, incluidos dirigentes mapuches y empresariales.

Aylwin explicó que allí se evidenció “la actualidad que adquieren las Directrices” ante los conflictos generados por la concentración de la propiedad por empresas forestales.

“La situación de conflictividad en La Araucanía no le sirve a nadie, por lo que se hace más necesario revertir esta situación y las Directrices establecen orientaciones que son fundamentales”, aseguró.

Pese a las dificultades, Gómez vaticina muchos más casos de aplicación de las Directrices en la región. “Creo que van a tener una vigencia a largo plazo”, aseguró.

“Por eso, si bien uno se angustia porque no se avanza más rápido, tendremos Directrices para varias décadas”, concluyó.

Con aportes de Constanza Viera, desde Bogotá

Editado por Estrella Gutiérrez


Europa debe centrarse en la mejora de la nutricion

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Jose Graziano da Silva. Crédito: FAO

Jose Graziano da Silva. Crédito: FAO

Por José Graziano da Silva
ROMA, May 5 2016 (IPS)

Tras haber alcanzado un notable éxito en la reducción del hambre, Europa debe ahora afrontar el reto de que los alimentos aseguren algo más que la supervivencia, y permitan una vida saludable. Como responsable de una organización mundial de lucha contra el hambre, nada me produce más satisfacción que ver cómo una amplia región del mundo garantiza la seguridad alimentaria de su población. 

Con 53 países miembros y una organización miembro, Europa y Asia Central forman la región más grande de la FAO, que se extiende por 13 husos horarios desde el Atlántico hasta el Pacífico. Nuestros datos muestran que en casi todos los países que la forman se ha logrado reducir la inseguridad alimentaria a menos de cinco por ciento de la población. Y la cifra absoluta de víctimas del hambre ha disminuido al menos 40 por ciento desde 1990.

Desafortunadamente, el desafío no termina aquí.

La malnutrición —a diferencia de la subalimentación (insuficiencia calórica)— es un problema que afecta a toda la región. Tiene muchas formas: deficiencias de micronutrientes, retraso del crecimiento, emaciación, sobrepeso y obesidad.

De hecho, la mayoría de los países de la región tienen tasas alarmantes de obesidad: más de 20 por ciento en los adultos. La malnutrición tiene costes sanitarios, sociales y económicos que ninguna sociedad puede permitirse el lujo de soportar.

¿Por qué está ocurriendo esto? Porque en el momento en que los países superan el problema secular del hambre, las dietas y estilos de vida de la gente experimentan la influencia negativa de la globalización, la transición de la nutrición, y otros cambios.

Las transformaciones económicas y sociales —incluyendo mayores ingresos en muchos países pobres y de ingresos medios y la fácil disponibilidad de alimentos procesados a precios relativamente baratos— están dando lugar a cambios en los patrones de alimentación que hacen aumentar las tasas de obesidad. Otros cambios en el estilo de vida —como la menor actividad física— han hecho que la situación empeore.

Garantizar el acceso a alimentos adecuados, nutritivos e inocuos para una población en aumento es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. El problema se ve agravado al intensificarse la competencia por los escasos recursos naturales y al dejarse sentir los efectos adversos a largo plazo del cambio climático.

Para Europa y Asia Central, el reto actual es atravesar esta etapa provisional poco saludable lo más rápidamente posible, hacia dietas y hábitos alimenticios que sean variados, nutritivos, inocuos y sostenibles.

Dimos un paso importante en la dirección correcta con la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición en noviembre de 2014, cuando los países adoptaron la Declaración de Roma sobre la Nutrición y un marco de acción para poner fin a todas las formas de malnutrición.

Los firmantes se comprometieron a mejorar los sistemas alimentarios sostenibles mediante el desarrollo de políticas coherentes, desde la producción hasta el consumo, y en todos los sectores pertinentes para proporcionar acceso todo el año a alimentos que satisfagan las necesidades nutricionales y promover dietas saludables, inocuas y diversificadas.

Para tener éxito, los países tendrán que poner en marcha políticas adecuadas para reformar el sistema alimentario, reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos, que sea más fácil para los consumidores elegir alimentos saludables, empoderar a las personas con educación nutricional, ofrecer un etiquetado preciso de los alimentos, promover cultivos como las legumbres, desarrollar la agricultura local en pequeña escala y vincular a los agricultores con los mercados.

Esta primera semana de mayo, los países de Europa y Asia Central abordarán el tema de las dietas poco saludables y otras cuestiones relacionadas con la agricultura y la alimentación cuando se reúnen en Antalya, Turquía, con motivo de la 30 Conferencia Regional de la FAO para Europa.

Ministros y otros delegados y representantes de la sociedad civil y el sector privado discutirán los problemas y las soluciones y establecerán las prioridades para el trabajo de la FAO en la región en los próximos dos años.

Las sociedades de Europa y Asia Central tienen hoy la oportunidad de elegir un futuro saludable, y la FAO está dispuesta a ayudarles en esa elección.

Agricultores centroamericanos ahorran juntos para enfrentar desastres

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Por Benjamín Labatut
SANTIAGO, Sep 5 2016 (IPS)

Agricultores centroamericanos han creado una nueva forma de enfrentar desastres –como la sequía que afecta al corredor seco mesoamericano– mediante un innovador mecanismo de protección y trasferencia del riesgo que actúa como un seguro agrícola para quienes no pueden acceder a los sistemas financieros tradicionales.

Se trata de los fondos mutuos de contingencia, apoyados por la FAO en Honduras y Guatemala, los cuales son creados y gestionados por asociaciones de productores para sostener a sus miembros en casos de emergencia.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), estos fondos permiten financiar actividades para aliviar los problemas de las familias más vulnerables afectadas por una calamidad inesperada, como sequías, huracanes, inundaciones y terremotos.

Agricultores centroamericanos ahorran juntos para enfrentar desastres

Los fondos mutuos de contingencia fomentan buenas prácticas agrícolas, actividades que generan ingresos, sistemas de alerta temprana de desastres y planes comunitarios de gestión de riesgo. Crédito: FAO

“Están dirigidos a los hogares que no tienen acceso a sistemas formales de financiamiento, ni seguros que les permitan proteger sus medios de vida”, explicó Anna Ricoy, oficial de Gestión de Riesgo de la FAO, en su oficina regional para América Latina y el Caribe, en Santiago de Chile.

Además, pueden financiar una diversidad de actividades, como la compra de insumos para una nueva temporada agrícola cuando se perdió la cosecha, apoyar la seguridad alimentaria de los hogares durante una emergencia, o para llevar a cabo actividades productivas y de comercio cuando la comunidad pierde fuentes de ingreso.

Los fondos mutuos de contingencia otorgan mayor sostenibilidad a los medios de vida de los agricultores familiares, fortaleciendo sus organizaciones. Al tener un carácter solidario, por lo general tienen una tasa de interés menor que la de los créditos regulares.

Más que un mecanismo de ahorro

Los fondos no solo constituyen una red de seguridad ante catástrofes, sino que fomentan las buenas prácticas agrícolas, actividades que generan ingresos, sistemas de alerta temprana de desastres y planes comunitarios de gestión de riesgo, que se consideran como precondiciones para poder acceder a estos fondos.

“De esta manera, las comunidades no solo ahorran y se brindan apoyo solidariamente sino que al mismo tiempo también aumentan la resiliencia de sus medios de vida ante amenazas y desastres”, dijo Ricoy.

Los fondos también tienen efectos positivos en términos de género: según la FAO, tanto en Honduras como en Guatemala, la participación de las mujeres es mayoritaria juegan un rol fundamental en la sostenibilidad de estos fondos, al velar por el cumplimiento de los pagos para el ahorro.

¿Cómo se construyen los fondos mutuos de contingencia?

En Guatemala y Honduras los miembros de las asociaciones y las cajas rurales de ahorro reunieron dinero y capital semilla para crear 40 por ciento del fondo. Otro 40 por ciento fue una contribución directa de la FAO. El restante 20 por ciento se capitaliza constantemente a través de actividades como la producción de tejidos artesanales y tiendas comunitarias para la venta de víveres, entre otros.

Entre el 2014 y 2015, los fondos comunitarios establecidos con el proyecto FAO en Guatemala y Honduras prestaron 170.000 dólares a sus miembros para actividades generadoras de ingresos e invirtieron 23.000 dólares en proyectos comunitarios.

Además, se reinvirtieron 85.000 dólares para garantizar el funcionamiento y sostenibilidad de los fondos y se prestaron 19.000 dólares para actividades de rehabilitación post emergencia.

Múltiples efectos positivos

Una condición para que los miembros de una asociación tengan acceso a los fondos mutuos de contingencia es la adopción de un número preestablecido de buenas prácticas agrícolas para la gestión del riesgo.

Estas incluyen, por ejemplo, la no quema, el manejo de rastrojos, la creación de cercas vivas (árboles que delimitan los terrenos) sistemas agroforestales, bancos comunitarios de semillas nativas, huertos hortícolas y métodos de purificación de agua.

Las asociaciones también deben desarrollar actividades generadoras de ingresos: cada asociación elabora un plan de negocio para el desarrollo de una actividad comunitaria paralela que genere ingresos, recapitalice y de sostenibilidad al fondo.

Sistemas de alerta temprana: los fondos mutuos de contingencia se activan cuando la comunidad declara una situación de emergencia, que identifica mediante un sistema de alerta temprana.

“Este sistema es una herramienta alimentada por comisiones comunitarias que evalúan la disponibilidad de alimentos, su acceso, el consumo y utilización biológica de ellos y la gestión del riesgo”, explicó Ricoy.

Las comunidades también deben desarrollar planes de gestión de riesgo para identificar las amenazas y vulnerabilidades que enfrentan las comunidades y trabajar para removerlas.

La sostenibilidad de estos fondos depende también de una buena gestión y administración. Para ello, cada asociación fortalece sus estatutos, reglamentos y organización interna. Además, sus miembros son capacitados en administración de préstamos y en gestión transparente de fondos comunitarios.

Enfrentando el cambio climático y las amenazas climáticas

Según la FAO, Centroamérica es una de las regiones del mundo más expuestas y vulnerable a las amenazas climáticas y al cambio climático. Esto es particularmente cierto para el corredor seco, que incluye áreas de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, Costa Rica y Panamá, y es regularmente afectado por sequías y un patrón cada vez más irregular de lluvias.

“Por cada cinco ciclos de cosecha, tres sufren pérdidas significativas. Rara vez lo que se cosecha es suficiente para satisfacer las necesidades alimenticias de las familias”, explicó Ricoy.

En promedio,  62 por ciento de la población del corredor seco vive de la producción de granos básicos, por lo que la FAO está apoyando a los países a mejorar la resiliencia de estas comunidades a través del Programa para fortalecer la resiliencia al riesgo de desastre en el corredor seco.

El programa trabaja para fortalecer las instituciones y políticas de gestión del riesgo, desarrollando sistemas de monitoreo para emisión de alertas tempranas, mejorando la preparación y coordinación para la respuesta a emergencia y la adopción de medidas de prevención y mitigación del riesgo para reducir la vulnerabilidad de las comunidades.

Este artículo fue publicado originalmente por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe,con sede en Santiago de Chile. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con esta oficina regional de la FAO.

Revisado por Estrella Gutiérrez

Alza del precio del café reanima las montañas del oriente cubano

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El caficultor Roberto Martínez en el vivero donde cultiva las nuevas plantas para trasplantar después al área de cafetales de su finca, en un área rural en las inmediaciones de Palenque, capital del municipio de Yateras, en el oriente de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

El caficultor Roberto Martínez en el vivero donde cultiva las nuevas plantas para trasplantar después al área de cafetales de su finca, en un área rural en las inmediaciones de Palenque, capital del municipio de Yateras, en el oriente de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Por Ivet González
YATERAS, Cuba, Apr 6 2017 (IPS)

En los terrenos abandonados por un caficultor que migró a la ciudad, el usufructuario Roberto Martínez mantiene desbrozados los cafetos, que intercala con banano dulce, otras frutas y diversos tubérculos en Yateras,  un municipio montañoso del oriente cubano. 

La parcela de 4,67 hectáreas se llama La Esperanza, como la que perdió su anterior usufructuario cuando los pagos estatales por el grano ni alcanzaban para reponer los gastos de cada zafra. En un contexto más favorable, Martínez apostó su suerte a esta finca, cuando en 2008 la reforma de Raúl Castro ofreció tierras ociosas en usufructo.

“Entonces pedí estas tierras abandonadas y me las dieron”, contó a IPS el caficultor que mantiene la explotación junto a su hijo en la periferia de Palenque, capital de Yateras y con 19.779 habitantes. “Desde el mismo 2009 obtuve ganancias y hasta el momento he tenido buenos resultados”, aseguró a IPS.

A la sombra de un techo de guano (hoja de palma seca), Martínez cuida cientos de posturas que asegurarán la próxima siembra del producto insigne de Cuba junto con el ron y el tabaco. En las montañas del oriente cubano se obtiene el mejor grano, que con tueste oscuro y pasado por agua, ofrece la típica bebida fuerte y aromática.

Guantánamo, la provincia a la que pertenece Yateras, es el territorio más cafetalero del país.

Acceso a tierras ociosas, ventas de insumos y otros incentivos dentro de las transformaciones agropecuarias beneficiaron a los caficultores. Pero la mejoría económica subió a estas lomas en 2015, cuando las autoridades elevaron los precios estatales de compra de leche fresca, café, frijoles y miel.

Con variaciones por productos, los agricultores de este país insular caribeño deben vender la mayor parte de sus producciones a empresas estatales de acopio y comercialización.

Alza del precio del café reanima las montañas del oriente cubano

Granos de café, secados al sol en un centrode acopio del municipio de Yateras, en la oriental provincia Guantánamo, la mayor productora del grano en Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Algunos excedentes pueden ser comerciados en los mercados agropecuarios regidos por la oferta y demanda o a otros compradores como los restaurantes privados.

Cuba, con un gobierno socialista desde 1959 y una economía controlada por el Estado, aunque actualmente hay una creciente participación del sector privado y las cooperativas.

Caficultores consultados por IPS señalaron que esta medida contribuye a reanimar las despobladas comunidades de montaña, donde el café es una de las pocas fuentes de sustento familiar y empleo temporero a mujeres. También se produce miel, que ahora compra Estados Unidos.

En Cuba, el café se cultiva mayormente en pequeñas plantaciones familiares, sobre todo en las zonas montañosas que representan 21 por ciento de territorio, siguiendo la tendencia mundial, donde 70 por ciento de la producción, en aumento, proviene de parcelas con una extensión menor a 10 y hasta cinco hectáreas.

“Al comenzar aquí ganaba por zafra de 35.000 a 40.000 pesos cubanos (1.400-1.600 dólares)”, recordó Martínez, en referencia al ciclo cafetalero local, de  septiembre a enero. “Después de la subida de los precios, liquidé (obtuve) en 2016 cerca de 95.000 pesos cubanos (3.800 dólares)”, ejemplificó.

Los ingresos de este productor muestran los efectos del alza, que casi triplicó los precios de todas las variedades de café, cuyo valor depende de sus calidades.

Ahora las empresas estatales pagan el máximo del equivalente a 7,5 dólares por lata (unidad cafetera local equivalente a 12,7 kilogramos) de la variedad Cubita con hasta 10 por ciento de imperfecciones, que incluyen broca (insectos), basura, granos verdes y fermentados. La calidad más baja se cotiza a 5,5 dólares.

Para el tipo robusta local los precios van de 4,5 a  3,5 dólares.

Alza del precio del café reanima las montañas del oriente cubano

Cecilia Domínguez, recolectora temporera de los granos de café, una labor que en Cuba realizan mayoritariamente las mujeres, junto a unos cafetos de una finca cafetalera, en las inmediaciones de Palenque, en el municipio de Yateras, en el oriente de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Resulta más o menos, porque tenemos que seguir usando el crédito del banco en cada campaña”, detalló Martínez.

“Uno sobrevive pero no muy holgado, y en mi caso, la ganancia tengo que dividirla entre dos familias”, continuó el productor que señala a la prolongada sequía iniciada en 2014 como el obstáculo para obtener las 1.000 latas previstas.

Al comenzar la cosecha, Martínez sube la cuesta por el camino empedrado y polvoriento que lleva a la casa de Cecilia Domínguez, para contratarla como temporera, siguiendo la práctica general en las zonas cafetaleras de contratar a miles de mujeres durante la recolecta del  grano.

A la entrada de su humilde vivienda, esta mujer nacida y criada en Yateras aseguró a IPS que recoge entre dos y tres latas de café en media jornada de trabajo porque en la tarde debe “atender la casa”. Sin apenas levantar la mirada del suelo, precisó que las recolectoras reciben 0,80 dólares por lata.

Domínguez consideró que “ahora tienen muchos requisitos y hay más problemas vinculados a la producción”. “Debemos recoger un grano madurito, sin broca. Hoy no se dan las plantas tan buenas como antes, cuando casi no había broca”, describió sobre esta labor mayoritariamente en las manos pequeñas y diestras de las mujeres.

“Hay fuerzas nuevas que se han reincorporado, incluyendo mujeres que han cogido fincas”, señaló el veterano caficultor Norges González, que cubre con cafetos la mayor parte de sus seis hectáreas, excepto una pequeña porción destinada a una huerta para autoconsumo.

Alza del precio del café reanima las montañas del oriente cubano

La elevación de los precios internos del café decidida por el gobierno de Cuba revive  la economía de las laderas montañosas en el municipio de Yateras, en la oriental provincia de Guantánamo. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Nuevamente se está poblando la montaña”, dijo a IPS este arrendatario de la finca La Sonrisa.

González es muy valorado en el municipio por los altos rendimientos de su finca, haber creado un injerto de cafeto más resistente a las plagas y obtener un grano ecológico. Trabaja su finca desde 1998 junto a su esposa e hijo.

“Antes había mucha desmotivación, al punto que el café iba en detrimento. Con el aumento de los precios y el inicio del programa de reordenamiento cafetalero en 2009 ha habido más incentivo”, destacó. 

González se refiere a un programa para este rubro que incluye inversiones, crecimiento de las plantaciones hasta en zonas llanas y aplicar adelantos científico-técnicos, para alcanzar en 2020 una producción nacional de 20.000 toneladas, que está muy por debajo del récord histórico de 60.000 toneladas en 1961.

En este país de 11,2 millones de habitantes y una economía deprimida, actualmente se importan 8.000 toneladas de café al año. En 2014, últimas cifras disponibles, Cuba exportó café por valor de 5,36 millones de dólares e importó por 29,91 millones de dólares, en una alto desbalance que se mantiene y que se quiere equilibrar.

La cosecha cafetalera 2015-2016 recolectó 5.687 toneladas del grano, con el bajísimo rendimiento promedio de 0,14 toneladas por hectárea. Aún el ramo no ha publicado cifras de la campaña 2016-2017, que fue afectada en octubre por el paso del huracán Matthew por el oriente cubano.

Por esa causa, solo en Yateras se perdieron 31.000 latas de café. De las 150.000 latas planificadas, se entregaron 100.000, reveló a IPS su alcalde, Ismael Ruiz, sobre el comportamiento del que es el principal rubro económico del municipio, sustentado por dos empresas estatales y 35 de las 42 cooperativas agropecuarias existentes.

Noris Rodríguez, el director técnico productivo de la estatal Empresa Agroforestal, remarcó otras limitantes como precarias infraestructuras de transporte y falta de tecnología para el secado del grano.

“Somos un municipio muy húmedo y durante el período frío debemos trasladar el café a San Antonio del Sur para secarlo al sol, lo cual encarece los costos de producción”, explicó a IPS. “Se aspira a recuperar varias ‘guardiolas (tanque de secado artificial)’ en los centros de beneficio del municipio”, apuntó.

Editado por Estrella Gutiérrez

Colibríes, moscas, abejorros, mariposas y murciélagos: aliados de la agricultura

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El colibrí, uno de los agentes de la zoopolinización en los países latinoamericanos. Crédito: FAO

El colibrí, uno de los agentes de la zoopolinización en los países latinoamericanos. Crédito: Benjamín Labatut/FAO

Por Corresponsal Fao
SANTIAGO, Dec 7 2017 (IPS)

Los servicios ecosistémicos de polinización que brindan una amplia gama de especies animales contribuyen significativamente al desarrollo de la agricultura y de los medios de vida de millones de personas de América Latina y el Caribe, señala una nueva publicación de la FAO.

El libro de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) analiza a fondo el servicio ecosistémico de la polinización en Chile, Paraguay y Perú.

Según la publicación, en muchos lugares del mundo se observa una disminución de polinizadores debido a la transformación de sus hábitats naturales, el uso de plaguicidas, la propagación de patógenos, la invasión de especies exóticas y el impacto del cambio climático.“Conocer el estado del arte de la polinización es un factor clave para preservar el delicado tejido que une a los polinizadores naturales con los sistemas agrícolas y con miles de pequeños agricultores que se benefician de ellos”: Hivy Ortiz.

En ausencia de zoopolinización (aquella que realizan insectos, aves y otros animales) podrían aumentar los precios de los alimentos para los consumidores y disminuir las ganancias para los productores.

Según datos de 2012 de la Plataforma Intergubernamental científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios Ecosistémicos (IPBES, en inglés), el porcentaje de pérdidas de volumen de producción agrícola en ausencia de zoopolinización superaría el 15 por ciento en Chile, el 10 por ciento en Argentina y Paraguay y el 3 por ciento en Perú y Brasil.

“Conocer el estado del arte de la polinización es un factor clave para preservar el delicado tejido que une a los polinizadores naturales con los sistemas agrícolas y con miles de pequeños agricultores que se benefician de ellos”, explicó Hivy Ortiz, oficial forestal de la FAO.

El libro analiza la biodiversidad de polinizadores en los tres países, identifica los sistemas de producción agrícola impactados por la zoopolinización y detalla los factores tras la alteración del servicio de polinización y las maneras de mitigarlo, además de los instrumentos políticos, normativos y administrativos que contribuyen a la conservación y el uso sostenible de polinizadores. 

Abejas en arriendo versus polinizadores silvestres

El informe destaca la importancia del aporte de los zoopolinizadores silvestres, el cual muchas veces no se considera, asumiendo que es invisible o inagotable. Según el libro de la FAO, la gran mayoría de las especies polinizadoras son silvestres e incluyen más de 20.000 especies de abejas, moscas, mariposas, escarabajos, aves, mamíferos y hasta reptiles.

Sin embargo, contribución a la producción agrícola está infravalorada y descuidada por la comunidad científica y por los cultivadores: Hoy se ha vuelto una práctica cada vez más común el arriendo de colonias de abejas Apis mellifera, contratadas para polinizar ciertos cultivos.

Sin embargo, estas “abejas en arriendo” no pueden compensar totalmente la pérdida de los polinizadores silvestres, pueden ser menos eficaces en algunos cultivos o no existir en número suficiente para satisfacer la demanda.

“Una comunidad diversa de polinizadores generalmente proporciona un servicio más eficaz y estable que una sola especie. Por eso es tan importante preservarlos”, explicó Ortiz.

Los zoopolinizadores silvestres tienen rangos más amplios de actividad, pueden polinizar en diferentes momentos del día, y son más eficientes en la transferencia de polen en algunos cultivos y cargarlo a distancias más largas. 

Chile: abejorros, mariposas y picaflores en peligro

Chile tiene referenciados y registrados de manera directa 203 especies de insectos visitantes y o polinizadores, incluyendo moscas, abejas, avispas, escarabajos, mariposas y aves como el picaflor.

De los grupos de animales polinizadores amenazados, en Chile se reportan nueve especies de mariposas, dos especies de picaflor y el abejorro nativo. 

Los zoopolinizadores tienen impacto (en la producción de alrededor de 75 por ciento de los cultivos frutales de Chile, y son esenciales incluye en productos como el arándano, la chirimoya, el kiwi y el mango.

En Perú la zoopolinización es una práctica extendida

En Perú existe referencia de al menos 470 especies de animales polinizadores, incluyendo 389 insectos, 135 especies de colibríes y 26 especies de mamíferos polinizadores como murciélagos, primates y marsupiales.

La polinización por insectos es una práctica productiva ampliamente utilizada por los agricultores en Perú. Durante la década de 1990 se realizaba un servicio de polinización gratuito para todos los agricultores, pero a partir de 2001 se comenzó a polinizar mediante el alquiler de colmenas.

Los agricultores y apicultores han tomado conciencia sobre el beneficio económico que representa la polinización animal, y existe ya un mercado de alquiler de colmenas de abejas domésticas y de colonias de abejorros.

Paraguay

En Paraguay hay al menos 478 especies de abejas, 500 de moscas, 171 de mariposas y 227 especies de escarabajos polinizadores, además de siete especies de murciélagos y 15 picaflores.

El beneficio del servicio de la polinización es importante en los cultivos de frutilla, maracuyá, cítricos, sandía, y en la yerba mate, planta polinizada principalmente por insectos. La soya también se beneficia, ya que si bien puede fructificar sin polinizadores, con la presencia de insectos la producción de semilla puede incrementarse hasta en 10 por ciento.

Este artículo fue publicado originalmente por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con esta oficina regional de la FAO

Revisado por Estrella Gutiérrez

El artículo Colibríes, moscas, abejorros, mariposas y murciélagos: aliados de la agricultura fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

Quinua, café y abejas de América Latina hacia el mundo

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Exportar siempre fue un viejo anhelo para la Federación de Cooperativa Apícolas Limitada de Argentina. Crédito: FAO

Exportar siempre fue un viejo anhelo para la Federación de Cooperativa Apícolas Limitada de Argentina. Crédito: FAO

Por Corresponsal Fao
SANTIAGO, Dec 12 2017 (IPS)

Potenciar la internacionalización de los productos de las pequeñas y medianas empresas (pymes) agrícolas y agricultura familiar es clave para avanzar hacia el comercio inclusivo y el desarrollo rural en América Latina y el Caribe, señaló este martes 12 la FAO.

Para impulsar este tipo de comercio, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) han desarrollado un programa que le ha permitido a múltiples pymes agrícolas y organizaciones y asociaciones de la agricultura familiar internacionalizar su producción.

Desde 2016, más de cincuenta pymes y organizaciones de la agricultura familiar de 13 países de América Latina y el Caribe se han capacitado en comercio exterior.

Catorce de estas organizaciones participaron en la rueda de negocio internacional de la Expoladi 2017, en Santa Cruz, Bolivia, donde lograron concretar intenciones de negocios (acuerdos de preventa) cercanos a los dos millones de dólares.

“Fortalecer la participación en los mercados internacionales de las pymes y la agricultura familiar es fundamental para que la región construya sistemas alimentarios inclusivos que contribuyan a una nutrición adecuada”, explicó Tania Santivañez de la FAO.

El programa primero capacita, luego da asistencia técnica y apoya a sus beneficiarios través de un consultoría individual y personalizada, para que vayan desarrollando sus aptitudes comerciales.

Ecuador: hacia el cultivo orgánico de quinua 

“La capacitación nos ha permitido aumentar las oportunidades de presentar nuestros productos fuera del Ecuador, en mercados que privilegian el valor agregado”, explicó Nancy Caichug de la Cooperativa Sumaklife de Ecuador.

Integrantes de la Cooperativa Sumaklife de Ecuador, en un terreno con quinua cultivada en forma orgánica. Crédito: FAO

Integrantes de la Cooperativa Sumaklife de Ecuador, en un terreno con quinua cultivada en forma orgánica. Crédito: FAO

Sumaklife agrupa a cerca de seiscientas familias campesinas dedicadas a la producción de quinua orgánica y otros granos andinos.

Según Caichug, gracias a los mayores ingresos, los agricultores han podido desarrollar el cultivo orgánico de la quinua. “Al contar con mejores ingresos, podemos adquirir semillas y fertilizantes de calidad que ayudan a cuidar el medio ambiente con prácticas agrícolas productivas y sostenibles”, dijo.

Café en Costa Rica: valor agregado en el café

En Costa Rica, la FAO y la ALADI han apoyado la producción y comercialización de café del Centro Agrícola Cantonal de Coto Brus II.

“A través del programa de la FAO y ALADI hemos descubierto el gran potencial que tenemos en temas como calidad y trazabilidad del café que producimos. Además, hemos trabajado en temas que definen el futuro de nuestra producción, como procesos artesanales y sistemas agroforestales que permiten producir con sostenibilidad y en armonía con el medio ambiente”, explicó Armando Navarro, del centro agrícola.

Navarro destacó que la cooperativa también desarrolla -por iniciativa propia-, un programa social que ayuda a niños en riesgos mediante guarderías llamadas Casas de la Alegría, como parte de su visión organizacional.

“Todas estas iniciativas son comunicadas a nuestros clientes, ya que las vemos como un valor agregado de nuestra producción”, explicó.

Abejas en Argentina: la fuerza del trabajo asociativo

Exportar siempre fue un viejo anhelo para la Federación de Cooperativa Apícolas Limitada de Argentina.

“Pero hace mucho que habíamos dejado de insistir”, explicó Alexis Rodriguez, miembro de la federación: “Gracias a la capacitación nos hemos sentido más entusiasmados en explorar alternativas para canalizar nuestra producción y aumentar nuestros ingresos”.

La Federación – que agrupa a 20 cooperativas de pequeños productores apícolas de Argentina, incluyendo 400 familias – ha revalorizado la importancia de trabajar en conjunto.

Según Rodríguez, antes los socios desconfiaban de los beneficios de trabajar en conjunto, pero gracias al proyecto de la FAO y la ALADI, vieron que se abrió un nuevo mercado que sólo podían satisfacer en conjunto. “Si un socio se cae, se cae todo el proyecto”, explicó Alexis.

¿Cómo exportar? ALADI y FAO ofrecen una guía práctica 

Para apoyar este proceso, la FAO y ALADI han creado una guía práctica de exportación para pymes y a la agricultura familiar.

La guía entrega conceptos básicos vinculados con las operaciones de exportación de bienes, describe el proceso de internacionalización y las maneras de generar y sostener ventas internacionales.

También presenta herramientas para seleccionar mercados de exportación para un producto, mientras que el último discute el rol de las ruedas de negocios como herramientas de promoción del comercio.

Este fue publicado originalmente por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. IPS lo distribuye por un acuerdo especial de difusión con esta oficina regional de la FAO

Revisado por Estrella Gutiérrez

El artículo Quinua, café y abejas de América Latina hacia el mundo fue publicado originalmente en IPS Agencia de Noticias.

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